foto Infocampo
Por Jorge González y Carlos María Mendiberri*
La cosecha comenzó antes de lo habitual y el desarrollo de la misma se dio en condiciones climáticas ideales que permitieron un avance rápido de las máquinas. La campaña de soja 2018/2019 esta en su etapa final, muy pocos lotes denominados de segunda quedan sin levantar.
Los cultivos de soja de primera rindieron por debajo de la media para esta zona, la principal limitante estuvo dada por la falta de precipitaciones durante el período crítico del cultivo, y en segundo lugar, por las bajas temperaturas desde el período crítico hasta llenado de granos.
Cuando nos referimos a la lluvia sabemos de antemano que es la soja es exigente, que no alcanza con lo acumulado en el perfil durante el barbecho previo a la siembra. Pero la campaña tuvo el ingrediente de las amplitudes térmicas durante el desarrollo del cultivo, con temperaturas bajas en fecha no habitual y también temperaturas muy elevadas.
Como todo cultivo de verano la suerte de haber recibido una lluvia mayor o menor en el período crítico originó que los rindes fueran dispares a nivel subzonas dentro del partido, inclusive dentro de un mismo campo.
Los cultivos de soja segunda también estuvieron muy por debajo de la expectativa que tenía el productor al momento de tomar la decisión de sembrar. Los muy bajos rendimientos estuvieron dados al igual que la soja de primera, por falta de lluvias, y en estos cultivos tuvo un peso muy importante la variable temperatura, ya que fueron muy bajas en fechas clave y condicionaron el llenado del grano.
Cuando hablamos de bajas temperaturas nos referimos a inferiores de 0ºC en enero-febrero-marzo, este fenómeno fue más marcado en lotes de relieve quebrado. Es sabido que de los cultivos de gruesa, la soja es a la que más le incomoda producir con temperaturas bajas.
Un comentario frecuente que se escuchó en el campo fue que en el sector donde la soja tenía más desarrollo, más linda a la vista, terminó dando menos, datos que el productor puede obtener con precisión con el monitor de rendimiento incorporado en la cosechadora. No cabe duda que las condiciones iniciales para el desarrollo vegetativo fueron buenas, faltó agua desde el período crítico en adelante.
En lo económico, se trató de una campaña que arrojó resultados negativos en campos arrendados, y en el mejor de los casos igualó los costos. Porque las dos variables (rendimiento y precio) se alinearon negativamente, sumado a los costos incrementados principalmente por el control de malezas difíciles.
*Asesores agronómicos de la Cooperativa de Cascallares