Mentalidad: ¿Por qué pensamos diferente? Por Martina Lasaga (*)
Actualmente hacemos referencia con regularidad al concepto de diversidad, ya sea en el plano social, cultural, de opiniones, etc.
Antes de introducirnos en los tipos de mentalidad que existen, me gustaría que podamos reflexionar acerca de esta cuestión:
¿Por qué pensamos diferente?
¿A qué se deben estas diferencias respecto a nuestra mentalidad?
¿Podemos cambiar nuestro ¨Mindset¨?
Algunos entendidos en el tema han adjudicado esta diferencia a características con base física (frenología, craneología y genes).
Otros expertos apuntaron hacia la base histórico- social de las personas, sus propias experiencias, su formación, personalidad, aprendizaje, etc.
¿Cuánto de razón hay aquí?
Lo cierto es que no se puede decir que uno u otro estén totalmente en lo cierto, sino más bien existe un cierto empate entre ambas posturas.
Como dijo un conocido neurocientífico llamado Gilbert Gottlieb, “los genes y el entorno no sólo cooperan para nuestro desarrollo, sino que además necesitan del entorno para funcionar debidamente¨.
Seis señales
Para el cambio de mentalidad, es importante detectar las siguientes señales.
-Pensamiento rumiante y autobiocot
-Sentimiento de desmotivación y cansancio
-Quejas constantes
-Dificultad para dejar ir, especialmente soltar las malas experiencias y los errores cometidos
-Encontrar demasiadas excusas
-Dificultad para el disfrute
Las dos mentalidades
Según Carol Dweck, existen dos tipos de mentalidades: fija y de crecimiento. La mentalidad fija ve las habilidades como algo innato e inmutable, mientras que la mentalidad de crecimiento las percibe como algo que se puede desarrollar y mejorar con esfuerzo y dedicación. La autodisciplina es un estado mental por lo tanto, puede entrenarse.
Cada vez más los científicos afirman que las personas tienen mayor capacidad para entrenar su mente y aprender durante toda su existencia.
Por supuesto, que cada uno posee su propia y exclusiva dotación genética. Se puede partir de carácteres y aptitudes distintas, pero es evidente que la experiencia, formación y el esfuerzo personal son los elementos clave para desarrollarse mentalmente hablando.
“El principal factor para que la gente aumente su competencia no consiste en poseer una habilidad fijada de antemano, sino en comprometerse seriamente a lograrlo…” (Robert Sternberg).
(*) La autora es licenciada en Economía (egresada de la UNS). Con especialización en Economía del Comportamiento (UCEMA) y Neurocoaching. Experta en Bienestar y Felicidad Organizacional (Universidad de Nebrija, España).