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Ahora, el transporte de pasajeros

No es que hayamos terminado con los negocios de antaño, simplemente vamos a hacer una pausa para dedicarnos al transporte en épocas pasadas. Más adelante volveremos con aquellos. 

Paradójicamente, en nuestra ciudad, cuando contábamos con menor población, teníamos mayor disponibilidad de transporte público de pasajeros. Una cuestión muy curiosa.

En tiempos en que algunas calles ni siquiera estaban entoscadas, las líneas de colectivos en la planta urbana eran varias y con un amplio recorrido; en ciertos casos hasta iban más allá de la primera circunvalación, es decir, de acuerdo a los itinerarios pautados, superaban las rutas 3 y 228, así como las avenidas Constituyentes y Libertad o Güemes y Caseros. 

Hugo Barsi y el colectivo en 1948, en los inicios de este servicio

La primera línea de colectivos urbanos se inicia en 1948; su nombre era Transportes Urbanos-San José y contaba con un solo micro. Cinco años más tarde, en 1953, una nueva empresa comienza a circular con otro recorrido, conocida como Compañía de ómnibus Tres Arroyos; sus colores distintivos, azul y blanco. En este caso se disponía de más de una unidad para completar el trayecto y sus dueños eran oriundos de Mar del Plata. 

 Asimismo, los señores Topete, Nardito y Polo, fueron los primeros dueños de lo que se llamó, en 1955, Empresa de micros San José, pintados de verde y amarillo; cinco años más tarde, pasó a manos del señor Cirone. 

El día del último viaje, el 30 de noviembre de 2001

 Ya en la década del ‘60 circulaban cuatro líneas de colectivos dentro de la planta urbana. La ya citada San José, luego La Unión que con varias unidades, traía al microcentro pasajeros de lugares muy alejadas y de calles sin asfaltar; sus colectivos eran rojos y blancos. Uno de ellos pertenecía al señor Francisco D’Andrea y otro al señor Manuel Rodríguez. 

 Cabe mencionar, además, la empresa Tres Arroyos, propiedad del señor Mariucci, la que se distinguía por sus micros celestes y finalmente, la línea Benito Machado, de color marrón claro. 

En cualquiera de los casos, el recorrido se iniciaba a la hora 6.40 y se extendía hasta las 21. Incluía distintos puntos del centro, llegando también al Hospital Pirovano y al Cementerio Municipal. Recuerdo particularmente, que en las décadas del ‘70’ y del ‘80, cuando nuestros hijos eran pequeños y mi esposa y yo salíamos muy temprano a trabajar, la señora que estaba a cargo de ellos, llegaba puntualmente a las 7.15 desde el barrio Atepam, hasta la esquina de Alberdi y Azcuénaga, a pocos pasos de nuestra casa. A su regreso, tomaba el mismo micro (de la empresa San José) a las 12.30 para volver a su domicilio. La frecuencia, en ese tiempo era de aproximadamente 20 minutos. 

También en estos casos, nuestra inestable economía, hizo que los dueños de las empresas no ganaran lo suficiente como para mantener en buen estado las unidades o inclusive renovarlas y así fueron desapareciendo. Cuando irrumpió el remís, éste decretó el final de todas las líneas de colectivos existentes. El último recorrido se hizo el día 30 de noviembre de 2001; desde entonces Tres Arroyos carece de micros de transporte urbano. 

Raúl Cirone, en un colectivo Bedford de la empresa San José, en la década del ‘60

 Hace pocos años se hizo una prueba con colectivos más grandes; en este caso fue El Rápido del Sur, con asiento en la ciudad de Mar del Plata. Llegó con varias unidades pero, por distintas causas, no funcionó y a los tres meses desapareció abruptamente. 

El recuerdo con la imagen de un pequeño jugando a ser el conductor, en junio de 1979

Los reclamos, de los conductores de las unidades, de personas mayores, de padres de niños que concurrían a las escuelas, como así también de operarios de algunas empresas del Parque Industrial, se hicieron sentir, pero todo fue en vano. Volvieron por un tiempo más, ya ploteados publicitando a Mar del Plata. ¿Crónica de una muerte anunciada? 

Otra fotografía de un vehículo de la compañía San José, en 1969

Siguen funcionando colectivos que tienen destinos específicos: unos son micros escolares y otro caso, es el que lleva al personal de la Chacra Experimental de Barrow.  

Una fotografía de 2006 del micro que lleva al personal de la Chacra Experimental Integrada Barrow

Han pasado 10 años de aquel fallido intento de reinstalar el transporte público de pasajeros. La ciudad ha crecido exponencialmente, aunque el censo de 2010 no reveló, en aquel momento, esa realidad. Lo que estamos viviendo con esta pandemia no parece favorecer el retorno a este modo de transporte; pero cuando todo esto pase, tal vez sea oportuno replantear la necesidad de un tipo de movilidad pública a fin de circular por una ciudad que, como la nuestra, ronda los 70.000 habitantes.    

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