Cómo un juicio suspendido en Tres Arroyos “licuó” la acción solidaria lograda 24 horas antes
Por Enrique Mendiberri
El pasado lunes, el Estado a través del Poder Judicial en Tres Arroyos erogo al menos 600.000 pesos en gastos de un juicio cuya causa llegó a la tercera suspensión por razones de operatividad. El caso del “incendio seguido de muerte” que le costó la vida a Vicente Ferreyra en 2020, todavía tiene muchos años para seguir impune entre Jurados recusados, ausencia de candidatos y, hasta futuras y probables denuncias de nulidad por integraciones dudosas de Jurados, como ocurrió el jueves en Bahía Blanca.
Después de la primera suspensión por Jurados, en mayo de 2023, hubo otro intento en noviembre y, esta semana arrancó con el tercer ejemplo (y cuarto intento si se tiene en cuenta una suspensión en diciembre de 2022, donde no se llegó a citar candidatos).
A Tres Arroyos se acercaron apenas 10 de los 130 convocados en la Sexta Sección y, con la mejor de las intenciones, los muchachos de la secretaría del Tribunal Oral Criminal cursaron otras 40 citaciones, en una maniobra desesperada de no hacer caer la audiencia y de alto riesgo de fracaso, ya que al ser de Tres Arroyos los citados, la posibilidad de que sea conocido de alguna de las partes aumenta considerablemente.
Y así, con un canon establecido de 50.000 pesos por candidato, más gastos de viaje, se llega a los 600.000 como mínimo, si tomamos en cuenta también la movilidad del señor juez que, por una subrogancia interminable, sigue viajando desde Bahía Blanca para proveernos de Justicia.
Seiscientos mil pesos, un poco más que lo recaudado solidariamente por el Municipio durante una maratónica jornada solidaria finalizada 24 horas antes en el Polideportivo Municipal.
Por eso, con esa realidad ante nuestros ojos, la primera pregunta que surge es: ¿O se gastó mucho en un juicio suspendido o se recaudó poco apelando a la solidaridad tresarroyense?
Si como parte del ajuste y las nuevas medidas económicas en las que navega el país buscando combatir el déficit, matriz estructural de la inflación que a todos hace mal y nadie quiere, el dinero está volviendo a valer, ¿por qué en Tres Arroyos terminamos siendo testigos de derroches que terminan haciendo inútil el esfuerzo que unos pocos hicieron para ayudar a muchos?
Así, un gesto bien intencionado del poder político termina siendo, en los números, apenas un encaje en el gasto que genera otro poder de la República (el judicial), sin perjuicio de la necesidad de Justicia que merece Ferreyra. Mientras el origen de los fondos siempre es el mismo y cada vez tiene menos margen para el derroche: el bolsillo de los contribuyentes.