El sábado cumplió 89 años. Pertenece al distrito vecino de Coronel Dorrego, y desde siempre mantiene vínculos afectivos y comerciales con Tres Arroyos. En una entrevista con Carlos Peciña, vecino e historiador local, repasamos el contexto de su fundación
A 85 kilómetros de Tres Arroyos, y en el vecino distrito de Coronel Dorrego se encuentra El Perdido, la localidad que celebró su 124° aniversario el sábado reciente, y a la que también se la conoce como Estación José A. Guisasola.
Carlos ‘Cali’ Peciña, vecino y apasionado historiador local, habló con La Voz del Pueblo para evocar los orígenes y el desarrollo de la población a la que también se la conoce como Estación Guisasola.
Explicó que el nombre proviene de un pequeño arroyo cercano que serpentea y parece “perderse” en el terreno. Sin embargo su historia se remonta a un período previo a su fundación oficial en 1901.
Ya en 1876 la zona era importante cuando Fermín Muñoz, una figura clave en el desarrollo regional, estableció en su estancia “La Flor de El Perdido” un juzgado de paz, una mensajería y una oficina de correo nacional. “Imaginate lo que significaba en ese entonces”, resaltó Peciña, al subrayar la relevancia estratégica del lugar.
Con Tres Arroyos
La conexión con Tres Arroyos es profunda y antigua. Reveló que el mismo Fermín Muñoz tuvo un papel decisivo en la elección del sitio donde se fundaría Tres Arroyos. “Don Fermín Muñoz decide dónde va a estar instalado, donde nacería y se desarrollaría Tres Arroyos”, afirmó mientras destacó la influencia de este personaje que luego se trasladaría a Bahía Blanca para fundar el partido radical local.
El vínculo comercial y afectivo entre El Perdido y Tres Arroyos se mantuvo fuerte a lo largo de los años. Peciña mencionó que importantes figuras tresarroyenses, como Sebastián Costa, fundador del Banco Comercial de Tres Arroyos, tuvieron negocios en El Perdido. “Las relaciones comerciales y afectivas de El Perdido con Tres Arroyos son muchas”, aseguró.
Doble identidad
En tanto la confusión con Estación Guisasola tiene sus raíces en la historia ferroviaria de la región. Aunque El Perdido existía como asentamiento no figuraba en el trazado original del ferrocarril. Entonces se convirtió en una petición de los primeros habitantes locales, entre ellos alemanes del Volga y daneses, lo que llevó a la aprobación de una estación intermedia en 1901, entre Aparicio y Coronel Dorrego.
“El 18 de abril de 1901 se funda la estación El Perdido”. Sin embargo en 1928 quisieron homenajear a un ingeniero inglés y la gente no quería y volteaba el cartel. Hubo toda una disyuntiva con las autoridades del ferrocarril, era por Francisco Meeks, entonces dijeron que si había que homenajear a algún poblador distinguido ese era Don José Antonio Guisasola. Es ahí que se le cambia el nombre (a la estación) y la gente sacaba pasaje a Guisasola. Entonces El Perdido, se perdió. Esa es un poco la historia de los dos nombres”, describió Peciña.
Identidad y autonomía
En la actualidad, con cerca de 980 habitantes, El Perdido mantiene su identidad y autonomía, a pesar de la cercanía con Coronel Dorrego.
Peciña, quien forma parte de un grupo de turismo rural llamado “La Flor de El Perdido”, y tiene una activa participación social, trabaja para promover la historia y atractivos de la localidad.
“El Perdido es un pueblo que está muy completo”, afirmó y puso como ejemplos a la biblioteca, la unidad sanitaria, el geriátrico y la escuela secundaria. Su ubicación estratégica, a 3 km de la ruta nacional Nº3, le permite mantener conexiones con ciudades más grandes sin perder su tranquilidad característica.
El Perdido celebró el sábado reciente su aniversario y homenajeó a un vecino histórico. Gastón Pastorino, por ejemplo, fue responsable de un importante plan de forestación en los años 60, y ahora la calle del cementerio de la localidad ahora lleva su nombre.
