Terminé la anterior crónica, haciendo alusión a la instalación del primigenio taller de Juan Bautista Istilart sobre la primera cuadra de la calle Lucio V. López.
Previamente y por varios años, se dedicó, entre otras cosas, a la compra y venta de cereales, especialmentetrigo. Prueba de ello es la escritura número 387 de fecha 9 de diciembre de 1899, pasada por ante el escribano Enrique Jonás, titular del Registro Nº 1 de nuestra ciudad. Mediante dicho instrumento, Istilart le compra al Sr. José Enrique Kuhn “todo el trigo que recoja en la próxima cosecha, del año mil novecientos, del que tiene sembrado actualmente en campo de propiedad de Julián Loustau, en este partido. El Señor Istilart se compromete a pagarle cuatro pesos moneda nacional por cada cien kilos y le entrega al firmar la escritura, como seña y en calidad de anticipo por parte del precio total que resulte, la suma de mil pesos moneda nacional; el Sr. Istilart deberá recibir el trigo inmediatamente (en el mismo rastrojo) después de trillado a cuyo efecto el compareciente le dará oportunamente el aviso debido. Recibido el trigo el comprador deberá abonar sobre la marcha el resto del precio. Si el Sr. Istilart no pudiese efectuar el transporte del trigo inmediatamente después de recibirse de él, el otorgante se obliga a tenerlo bajo su guardia y custodia todo el tiempo necesario, para que aquél hecho pueda verificarse. Si la cosecha se malograse por cualquier causa (este) el contrato quedará sin efecto y el vendedor deberá devolver al comprador la seña recibida”.
La escritura que establecía la compra por parte de Istilart de todo el trigo de la cosecha siguiente a José Enrique Kuhn
En la cosecha de 1900 Istilart compró trigo a 36 productores, para luego venderlo casi en su totalidad a don Marcelino Semino, quien en el año 1865 había fundado un molino en la ciudad de Villa del Rosario, provincia de Santa Fe, y el saldo restante al Molino Americano. El Sr. Teófilo Gomila fue quien más trigo le vendió, producto de un sembradío de 200 hectáreas. Este productor era dueño por esos años de más de 4000 hectáreas en la zona.
Como ya detallé en crónicas anteriores, Istilart había montado una oficina donde efectuaba teneduría de libros, representaciones comerciales y otras tareas afines. También otorgaba préstamos de dinero, aunque esta actividad era muy esporádica.
A modo de ejemplo puedo citar el descuento de un pagaré efectuado a los señores Augusto Nielsen y Pedro Hazard. Al momento de su pago, el mismo no se realizó, por lo que Istilart debió protestar el cartular mediante escritura pública. El pagaré surgió durante el medievo, y se lo utiliza hasta nuestros días, tanto para la captación de fondos, como para la documentación del pago aplazado en operaciones comerciales. En el siglo pasado no existían los hoy comunes pagarés sin protesto, por lo que el portador de un documento que no era abonado, debía concurrir a una escribanía o en su defecto a un juez de paz para que se lleve a cabo el reclamo. El fedatario concurría al domicilio del deudor y exigía el pago. Si no lo hacía en el acto o durante el día de la intimación, se labraba una escritura del acta de protesto, lo que habilitaba a iniciar acciones judiciales.
Bajo la escritura número 233 del 31 de mayo de 1900, también confeccionada por el escribano Jonás, Istilart “protesta por falta de pago un pagaré por un valor de mil ochocientos veintiocho pesos con ochenta centavos moneda nacional firmado por Don Enrique Robert a la orden de los señores Nielsen y Hazard y endosado por ellos por estar a la orden del exponente”. Posteriormente inició un reclamo judicial por ante el Juzgado de Paz de nuestra ciudad, que estaba a cargo del Sr. Claudio Molina. El abogado de Istilart era de Bahía Blanca y se apellidaba Esandi. Se trabó embargo sobre una máquina trilladora propiedad de Robert y luego de dicha circunstancia, el deudor abonó la deuda entregando dicha máquina para saldar la acreencia.
Las dos actividades principales de Istilart a principios del siglo pasado eran su taller y la compra venta de cereales. Para llevar a cabo esta última, constituyó una sociedad mercantil con el Sr. Próspero Puchulu, que giraría bajo el nombre “Puchulu e Istilart”.