Los Pereyra representan una porción del automovilismo zonal tradicional; mantienen el sentir histórico del grupo de amigos que se une por el magnetismo del auto, y reafirman el romanticismo que genera la unión familiar apoyando este estilo de vida que empezó a correr por las venas del abuelo Néstor, siguió por papá Marcelo hasta posarse en estos días, después que su hermano Federico se corriera un poquito del volante, en la habilidad y calidad conductiva de Matías.
Con Minicross siempre como categoría elegida, Matías repitió un brillante inicio de temporada en el Moto Club terminando segundo en la final, alcanzando así el halago de ser el único piloto tresarroyense en subir al podio.
“Estamos muy contentos, arrancar el año así nos viene ‘al pelo’, más allá que siempre se quiere ganar, pero fundamentalmente por reafirmar que seguimos siendo competitivos y que estamos en el grupo de punta. Es verdad que algunos chicos cambiaron de categoría, pero entre los que se sumaron y los que quedamos, se completó un grupo de pilotos y autos que van muy rápido para asegurar una categoría y un campeonato muy parejo, pero acá lo concreto es que toda la categoría está competitiva y con chances, porque todos trabajan al detalle para mejorar y eso es lo que la hace tan atractiva”, valoró.
Previo a este debut, “hicimos una prueba en San Cayetano donde tocamos algunas cositas y anduvieron bien, por lo que llegamos al Moto Club y de movida fuimos lógicos y competitivos, siendo terceros en clasificación. Esto nos dio tranquilidad y nos dejó contentos, por lo que el domingo después de repasar todo no hicimos ningún cambio grande”. Esto le aseguró estar siempre adelante. “Ganamos la serie pese a que Gonzalo Furet me trajo ‘cortito’, y en la prefinal y final fuimos segundo de Cabrera, a quien corrimos y buscamos con todo pero no nos alcanzó. En la final largué cuarto, pude pasar a Cernuda en la primera curva y cuando se quedó Ramiro (Bustos) fuimos a buscar a Cabrera pero no encontramos el lugar (pese a intentarlo de distinta manera) y de mitad de carrera en adelante nos hizo una pequeña luz que no pudimos descontar; él traccionaba muy bien en la entrada a la recta mientras que a mí se me iba un poquito de cola, después me recuperaba pero al ser tan parejos no me daba para tirarme con claridad, y también siempre está presente que hay que sumar buenos puntos cuando se pueda, y ser segundos era valioso. La verdad, nosotros estamos muy contentos con el auto y su rendimiento; tanto el motor como el chasis respondieron como lo deseábamos y lo importante es que sabemos que tenemos un auto para pelear durante todo el campeonato, así que hay que estar tranquilo porque el año es largo y todo llega”.
En este 2025 el Minicross de Matías lució con los colores tradicionales de Italia (blanco, rojo y verde), “fuimos para el lado de Fiat; siempre nos gusta tenerlo prolijo (verdaderamente quedó hermoso) y nos pareció una buena idea el cambio” destacó sobre este auto al cual “Guillermo Yané nos sigue preparando un motor que nos deja muy contentos porque siempre anda muy bien, mi papá sigue siendo el responsable del chasis y mi abuelo de la caja. Para este 2025 se han sumado algunas publicidades, siguen varias del año pasado, lo cual nos genera tranquilidad y alegría porque la gente nos sigue ayudando”.
En el cierre, y cuando el génesis de la amistad y la tradición afloraron, Matías abrió su corazón para agradecerle a “Guillermo (Yané), mis Viejos y abuelo que siempre me acompañan, a mis abuelas que siempre están pendientes de todo al igual que el resto de la familia y amigos, los cuales nos regalan ese apoyo incondicional que alimenta nuestras fuerzas”, confesó.
