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Sembrando futuro: este año la huerta empieza en casa

La cuarta edición de “Sembrando Futuro” arranca en modo coronavirus. El programa de huertas escolares que impulsa la Cooperativa Rural Alfa debió adaptarse a la emergencia sanitaria y, como los chicos no están yendo a clases, la ingeniera Ana Jensen -la madre del proyecto- preparó sobre son semillas de acelga para que los alumnos arranquen una plantación en sus casas. 

“Nosotros habíamos comenzado a trabajar en febrero, visitando las escuelas y viendo cuáles iban a querer participar del proyecto este año. Luego, una vez que empezaron las clases, hicimos una visita a todas las instituciones participantes y preparamos la tierra. En la tercera semana de marzo nos tocaba comenzar las siembras de las distintas especies. Pero se suspendieron las clases y todo quedó parado”, explica Ana.
También debió suspenderse el lanzamiento oficial del programa que habitualmente se hace con un encuentro entre autoridades de la cooperativa, Ana y las directoras de las escuelas participantes.

Acelga para todos 
La ingeniera cuenta que en ese único encuentro que tuvo con los chicos de las seis escuelas participantes lo que sobró fueron ganas de arrancar la siembra. “Entonces a mí me daba mucha lástima, porque ellos estaban muy ilusionados con que a la otra semana íbamos a sembrar. Y eso nunca pasó al final”, cuenta la ingeniera agrónoma y docente de la Escuela Agropecuaria.
Pero Ana siempre se las ingenia para fomentar las huertas entonces al ver que en su campo su plantación de acelga estaba florecida y había dado un montón de semillas, se le ocurrió que podía hacerlas llegar a los chicos y que ellos empezaran a sembrar en sus casas. 
“Con mis sobrinos preparamos 104 sobrecitos, que es la cantidad de chicos de sexto año que harán las huertas este año, con semillas de acelga, y se las envié a la Jefatura de Inspección. Hoy (por ayer) me avisaron que desde el Consejo Escolar ya los pasaron a buscar y serán entregados en los próximos días con los cuadernillos de continuidad pedagógica y bolsones de alimentos”, dice Ana. 
Como seguramente muchos de los chicos nunca deben haber sembrado hortalizas, la ingeniera se encargó de realizar unos tutoriales que serán subidos al Facebook del programa (Sembrando Futuro), en cada sobre con semillas se escribió el link para que cada alumno pueda entrar y ver cómo se siembra la acelga, “que es algo muy sencillo”, aclara la ingeniera. 
“Está claro que esto no reemplaza las tareas ni la huerta que vamos a hacer en cada escuela, pero es una manera de que los chicos puedan ir haciendo algo en la casa. Además de que es una actividad al aire libre y les puede servir de entretenimiento en estos días de cuarentena”, explica Ana. 
“El objetivo más optimista del proyecto es que puedan hacer una huerta en su casa o sea que ellos aprendieran todo como para que si algún día quieren o lo necesitan, puedan hacerla. Y por ahí alguno se engancha de esta forma una huerta en su casa”, agrega.
También está contemplado que los chicos utilicen el Facebook del programa para subir las fotos de sus huertas y también evacuar las dudas que les puedan ir surgiendo. 
En tanto, Ana comenta que “una vez que se normalice la situación y los chicos vuelvan a clase, ahí trabajaremos las huertas de cada escuela. Hay especies que se pueden sembrar durante todo el año, así que vamos a poder trabajar sin problemas”. 
El presidente de la cooperativa, Juan Ouwerkerk, entiende que es una muy buena propuesta para seguir adelante con el proyecto en este contexto. “Lo importante es que el programa de las huertas pueda empezar, después ya se harán nuevamente en las escuelas”, indica. “Para nuestra entidad sigue siendo muy importante poder darle continuidad al ‘Sembrando…’”, agrega. 
Cultivar valores 
“El propósito del proyecto es incentivar a que se cultiven huertas con fin educativo en las escuelas primarias públicas de Tres Arroyos. Lo que se propone es un concurso de huertas escolares, con premios que motivaran al grupo de alumnos y su docente. Usando la huerta como herramienta se pueden trabajar muchos contenidos y muchos valores”, recuerda la ingeniera sobre las bases del programa que armó en 2017.
“La idea es que de a poco, los chicos vayan incorporando las palabras y los conocimientos que puedan entender. Que en realidad son conceptos simples y son de la naturaleza, pero que son muy importantes”, agrega.
“Pero lo más básico es que ellos entiendan que todo lo que hay en la tierra está ahí por algo y que tienen una función en la naturaleza, y así se logra cambiar la forma de verlo. El año pasado, fue muy lindo que nos contaran contentos que entendieron de dónde salen los granos de las chauchas, por ejemplo, cuando todos creían que venían de las latas de arvejas”, indica. 
Por último, Ana asegura con mucha convicción: “Mediante prácticas simples, se puede enseñar no sólo un medio económico de obtener alimentos sanos, sino también es una oportunidad de mostrar y apreciar valores como la dignidad del trabajo, la responsabilidad, la valoración y el cuidado del medio ambiente, el cooperativismo, la generosidad al compartir la cosecha, entre otros aspectos”.
 

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