Una comisión organiza los festejos que tendrán una parte protocolar, emotiva y otra exclusivamente festiva que se desarrollará en una reacondicionada barraca que espera recibir unas 250 personas
El próximo 12 de octubre, el pequeño paraje de Faro ubicado en el partido de Coronel Dorrego se vestirá de gala para celebrar los 100 años de su emblemática escuela rural.
La Escuela Primaria N°13 fue fundada en 1923 y es testigo de un siglo de historia y educación en esta pequeña localidad que supo albergar a más de 600 habitantes en sus años de esplendor.
La celebración es organizada por una comisión especial integrada por ex alumnos y vecinos comprometidos como Carlos “Cali” Peciña, y promete ser un evento memorable que reunirá a generaciones de estudiantes, docentes y pobladores. Se espera una concurrencia aproximada de 250 personas.
El festejo se dividirá en dos partes; con un acto protocolar en la mañana y un almuerzo comunitario por la tarde. El acto central comenzará a las 10 en el edificio escolar, que es una construcción de estilo inglés que recuerda a las antiguas estaciones de ferrocarril.
Allí los asistentes podrán recorrer las instalaciones, revivir recuerdos y disfrutar de una muestra fotográfica y de objetos históricos que relatan la rica historia de la institución. Posteriormente, a las 13, la celebración se trasladará a “la barraca”, un antiguo galpón de ladrillos ubicado frente a la ex estación de tren.
Este espacio recientemente acondicionado por voluntarios y bomberos locales, albergará el almuerzo para unos 250 comensales. El menú incluye un asado tradicional, acompañado de música y baile.
La elección de ‘la barraca’ como sede del festejo no es casual. Según explicó Peciña a La Voz del Pueblo, miembro de la comisión organizadora y bisnieto de los fundadores de la fonda donde comenzó a funcionar la escuela, “queríamos mantener el espíritu rural y auténtico de Faro. Este galpón representa nuestra historia y, a pesar de los desafíos logísticos, decidimos que era el lugar ideal para reunirnos”.
La escuelita de Faro, que nunca cerró sus puertas en estos 100 años, enfrenta hoy el desafío de la baja matrícula debido a la despoblación rural.
Sin embargo sigue en pie como un bastión de la educación en la zona, adaptándose a los tiempos con la incorporación de un jardín de infantes rural de matrícula mínima (JIRIMM). Para muchos, como Peciña, este centenario es motivo de orgullo y reflexión.
“Es emocionante pensar que una pequeña acción de mis bisabuelos, al ceder un espacio en su fonda, dio inicio a esta escuela que educó a tantas generaciones”, comentó.
Este aniversario no solo celebra el pasado de la escuela, sino que también mira hacia el futuro. Como reflexionó Cali Peciña “estos 100 años sirven como trampolín para volver a empezar a contar la historia”.
Peciña agradeció especialmente el trabajo hecho por las distintas áreas del municipio, la cooperativa eléctrica dorreguense, bomberos voluntarios y hasta el propietario de la barraca que prestó el espacio, para se pueda realizar la tan esperada fiesta.
La celebración del centenario de la escuela de Faro promete ser un emotivo reencuentro para esta comunidad rural ubicada a veinticinco kilómetros de la ciudad cabecera.
Pero también es un homenaje a la educación y un llamado a para preservar este tipo de instituciones que son el corazón de los pequeños parajes del interior bonaerense.