Por Alejandro Vis
Fotos de Agostina Alonso
El jueves fue su último día como médico laboral de la Municipalidad, donde se desempeñó desde 1987. Además durante una década, aportó ad honorem sus conocimientos de dermatólogo en el Hospital Pirovano. La conversación con un profesional que siente “la dicha de hacer lo que me gusta”, habla de sus experiencias y el valor de la familia
El doctor Jorge Turienzo finalizó la tarea como médico laboral de la Municipalidad el jueves 31 de octubre, debido a su jubilación. Ingresó en la planta permanente para desempeñar este cargo por concurso en 1987; tres años antes había empezado a colaborar ad honorem como dermatólogo en el Hospital Pirovano, actividad que desarrolló durante aproximadamente una década.
Sonriendo, expresa que continuará con la atención en su consultorio “mientras Dios me de salud, porque me encanta”. Además es asesor “en la parte de Enfermería de CELTA”, donde también con anterioridad fue médico laboral.
La formación
Nació en Tres Arroyos, cursó los estudios primarios y secundarios en el Colegio Jesús Adolescente, tras lo cual se radicó en La Plata para estudiar Medicina. “Me fui en 1973 para cursar en la Universidad Nacional de La Plata, tiempos muy complicados en el país. El breve gobierno de Cámpora, luego Perón, cuando falleció lo sucedió Isabelita (María Estela Martínez) y luego en 1976 se produjo el golpe de Estado. Antes y después del golpe, explotaban bombas en muchas ocasiones. Una locura, hubo mucha violencia”, recuerda.
Hace referencia a sus amigos y compañeros. “Nos fuimos a estudiar con Alberto Buzzi, Juan Pablo Molina y Horacio Parisi, ya fallecido. Terminamos el secundario y partimos a La Plata al año siguiente. Todos médicos, Juan Pablo Molina provenía del Hogar El Amanecer. También estuvo con nosotros viviendo en el departamento Mario Gramisu”.
Jorge realizó la carrera de Medicina y luego la especialización como dermatólogo. El regreso a Tres Arroyos tuvo lugar en el inicio de la democracia.
Lo más importante
Cuando ingresó ad honorem al Hospital Pirovano “estaba Barbarita (Bárbara García). Yo venía con toda la impronta de la medicina hospitalaria. Carlos Alvarado, quien es amigo, fue uno de los que gestionó para que viniera porque yo por ahí me iba a ir a otro lado. En La Plata, concurría al hospital de lunes a sábados, él me dijo que acá era de lunes a viernes”. Incorporarse sin percibir un ingreso “fue una manera de devolver algo a la ciudad, a la comunidad”.
En 1987 se jubiló el doctor Héctor Giró como médico laboral del municipio. “Cocorolo (el intendente Jorge Foulkes) era tío político mío, mi mujer Alejandra Foulkes era sobrina de él. Giró le dijo que me nombre a mí, pero Cocorolo decidió hacer un concurso. Quedé seleccionado y le agradezco porque de la otra manera hubiera sido una designación política, me sumé así a la planta permanente”, explica.
Jorge vuelve a sonreír e indica: “como decía Tato Bores, ‘yo no cambio, lo que cambian son los gobiernos’. En realidad, con todas las administraciones no tuve problemas, hice lo que tenía que hacer, por eso el mayor afecto es del grupo de compañeros”.
En la Oficina de Recursos Humanos de la Municipalidad permanece Fabián Linares, el jefe, mientras que el resto del personal se ha ido modificando. Señala que “yo estuve 37 años, Fabián se encuentra desde hace 35 o 36. También integró esta área José Colantonio, quien se jubiló. Ahora quedó Fabián con un grupo de chicas”.
El jueves fue un día muy especial. “Andrea, mi pareja, me dijo lo más importante que te vas a llevar son todas las muestras de cariño -observa-. Cantidad de gente se acercó a saludarme y lo sigue haciendo en los días siguientes”.
Etapas
Conoció a muchísimos empleados, así como “a quienes ejercieron jefaturas o cargos políticos, que lógicamente fueron cambiando”.
De las experiencias diversas como médico laboral, menciona que “es muy difícil cuando le tenía que decir a alguien que no estaba apto para tal tipo de tarea, en general no sucedía, pero hubo casos. Una persona con lumbalgia no la podías poner a hacer barrido y limpieza. Después aparecieron las ART. Pero si un empleado tiene un problema de salud, responde la Municipalidad”.
También cuenta que “cuando la Subsecretaría de Trabajo funcionaba donde se encuentra el edificio La Protección, ahí estaba Dionisio Vogogna, había que ir a las juntas médicas. Es algo que con las ART se fue perdiendo”.
Sobre su intervención en CELTA, Jorge sostiene que “estoy en la parte de Enfermería. Antes fui médico laboral de la cooperativa. Cuando ingresó Raúl Correa como intendente, había sido presidente de CELTA, me propuso para la cooperativa. Así empecé”.
Una elección
Con el consultorio va a seguir “a full. Me encanta -reitera-, trato de no andar a las corridas. Al finalizar mi trabajo en la Municipalidad, tengo menos limitados los horarios”.
En este sentido, subraya: “Siempre insisto con lo mismo. Tengo la dicha de hacer lo que me gusta. No es suerte, lo elegí y lo busqué. No tiene precio, cada día que te levantas a la mañana trabajas en lo que te gusta”.
Deja en claro que “debo estar al cien por cien. Me ha pasado, por distintas circunstancias de la vida, que no estoy en condiciones de atender por algún motivo, entonces llamo a la secretaría para que anule los turnos y los reprograme”.
Decide tomar esa decisión porque “no tengo ningún derecho a no estar pleno para verte. Cuando te sentás frente mío en el consultorio, es porque tenés un problema para que yo te lo solucione o te lo alivie. No para que te vayas mal o con un problema mío pensando ‘¿qué le pasa a Turienzo?’”.
Al respecto, reflexiona que “prefiero que digan ‘¿qué hace este vago que no atiende hoy?’ antes que estar a medias. A veces me enojo con colegas que se quejan porque tienen mucho laburo, si pensás así colgá el título y dedícate a otra cosa”.
Con énfasis, agrega que “hay que hacerlo bien y dedicado, la profesión de médico no se puede compartir con ninguna otra actividad al menos si trabajas a pleno”.
Es la actividad en la que siente que mejor contribuye a la sociedad. “En tanto tiempo me han ofrecido cargos políticos de todo tipo, siempre consideré hasta el día de hoy que soy más importante como médico que como político o en otro lugar”, afirma.
La familia
En los próximos días viajará a la ciudad de Buenos Aires para “un curso que brinda la Facultad de Medicina. Se concreta cada año, desde hace mucho tiempo, en forma ininterrumpida. Con charlas, capacitaciones, todo lo nuevo. A su vez, es la posibilidad de encontrarme con amigos colegas de todo el país”.
Con gratitud, expresa que “el apoyo familiar lo tuve y lo tengo. Lo más importante es la salud. Los afectos, la familia, los amigos. Quedé viudo y ahora formé una pareja, una nueva relación, el jueves Andrea estuvo en la Municipalidad e hizo una pequeña travesura de armar un marco para sacar la foto”.
Tiene tres hijos: María Soledad, quien “ahora está en Escobar”; Manuel, “se encuentra en el campo La Cestona y se hizo una escapada para asistir a mi último día como médico laboral”; y Matías, el más chico que reside en la ciudad de Buenos Aires.
María Soledad estudió Comunicación Social, “cuando estuvo en Tres Arroyos tenía viandas vegetarianas”; Manuel se formó en gastronomía; y Matías siguió los pasos de su padre, es dermatólogo.
La vida le dio además la enorme alegría de disfrutar de sus siete nietos (Dos nenas de su hija mayor; otras dos de Manuel; y tres varones de Matías).
Con tranquilidad, finalizó el período extenso y valioso de su trabajo en la Municipalidad. Se siente feliz, al observar la forma en que recorrió este camino.