¿Cómo influye la gestión emocional en nuestro éxito?
Por Martina Lasaga (*)
Desde pequeños empezamos a asociar el concepto de éxito tanto a todas aquellas posesiones materiales como al desarrollo de carreras que para el statu quo son las “triunfadoras”…Ahora a medida que vamos creciendo y buceamos los caminos de la vida, nos damos cuenta que el éxito es algo muy subjetivo y que muchas veces, no cumple con los estándares sociales o culturales aprehendidos, sino más bien con aquello que nos conecta con nuestras emociones más sinceras.
De hecho, estoy convencida de que muchas personas se sienten desmotivadas o frustradas porque ponen el foco en el afuera más que en sus propios intereses y sentires.
Un informe de Gallup sobre el estado emocional mundial de 2024 señala que el 38% de la población española encuestada declara haber sentido estrés el día anterior: ¨Hay que poner límite a esta presión excesiva, cambiar el trabajar y correr más por trabajar mejor y de manera distinta. Pararnos a pensar, escuchar con empatía y actuar en consecuencia, promoviendo la motivación, el reconocimiento de las fortalezas y los esfuerzos, y generar espacios para que el aprendizaje y el desarrollo que apoyen los resultados ocurra. Hemos de ser efectivos, sostenibles y saludables”.
Un enfoque desde las neurociencias
Al explorar la definición de éxito, la neurociencia ofrece valiosas perspectivas que ayudan a entender cómo nuestras estructuras y procesos cerebrales influyen en la forma en que percibimos y alcanzamos nuestras metas. Este enfoque no solo proporciona claridad sobre nuestras motivaciones internas, sino que también destaca la importancia de alinear nuestras ambiciones con nuestras capacidades y entorno.
Investigaciones en neurociencia han demostrado que una actividad prefrontal eficiente está vinculada a una mejor autoconciencia y regulación emocional, facilitando una definición más precisa y personal de éxito. Esta área del cerebro nos permite evaluar críticamente nuestros logros pasados, establecer metas futuras en línea con nuestros valores personales, planificación compleja, la toma de decisiones y la moderación de comportamientos sociales.
La importancia de alinear nuestras ambiciones con nuestras capacidades y entorno permite proyectarlas y sostenerlas en el largo plazo.
La importancia de las habilidades blandas
Las habilidades blandas como la empatía y la comunicación están profundamente arraigadas en la neurología humana, especialmente en las áreas que gestionan la inteligencia emocional y las interacciones sociales, como la ínsula y la corteza cingulada anterior.
La comprensión y gestión de las emociones propias y de los demás son elementos cruciales para el éxito en ambientes colaborativos. Además, estudios de neurociencia aplicada sugieren que el desarrollo de estas habilidades puede fortalecer conexiones neuronales que promueven la resiliencia y la adaptabilidad (en áreas como la ínsula y la corteza cingulada anterior), cualidades esenciales en entornos laborales dinámicos en los que se quiera destacar.
La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizarse en respuesta a nuevas informaciones o experiencias, juega un papel crucial en cómo alineamos nuestros valores personales con nuestros entornos profesionales. Cuando trabajamos en roles que resuenan con nuestros valores fundamentales, se fortalecen las redes neuronales asociadas con el sentido del propósito y la satisfacción. Esta congruencia entre lo que valoramos y lo que hacemos puede mejorar significativamente nuestra salud mental y bienestar general, reduciendo el estrés y aumentando la productividad.
Entonces, podemos concluir que una buena gestión emocional conlleva a mejorar nuestros resultados y a lograr una motivación sostenida, lo que permite un mayor disfrute y satisfacción interna. Por lo tanto, le da un sentido mucho más profundo a nuestra labor conectando con emociones positivas de alegría y bienestar; y esto, a nivel organizacional genera múltiples beneficios, tanto en el clima y la cultura como en la comunicación y el liderazgo y por supuesto en productividad y rentabilidad.
(*) La autora es licenciada en Economía (egresada de la UNS). Con especialización en Economía del Comportamiento (UCEMA) y Neurocoaching. Experta en Bienestar y Felicidad Organizacional (Universidad de Nebrija, España).