Hasta volverte a ver
Por Juan Pablo Príncipe (*)
Pienso largo tiempo, como dedicarte unas líneas. Como describir en pocas palabras una historia, una vida (o la parte que me tocó conocer). Una vida que por cierto fue impresionante, intensa y por sobre todo bella.
Creo que lo más fácil es dividir la carta en dos. Por un lado, tu parte profesional (que seguramente la mayoría ya conocen) y la parte humana, afectiva, personal; de la cual tuve la suerte de compartir los años que estuvimos juntos.
Profesionalmente a Corcho hay que describirlo como un estudioso, formado, dedicado, decidido y entre otras características, un gran apasionado por la Educación Física. Un fuera de serie. Alguien irrepetible e insustituible. Un verdadero formador. Un “tipo” con unas capacidades con las que podía (y le gustaba) avasallar a quien osara discutir sus ideas y convicciones.
Pensó la Educación Física adelantado en su época. Visionario como pocos. Con una metodología sencilla, pero laboriosa: Estudio, proyecto, convencimiento, puesta en marcha y supervisión. Nada quedaba librado al azar con Corcho, toda tenía un sentido, un objetivo y una proyección.
Líder y conductor nato. Querido por muchos. Cuestionado por otros. Pero jamás pasando desapercibido por los caminos que cruzara.
De vender vino y jugos en una camioneta, a proyectar la Educación Física del distrito y de la provincia.
Creador del CEF N.º 4 y luego de las extensiones que más adelante fueron otros CEF de la localidad. Creador de Stadium junto con Goizueta. Creador de la Fiesta del Color. Ideólogo del estudio sobre sedentarismo, perfiles motrices e infraestructura escolar (entre otros estudios). Creador del proyecto distrital. Alma mater del profesorado de Educación Física en nuestra localidad; son solo algunos de los proyectos y trabajos que aún están en marcha y siguen vigentes.
Maestro en la base naval de Punta alta, Profesor de Educación Física en Tres Arroyos (en distintos niveles), Preparador físico y entrenador de Natación, Vóley, Futbol, Básquet. secretario del CEF, inspector de Educación Física, asesor de la DEF y profesor del Instituto de EF.
Una carrera larga, extensa y apasionada, imposible de describirla en un papel.
Mucho de lo redactado con anterioridad es conocido en el ámbito educativo y seguramente me esté olvidando de muchas experiencias.
Ahora bien… la parte afectiva y personal, no será tan simple de escribir. Porque toca fibras del corazón. Trata de una amistad casi paternal. Y en este momento las emociones invaden mi cuerpo.
Estas líneas te las escribo a vos amigo, en primera persona. Mientras estoy sentado en tu silla y mirando por el ventanal donde tomábamos mate, charlábamos de la vida, de futbol, de política y por sobre todas las cosas de Educación Física.
Con lágrimas en los ojos afronto el duelo mirando por el ventanal, el pasto que sembré hace unos días, crecer y que no llegaste a ver.
Deseo que estés acá, acompañándome en el aire. Vos me metiste en tu hogar, me abriste las puertas de tu vida, me regalaste la posibilidad de construir una amistad, a pesar de la edad.
Tu casa es nuevamente un hogar. Hay niños corriendo y jugando todos los días. Y como te prometí, de a poco la vamos acomodando.
Me detengo un rato. A llorar. Tranquilo. Solo en tu casa. Mirando tus paredes, escribiendo sobre la mesa larga del fogón.
Te he visto llorar también acá, emocionado con alguna de tus historias de vida. Ahora me toca a mi hacerlo en el mismo lugar, aunque sin vos.
Quiero que sepas que te extraño y te voy a seguir extrañando. Al igual que tus mates y tus charlas. Tus palabras. Tu presencia.
Te voy a recordar mientras viva, porque dejaste huella en mí.
Acá quedamos tus seres queridos, sufriendo tu partida, pero seguramente ya te encontraste con tus otros seres queridos que te esperaban para abrazarte en el cielo.
Te quiero amigo y te extraño…. y como dice el título de la carta.. “hasta volverte a ver”
(*) El autor fue amigo de la vida y alumno de José Oscar “Corcho” Santa María