Por Ramona Maciel
El sábado todo Tres Arroyos estuvo reunido, algunos en el Polideportivo, la mayoría en sus casas, en familia, entre amigos, esperando unidos y emocionados el resultado de la gran noche de Tito Lemos en Las Vegas, nuestro primer representante en la meca del boxeo.
Lamentablemente, el resultado fue adverso para el tresarroyense por una bochornosa decisión de los jueces en Estados Unidos, culpa del maldito dinero y los oscuros intereses del boxeo.
Las injustas tarjetas no manchan la inolvidable noche en la que el nombre de nuestro Tres Arroyos sonó varias veces en Las Vegas y durante la transmisión por ser la cuna del favorito.
¿Alguien sabría donde quedaba nuestra patria chica, una pequeña y desarrollada típica ciudad del interior bonaerense?
¿Sabrían que la pujante ciudad es famosa por producir los más preciados cereales y tener zonas con los mejores campos del país, de famosos remates de hacienda y de un parque automotor que es la envidia de los que la visitan?
Como contraste, ¿sabrían que Tito hace unos años trabajaba con un martillo neumático abriendo zanjas para ayudar a su familia? ¿Sabrán de su historia con su papa y su mama y sus 11 hermanos en su barrio de Ruta 3 Sur?
De este oasis, han salido muchas personalidades, como el importante empresario Istilart, Miguelito Lazarte, Manolo Locatelli, Maxi Fjellerup y, a pesar de no ser tresarroyense, la alegría que nos dio el exitoso despegue de Rodrigo Palacios en Huracán, entre tantos otros que seguro me estoy olvidando. Pero a pesar de su vida humilde, nadie llegó tan lejos como Tito.
Y para Tres Arroyos, es un gran, gran orgullo.
Fue un día en el que nos olvidamos de las diferencias políticas, de los problemas diarios, de la inflación. Todos nos sentamos alrededor de un televisor, festejando poder ver la pelea en vivo, conmovidos por la emoción de ver a un tresarroyense en el ring de Las Vegas, buscando la clasificatoria para un título mundial de manera impecable, contra un rival que fue menos que los puños de Tito.
Por culpa de unos jueces injustos una pelea que estaba ganada desde lo deportivo no se pudo festejar, pero ese sentimiento de unión que se generó, ese orgullo de escuchar a nuestro querido Tres arroyos en un lugar impensado, y la humildad y el carisma de nuestro Tito ante el decepcionante final, vale mucho más que un triunfo.
Y eso es lo que tiene que motivarlo a seguir cosechando victorias como solamente él sabe, y creo ya ha demostrado que se recuperará de esta injusticia y que lo logrará. Necesita un poco más de paciencia y seguir enfocado.
Felicitaciones Tito, gracias por esta alegría y muchísima suerte para la próxima pelea, que estoy segura la vas a ganar.
¡Gracias campeón!