Guzmán: “Aproveché una gran oportunidad”
Santiago consiguió el mejor neto general y fue premiado como Campeón del Club con Hándicap
El Campeonato Anual del Tres Arroyos Golf Club reserva sus lugares de privilegio para un selecto grupo de jugadores que brillan durante sus cuatro rondas de competencia. Uno de esos espacios es para el mejor neto general, y en esta edición fue Santiago Guzmán el encargado de presentar el más bajo score del torneo con 280 (-8) golpes, marca que lo consagró Campeón del Club con Hándicap.
Después de una larga inactividad que rondó la década, a Santiago lo volvió a seducir la pasión por el golf que cada jugador incorpora a su ser durante su formación. “Hace seis meses retomé la práctica y después de tres meses creí o sentí que estaba en condiciones de poder volver a competir con un nivel aceptable. Pero la verdad que tras los primeros 36 hoyos, quedando a 9 golpes de la punta, sentí que algo faltaba; pero tras la tercera ronda y al quedar a 2 golpes del líder me ilusioné con tener alguna chance. Así que encontrarme con este final y lo que significa esta obtención, estoy más que contento y conforme”, reconoció Guzmán.
El monarca habló de una larga inactividad y un corto período de adaptación, lo cual habla que las condiciones adoptadas de chico siguieron vigentes. “Lo que uno aprende de chico no lo olvida, el cuerpo tiene memoria; así que no me llevó tanto tiempo agarrar cierta regularidad y naturalidad; pero el hándicap me exigió mucho para jugar los 9 con los que afronte el Anual. Esto también me demandó cierto compromiso, pero sabía y sentía que estaba jugando bien”, admitió.
Pero después del primer fin de semana, y si bien el score no había sido malo (71-74, es decir +1) estaba algo lejos de la punta. “Siendo sincero, jugué excelente esos días, pero no pude sacar el score porque no me encontré con el putt. No es excusa, pero hace un tiempo en CABA me robaron los palos y empecé a jugar con unos que me cedió mi primo (Santos) para salir del momento. Y con el putt de ese juego no me sentía cómodo. Entonces en la semana lo cambié y de inmediato sentí la diferencia, empecé a embocar y la tarjeta fue otra cosa” al punto de marcar los 67 y 68 que lo llevaron al título. “Esos dos días creo que pude reflejar cómo estaba jugando; además al embocar me sentí tranquilo, pleno y reconfortado con mi juego”.
Con sólo 18 hoyos por delante y sabiendo que las posibilidades eran reales y cercanas, no afloró ningún tipo de presión adicional. “Me manejé más o menos igual, encaré los hoyos de la misma manera, quise ser regular porque yo era el que venía de atrás y no dependía todo sólo de mí; eso me liberó de cualquier presión, sólo intenté jugar lo mejor posible. Así que cuando terminaron todos y me encontré ahí arriba, sabiendo que uno había jugado bien y el resultado había acompañado, me invadió una gran felicidad. Es como que sentí que aproveché una gran oportunidad porque se dio todo. Fue la mejor manera de cerrar el año en este deporte que es tan especial y cautivante” destacó el campeón, quien en la despedida recordó a “los Haffner que han sido mis profesores, tanto Federico como José Luis. Ellos me enseñaron a jugar golf y que hoy sigan estando en el club me alegra porque además de grandes profesionales son excelentes personas, que le han dedicado la vida a este deporte y al Club”.