Activando lazos donde hay carencias
La necesidad de contar con un grupo de apoyo y contención psicológica para familiares y allegados a personas con consumos problemáticos en Tres Arroyos es satisfecha por el equipo de profesionales Yo Activo. Constituyen una entidad independiente que surgió frente a la ausencia de espacios para tratar las consecuencias de la adicción a las drogas en nuestra ciudad. La cocaína y el daño cada vez más marcado en la juventud
Por Enrique Mendiberri
El creciente fenómeno del consumo de estupefacientes que desde hace años viene dándose en Tres Arroyos de la mano del resto del país, tiene su correlato en historias duras y nuevos desafíos, como el que viene afrontando el grupo Yo Activo desde abril.
Según explicaron Fabiana Goñi y Agustina Monfort, las psicólogas sociales creadoras del único espacio de grupo terapéutico que funciona en la ciudad, a quienes de manera reciente se les sumó Eric Auzmendi, un operador socioterapéutico en adicciones; el año pasado llegaron a trabajar con 35 familias tresarroyenses que usaron sus herramientas para conocer el problema del consumo problemático y aprender a tratarlo con sus seres queridos.
Si bien en la actualidad ese número se mantiene en quince familias, ante la inexistencia de espacios públicos de estas características en Tres Arroyos y la obligación de buscar ese servicio en ciudades vecinas a no menos de 200 kilómetros, aseguran que esa cantidad es variable y muchas personas suelen alejarse y volver por más herramientas de comunicación e interpretación de conflictos.
Goñi y Monfort empezaron haciendo grupos en el Barrio Ruta 3 Sur, luego estuvieron en Colegiales y, de manera más reciente, acaban de conseguir un espacio nuevo en el barrio Santa Teresita.
Su dedicación es un trabajo independiente basado en la detección de la necesidad que tenía este aspecto psicológico en el tratamiento de consumos problemáticos y adicciones en nuestro medio, donde la necesidad de resolverlos en ciudades alejadas, muchas veces pone a la gente frente al abismo de la incertidumbre y la inacción. Dos factores que pueden terminar llevándose la vida de un paciente.
LA VOZ DEL PUEBLO visitó la nueva sede del barrio Santa Teresita y dialogó con las profesionales, quienes ratificaron una sensación que se percibe desde hace tiempo en las calles, sobre todo a través de la difusión de noticias policiales vinculadas a la incautación de todo tipo de drogas, sobre todo, de cocaína; tal vez las más adictiva y agresiva de las que circulan en nuestro medio.
Sin embargo, también identifica una creciente naturalización en el consumo de marihuana que, muchas veces, hace más difícil llegar al resultado buscado.
“La convocatoria es muy grande, realmente nos sorprendió la cantidad de personas que están atravesando por esta problemática”, según Goñi, cada vez más naturalizada, “el trabajo se complica porque se naturaliza un montón. Por ejemplo, en el tema de la marihuana, al consumo problemático no se le ha dado la importancia que tiene y se ha instalado de una manera que es muy difícil disuadir de esa mirada que se tiene”.
Al respecto, Goñi destacó que, en muchos de los casos con los que han tomado contacto, paradógicamente la marihuana es una droga compartida en familia, “algunos te dicen ‘¿por qué no voy a fumar con mi propio hijo? Como si no hubiera otras cosas para compartir que no sea un consumo”, se lamentó la psicóloga.
Llegan refuerzos
Durante 2024 fueron parte de la mesa de Salud Mental de Tres Arroyos, donde tuvieron la oportunidad de conocer a distintos referentes de los barrios y las escuelas que se encuentran trabajando en distintos aspectos vinculados a ese tema.
Lo que empezó como un peregrinaje en los barrios, hoy ya tiene varias sedes disponibles para instalarse, compartir conocimientos e intercambiar experiencias con otros vecinos.
Así, cuando el padre Roberto Buckle, de la Iglesia Del Carmen les ofreció uno de los ambientes que el Centro Pastoral Católico tiene en el Santa Teresita, se da el arribo de las chicas a un nuevo sector de la ciudad, con no menos necesidades que el resto.
Al mismo tiempo, Eric Auzmendi, un paciente que se sometió a un tratamiento y posteriormente estudió la técnicatura de operador socioterapéutico en adicciones, se sumó recientemente al equipo tras informarse sobre la actividad de Yo Activo y coincidir en sus objetivos, “pero no solo viene gente de este barrio, sino de distintos espacios de la ciudad. Para nosotros lo importante es que el espacio esté”, dijo Monfort con la intención de no marginar a vecinos de otras zonas.
LVP: ¿Qué es lo que más demanda la gente que asiste a Yo Activo?
Fabiana Goñi: “Lo que más hemos tenido es contacto con familiares. También hay gente que ya ha estado en consumo y tratamiento y otros, que tal vez no piensan venir al grupo, pero sus familias están interesadas. Entonces nosotros los orientamos para dar ese primer paso que muchas veces es tan difícil”.
En ese sentido, Goñi agregó que, “la demanda familiar es a diario. Nosotros tenemos un grupo de WhatsApp al que se comunican. Pero es un proceso. No todos llegan al grupo, pero al menos se van comunicando con nosotros, van pidiendo herramientas, asesoramiento, con la idea de que estén contenidos y mantengan la comunicación, aunque no sea a través del grupo”.
LVP: ¿Cuál es la droga que más daño hace de las que se consumen en Tres Arroyos?
Eric Auzmendi: “La cocaína es la que más está afectando a los chicos. Todos saben que (su consumo) es una enfermedad emocional. Nosotros en el grupo siempre tratamos de llegar al punto en el que se inició todo, generalmente en algo que viene de mucho más atrás en el tiempo. En ese caso, lo que hace la cocaína es tapar todas esas emociones, dejando de tener el sentido de lo que está bien y lo que está mal, hasta llegar al momento de no sentir nada. Ni el dolor de una pérdida, no te importa ver a tu madre llorar. Para un adicto está bien. Para él, los que quieren darle ayuda son los equivocados”
LVP: ¿Cuándo notó que esa droga comenzó a ser un problema para los tresarroyenses?
EA: “Hace 15 años que la presencia de la cocaína se empezó a notar cada vez más. Cuando yo caí (hace 7 años atrás) había mucho, pero después de haber estado internado, que regresé (a Tres Arroyos), noté que había por todos lados. Es impresionante como creció en tan poco tiempo”
Muchas veces, la marihuana es una droga compartida en familia, “algunos te dicen ‘¿por qué no voy a fumar con mi propio hijo? Como si no hubiera otras cosas para compartir que no sea un consumo” | Fabiana Goñi
LVP: ¿Cuál es el perfil de las víctimas actuales del flagelo?
EA: “Antes atacaban a los adolescentes, aprovechando esa personalidad de querer llevarse al mundo por delante, pero hoy en día atacan a cualquier edad. Hoy hay gente 40 años que consume por primera vez”.
LVP: Después de ver el escenario, no es difícil imaginar que en Yo Activo hay una actividad donde abundan historias tristes…
FG: “Hay muchas historias tristes, pero que también nos motivan. De las tristezas se sale con el acompañamiento, con la compresión. Porque si nos quedamos con la tristeza no vamos a ningún lado. A nosotros nos motiva desde la fortaleza de las familias de las que, a la vez, nosotros también aprendemos a diario. Muchos vienen porque saben que es importante acompañar, pero necesitan herramientas y nosotros se las proveemos. Pensamos que las dos partes son fundamentales: tiene que haber una red de contención para que la persona pueda salir de esa situación”.
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LVP: ¿Cuánto influye una familia en la conducta de un adicto?
FG: “Si hay una familia consolidada, obviamente va a ser más difícil (que la droga penetre), pero nada te quita que pueda llegar a pasar o no. La droga son disparadores y nadie sabe qué nos puede ir pasando. Por eso es tan importante acercarse a pedir ayuda, estar activo, no permanecer en un lugar pasivo”.
LVP: Con un 2024 terminando con actividades en alza, ¿qué esperan del 2025?
FG: “En cuanto al dispositivo para las familias, nos gustaría trabajar la comunicación. Es fundamental, pero también vamos a hacer hincapié en lo vincular, que en algunos casos, implica volver a re vincularse o mejorar el vínculo que ya existe, teniendo en cuenta el rol que ocupa cada uno”.
Dónde encontrarse
Estos son los días, lugares y horarios en los que el equipo de Yo Activo funciona en distintos puntos de la ciudad.
Lunes 14.30hs en Aníbal Ponce 550 (Barrio Colegiales)
Miércoles 14.30hs en French 1750 (Santa Teresita)
Viernes 14hs en Necochea 360 (Ruta 3 Sur)
Tres relatos de madres que luchan para sacar a sus hijos de las drogas
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Tres madres que concurren a las reuniones de Yo Activo aceptaron compartir sus actuales vivencias con LA VOZ DEL PUEBLO. Lo hicieron de manera anónima, temerosas de la reacción de sus hijos, pero con la fuerza que demanda visibilizar la existencia de un problema para el que la solución, muchas veces, está a más de 200 kilómetros de Tres Arroyos.
Madre 1 lo es de una nena de 16 años. La sospecha de que su hija consumía drogas comenzó hace poco, hasta que en los últimos meses, la chica asumió que existe un consumo.
“No la asociaba con el consumo de ninguna manera. Aunque después de una charla con otro familiar que estaba pasando por la misma situación, las conductas de mi hija me llamaron la atención”, dijo, antes de revelar el paso previo a su contacto con Yo Activo,
“Empecé a venir al grupo para conocer. Para ver qué actitudes podía tomar para mejorar el vínculo con mi hija, que se estaba deteriorando muchísimo. No encontraba respuestas. Ella estaba todo el tiempo enojada y deprimida, como cualquier adolescente, pero yo no encontraba la manera de llegar y comunicarme con ella. Eso lo aprendí compartiendo la situación con el grupo”.
Después de notar un marcado contraste en su rendimiento, (“repitió en el secundario y está empezando a notar que sus compañeros avanzan en proyectos y sueños y ella no”), Madre 1 rechaza, por ejemplo, la naturalización de la marihuana, “me dice ‘lo hacen todos mamá, sos una exagerada’. Pero yo no quiero que fume marihuana”, reconoce, antes de identificar las herramientas que comenzaron a darle resultado.
“En Yo Activo me sirve venir y escuchar a las demás mamás. Entender que a todas nos cuesta poner límites y fue tal vez una de las cosas que nos llevó a tocar fondo o estar en esta situación. Los límites no siempre tienen que ver con enojarnos o con ser agresivos o violentos con el otro. También se pueden marcar desde el afecto o la preocupación”.
Tocar fondo
La historia de Madre 2 es más cruda. Después de aceptar que su hijo fumara marihuana en la adolescencia, un día debió escucharlo con más de 20 años, pedir ayuda para dejar la cocaína.
“Mi contacto con Yo Activo nace desde la realidad de que en Tres Arroyos no hay absolutamente nada y lo que hay no se compromete. Así, a mí mamá le llega el anuncio (de que existe Yo Activo) y decidimos venir”, dijo antes de recordar el momento en que identificó el problema, “sabía que mi hijo fumaba porro. Algo que parece tan natural, yo tengo amigos que fuman. En un principio era eso, hasta que él me confiesa que se le había ido de las manos y que había algo más”.
Ese fue el capítulo de una historia que buscó una salida en distintas puertas, “fui a cada psiquiatra que sabía que estaba relacionado con el tema. Me decían ‘te doy turno para dentro de un mes’, nadie podía escucharme”
Después de haber recorrido distintos centros de internación en ciudades como Necochea, Mar del Plata, Tandil y Bahía Blanca, “acá lo internan, lo estabilizan y lo largan. El que sabe cómo es la conducta de un adicto, debe entender que se debe hacer un seguimiento. Lamentablemente, tiene que haber un poco de empatía, cosa que si encontré acá en las chicas”
“Yo vine con todo lo mío y ellas me compartieron toda la teoría, que ayuda mucho porque me hace sentir que no estoy sola, que me sirve de apoyo. Terminás formando parte de una familia”, agregó Madre 2, luego de mencionar situaciones límite en distintas recaídas, “fue tremendo, te das cuenta que tú hijo se transforma en un vago, no puede continuar nada. Se fue a estudiar afuera y no pudo seguir. Yo sé que no a todos les pega de la misma manera, todas las historias son distintas, pero más o menos, todos lo viven igual”.
En ese camino, su compromiso llegó a ponerla frente a frente con un vendedor de drogas de otra ciudad y hasta ser testigo de cómo su hijo le decía “mamá y papá” a quienes les vendían estupefacientes, “a cualquiera le puede pasar, sea de la clase social que sea. Mi hijo iba a una escuela privada, no andaba por los barrios marginales y sin embargo le pasó y terminó mal, viviendo en la miseria en una villa de emergencia”.
“Hay que acompañar y estudiar sobre el tema. Aceptar que tu hijo está en esto para poder empezar a ayudar”.
La culpa y el dolor
En el tercer relato, la angustia termina con el testimonio. Sin embargo, Madre 3 alcanza a subrayar que el común denominador en estos testimonios es la ausencia de sitios que le permitan afrontar un tratamiento efectivo.
Si bien todavía no logra que su hijo se sume al grupo, reconoce que, “venir acá me permite disponer de herramientas para ver cómo convivir con esto y convencerlo de que acepte un tratamiento”.
“La marihuana se empezó a naturalizar en casa y llegó a un punto en que fue muy problemático. Entonces empecé a buscar ayuda de distintas maneras. Él había hecho terapias, pero después me dí cuenta que no había sido suficiente”.
“Después terminé buscando herramientas para que él se acerque a este grupo. Lamentablemente veo que está en la etapa en la que las personas no aceptan esta enfermedad y necesitan ayuda para seguir adelante. Es difícil porque uno trató de dejar todo como mamá”, finalizó.