Adela Gundesen: el corazón sensible y la mano extendida de una maestra inolvidable
Desarrolló una tarea muy valiosa en Orense. Fue una gran motivadora de sus alumnos y otros vecinos. “Dónde podía ayudar, estaba”, dice su hermana Nancy. Falleció en 2015. Un libro realizado por familiares refleja su personalidad y el año pasado, se impuso su nombre a una plazoleta del pueblo
Por Alejandro Vis
Las palabras de Fidel Funes, quien fue alumno de Adela Gundesen en Orense, son muy claras. Es uno de los textos incluidos en el libro “Historias de Adela”, que fue realizado por familiares. Ella falleció el 7 de mayo de 2015, consecuencia de un cáncer que le diagnosticaron en enero de 2014; tenía 49 años. Compartimos el texto de Fidel:
“Adela significó mucho en mi vida, siempre me grabó en la cabeza ‘que sí podía’, que solo tenía que proponérmelo, que el techo lo ponía yo.
“Cuando empecé a ir al gabinete con ella, no conocía casi ninguna letra por lo tanto no sabía ni leer ni escribir; ella armó un juego de letras y así arranqué.
“Siempre fui un apasionado del deporte, para entusiasmarme por la lectura, Adela me compraba el diario Olé que salía todos los lunes y en la desesperación por saber qué había pasado en todas las ligas de fútbol me iba con el diario a casa y así aprendí.
“En ese sentido Adela me cambió la vida, abriéndome puertas para mí desconocidas.
“Todavía me parece verla llegar cada mañana a casa para llevarnos a la escuela. Y por alguna razón cuando nos dormíamos, llevaba primero a las chicas, la llamaba a mamá por teléfono para avisarle que en diez minutos pasaba a buscarnos otra vez, era nuestro chofer oficial. Siempre se veía contenta, con una sonrisa, siempre aparecía con algún regalito en casa.
“Fue una de las personas que más me marcó en mi vida. Maestras hay y habrá muchas, como Adela ninguna. La sigo extrañando todos los días ¡siempre en mi corazón!”.
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“Historias de Adela” fue editado en 2020 no para su venta, sino a modo de homenaje. Está a disposición en la biblioteca de Orense, en la biblioteca de San Francisco de Bellocq y también como un testimonio en manos de familiares, amigos, compañeros.
Las ilustraciones del libro son obra de Melina Belloni, artista plástica de La Plata. Mirando fotografías y a partir de la conversación con Guillermina, hija mayor de Adela, captó la esencia de lo que reflejan los textos. Tuvieron con Oscar Huth otras cuatro hijas: Carolina, Romina, Catalina y Carina.
La idea fue de Zahira Gundesen, ahijada de Adela; recopilaron las historias Zahira, Nancy Gundesen, hermana de Adela; y Guillermina, quien a su vez llevó adelante la edición.
El libro es cálido, tiene una alta dosis de gratitud que sienten todos los que formaron parte de esta creación bibliográfica porque conocieron a Adela, formaron parte de su vida. Los autores son sus cinco hijas, hermanos, sobrinas y sobrinos, otros familiares, ahijadas, amigas, compañeras, una profesora y maestras, gente querida.
Un detalle. Al libro lo acompaña como señalador una margarita -flor preferida de Adela- tejida por una amiga suya.
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Dentro de los hechos destacados de 2024, que finalizó hace tan solo cinco días, se encuentra la imposición del nombre Adela Gundesen a la plazoleta ubicada frente al CAPS en Orense e inauguración del playón deportivo. Es un proyecto en el que trabajaron ella y su colega-amiga Carolina Escobedo, quien falleció semanas después que Adela debido a un ACV. Nancy Gundesen -también docente- recuerda, en una conversación con este diario, que “fueron para la población de Orense dos fallecimientos muy movilizantes, especialmente en la comunidad educativa. Eran muy amigas, tenían muchos proyectos”.
Hace una pausa al hablar de Carolina y reflexiona que “se complementaban muy bien. Resuena más el nombre de Adela, pero las dos eran de hacer todo el tiempo. Es justo recordarla”.
El acto en la plazoleta se concretó el 17 de mayo. “Después de nueve años sigue vivo su legado, el día de la plaza veías gente que estuvo con Adela en diversas actividades e iniciativas”, dice Nancy.
Adela era la hija mayor de Elena Andersen y Lorenzo Gundesen. Sus hermanos son Patricia, Pablo y Cristian. Los papás marcaron un camino, por su manera de proceder; “mi papá falleció joven también -cuenta Nancy-. Una persona muy colaboradora con las instituciones, el SUM de la Escuela 47 lleva su nombre”.
En la Feria de Ciencias, alumnos de la Escuela 17 de Orense presentaron el año pasado un trabajo sobre mujeres pioneras de la localidad (Ver nota aparte). Adela es una de ellas, está incluida en una investigación muy interesante.
Los estudiantes mencionan que nació el 16 de julio de 1965 en Necochea, creció en la sección quintas de Orense, fue maestra de primaria y de adultos, se recibió como profesora en Ciencias de la Educación y bibliotecaria. Ejerció la docencia en la Escuela 17, fue directora de la Escuela 47 y finalmente trabajó en el Equipo de Orientación Escolar de la Escuela 17.
De su labor docente, Nancy agrega que “estuvo un tiempo en la Escuela de Bellocq y un año fue maestra de música de Jardín. Además se formó como maestra de Adultos”.
Sentía mucho interés por la lectura. Su hermana la define como “muy lectora” y subraya otra característica de su personalidad: “Siempre se hacía el tiempo para todo”.
En este sentido, observa que “a pesar de que tuvo cinco hijas, siguió estudiando, trabajando. No sé cómo hacía, se organizaba y tenía tiempo para leer, estudiar”. Vivió con intensidad: “no existían las palabras no puedo, buscaba el lugarcito para hacer. Vivió con intensidad”.
La actitud cotidiana reflejaba su sensibilidad. Porque “estaba muy atenta a las necesidades de todo el mundo. Colaboraba sin hacer alarde. Era muy de hacer y de delegar, cuando se descubrió su nombre en la plazoleta había muchas personas que participaron en proyectos que Adela llevó adelante. Donde podía ayudar, estaba”.
Un legado muy valioso es que “incentivó a mucha gente a estudiar”. En la casa, además de sus hijos, “siempre había otros chicos, un lugar de puertas abiertas”.
En el párrafo final del texto que escribió en el libro, Nancy expresa que “prefiero sentir tu presencia… Por eso me parece tan linda idea recordarte de esta manera. Porque apostabas a la vida, a salir adelante y como siempre decías… el año se pasa igual haciendo o no haciendo ¡Mejor que sea haciendo cosas! ¡Besos al cielo!”.
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Todas las hijas de Adela estudiaron una carrera en La Plata. Guillermina se formó en administración, Carolina es profesora de Inglés, Romina es odontóloga, Catalina psicóloga y Carina médica.
Al ser consultada por este diario, Carolina indica que “no caíamos en la dimensión de lo que significaba que alguien elija ponerle el nombre de tu mamá a una plaza. Hasta que lo empecé a contar y gente cercana me dijo ‘es un montón’”.
Se muestra agradecida, debido a que “es un reconocimiento inmenso que alguien piense en ella para que quede ahí, para otras generaciones”.
Comparte, en su testimonio, los motivos que generaron la edición del libro. “Me tocó esa mamá, me acostumbré a su vida, su cotidiano y su hacer. Sin cuestionarlo mucho, ni sorprenderme de su accionar, sin tener tanta conciencia de muchas cosas. Hay historias que nos van contando después, por eso también surgió la idea de hacer el libro”, explica.
Es una obra colectiva, escrita e ilustrada, que “es muy lindo tener -subraya-. No solo para nosotras, sino para quienes no la pudieron conocer, en el futuro hijos nuestros, nuevos primos. Gente que va a saber sobre ella a través de la palabra de otros”.
Describe como “algo mágico” a la posibilidad de “tenerla presente mediante el libro. También cuando estaba en la plaza y veía el cartel, pensaba qué privilegio contar con este lugar para recordarla”.
Carolina relata que su mamá era “muy emprendedora. Esas personas que les contás algo y te abren un abanico de posibilidades de cualquier proyecto. Muy creativa y con muchas ideas, por eso es como que estuvo en todos lados”.
Siente orgullo por “su cualidad como motivadora. A todas las personas las alentaba a que den un paso más, que estudien era un tema en su vida”.
Con énfasis, dice que “estaba buenísimo que te motivara a creer en vos. Más allá de lo que ella hizo, lo que logró en los demás creo que es lo que todos recuerdan. Esa idea de que se puede donde sea que estés, que hay todo por hacer, siempre encontrando las maneras para que puedas estudiar, cumplas el proyecto, se haga tal obra, se consiga la plata”.
Las trabas nunca la limitaron, por el contrario “la hicieron pensar fuera del camino esperado, para alcanzar una alternativa y conseguir lo que se buscaba”.
Los textos que recibieron les permitieron “conocerla en todas sus aristas. Es un regalazo que nos pudimos hacer”.
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Quien tuvo la idea de realizar el libro es Zahira Gundesen, ahijada de Adela. “Era mi madrina, pero yo me siento una más de sus hijas”, sostiene.
La iniciativa se originó porque “me cruzaba con gente de Orense, todos saben quién fue, evidentemente dejó algo. Pensé qué lindo volver a conectar con esos recuerdos y que quede plasmado en algún lugar”.
Zahira, en el diálogo con La Voz del Pueblo, coincide en que Adela “insistía en que el camino es siempre la educación, el bienestar de las personas”.
Elogia a su madrina porque “proyectó, pensó en el futuro ¡Cómo crió a sus hijas, los valores que les dio! Son todas excelentes personas, profesionales”.
Cuando debe tomar una decisión en su vida, imagina qué le diría Adela: “Si estaría acá, qué pensaría de tal tema. Me tomo el tiempo de analizarlo así”.
Para Zahira, es fundamental “revivir lo simple, lo cotidiano y hacer de eso el mejor recuerdo. El libro hace replantearte qué otras personas nos inspiran. Volver a leerlo es sentirla cerca, eso es genial. El libro es del pueblo”.
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