Carta de lectores: “Harto ya de estar harto, ya me cansé”
Señora directora:
Nada más exacto, para expresar mi sentir, que el nombre de esa canción de Joan Manuel Serrat.
Hay una edad, en la que uno ya no se sorprende de nada, pero si, se harta de todo; cuando quienes dirigen nuestros destinos, pierden el respeto y la consideración por los ciudadanos que representan, obligan a una reacción que es ya, como el estertor agónico, del anciano que antes de abandonar el partido, juega su última ficha, sin que le importe el resultado.
Me encuentro en este comienzo de año, con la novedad de que ya no recibiré más las facturas correspondientes a los impuestos municipales, según explican, existe un método mejor y más rápido, vía internet; si claro, pero no todos contamos con impresora, para obtener nuestra factura. “-No la necesita, señora”, fue la respuesta; pero mi experiencia indica que es muy necesaria, pues aún permanece en mi memoria, cuando en la intendencia de (si mal no recuerdo) Correa, a una importante cantidad de contribuyentes, les llegó el reclamo municipal por un gran número de partidas impagas; mi suegro en aquel entonces, fue uno de los “dolientes”, le reclamaron muchísimas, pero quiso la casualidad, que él fuera un anciano metódico y prolijo, tenía el hábito de pagar cada boleta y abrocharle el comprobante de pago y colocarlas cronológicamente ordenadas en una carpeta, fue así que, solo le faltaron una o dos facturas; con las restantes, fui a la Municipalidad y reclamé por esa acción injustificada, que no comprendíamos; mucho tiempo después supimos por comentarios populares, que la maniobra respondió a la necesidad financiera del momento. Desde entonces y hasta el día de hoy, continúo con el mismo recaudo.
“- Puede ud. poner los pagos en débito automático”. Si claro, soy mayor, jubilada, pero no estúpida.
¿Cómo creen que voy a habilitar el débito automático de mi cuenta bancaria, conociendo las mañas de la política?; tengo muy fresco en mi memoria lo ocurrido el año pasado, con el Impuesto Inmobiliario provincial, el Senado autorizó una suba del 200 %,pero nuestro gobernador, quitó los beneficios por buen cumplimiento y por tener débito automático, con lo que el aumento , en mi caso, redundó en un 350 % y, como broche de oro, en la última cuota subió un 100 %, más, sobre lo que ya había aumentado a principio de año. ¿Con este antecedente, alguien permitiría el débito automático de un importe que desconoce, en su cuenta? Yo no.
Lamentablemente esta decisión municipal ha contemplado solo su propia comodidad, sin siquiera pensar en los ciudadanos que ahora se enfrentan a una encrucijada que no es práctica ni fácil de resolver, teniendo en cuenta los antecedentes expuestos.
Graciela Montalivet