Alumni conquistó la Copa Ciudad en una revancha soñada ante Huracán

El grito de “Dale campeón” volvió a escucharse con tonada orensana en el Estadio Polideportivo Municipal. Anoche, Alumni se adjudicó la Copa Ciudad de Tres Arroyos de Básquet, al ganarle la final a Huracán por 65 a 59 ante una multitud que terminó tiñendo de Rojo el merecido y tan esperado festejo.  

Se dice que lo importante es cómo un equipo se levanta de una caída; Alumni vivió un duro golpe hace exactamente un año cuando llegó al Polideportivo con la inmensa ilusión de ser campeón y literalmente fue borrado de la cancha por Huracán. Pero en este tiempo transcurrido, el Rojo de Orense fortaleció lo del 2024 y en este 2025 reforzó algunos puntos de su juego y con Leandro Fjellerup como nuevo entrenador, armó una formación equilibrada para alcanzar, de forma invicta y más que merecida, esa consagración por la que debió esperar 12 años.

Los 40’ que definieron ayer el título, fue entre los dos mejores equipos de la competencia, pero entre la presión que siempre envuelve a una final, y la rara paradoja que trae consigo el Polideportivo, ya sea por falta de juegos allí o por las tan escuchadas faltas de referencias, una vez más, otro partido dejó sabor a poco…

No obstante, el último parcial sí estuvo a la altura o arrojó matices propios de una final.

Desde el inicio, el Rojo orensano se apoderó del control del tanteador, que sostendría hasta ingresar el cuarto decisivo; con Besmalinovich como punta de lanza en el contragolpe, el campeón “escondía” su deficiencia a la hora de buscar el aro. Pero estaba tranquilo porque Huracán tenía un repertorio más acotado, aunque el ingreso de Franco Bayúgar revolucionó el juego en la pintura y así quedó sólo dos puntos abajo.

Con muchas pérdidas (22 para Alumni y 16 para el Globo en el partido) y demasiados triples fallados (el Rojo hizo 2 de 12 contra los 3 de 24 del perdedor), el público se imaginó un juego con score bajo. Los de Beitía fortalecieron su juego en la pintura y los rebotes aprovechando que el campeón no era fuerte y sólo Rodríguez intentaba ser una oposición en defensa y en ataque ninguno pasó de las dos anotaciones en este segmento.

Para la tercera parte poco fue lo que cambió, sólo que en el ambiente había aroma a título-festejo-copa; pero del rectángulo poco subía para las tribunas; Alumni tuvo destellos de Luna y su tiro, Kuhlmann que siguió luchando como ninguno abajo, y empezó a aparecer la figura de García… Del lado de los de Beitía sólo los hermanos Bayúgar mantuvieron algo de acción, porque el tiro de media y larga distancia no estuvo en los parámetros normales, como tampoco su juego interno.

Con 9 puntos de ventaja en ese 48-39 tras 30’ de juego, se esperaba una reacción de Huracán, aunque no se sabía cómo podría hacerlo. Y llegó en los primeros 4’ cuando pudo llevar el partido al ritmo que más le gusta; le clavó un parcial de 14 a 0 donde fluyeron los triples de Falcone y Pedro, algunos recuperos con anotaciones o fáciles penetraciones.

Pero en el momento justo llegó la reacción salvadora; tras el tiempo muerto, Fjellerup rearmó a su equipo que volvió a las fuentes; puso un 8-0  con fuertes ataques al aro, para pasar adelante y volver jugar de igual a igual. Y cuando parecía otro partido o que estaba para cualquiera al entrar al último minuto 59-59, Kuhlmann se mandó con todas sus fuerzas y calidad de jugador notable en este campeón, para poner arriba al Rojo. Ese doble pareció letal, porque de allí en más el Globo perdió dos pelotas, no volvió a convertir y le hizo dos faltas a García quien anotó los 4 simples para desatar el festejo primero, recibir después la copa en manos del intendente Pablo Garate y después sí, vivir la emocionante fiesta por la cual esperó doce años.