18|10|20 08:18 hs.
Por Juan Berretta
Florencia y Valeria llevan años dedicadas a la salud de sus hijos. Sus historias están escritas con dolor, soledad y, sobre todo, un amor sin límites.
Es el que tienen por Dante (7) y Mateo (4), sus pequeños guerreros que le están haciendo frente a enfermedades letales. Uno padece inmunodeficiencia primaria, el otro epilepsia refractaria y síndrome de Lennox Gastaut.
Las dos quedaron solas al momento de decidir desafiar los diagnósticos y dejaron sus vidas de lado en busca de la cura.
Después de viajes, consultas, internaciones interminables y gastar el dinero que no tenían, lograron mejorar el escenario, en la medida de las posibilidades, de cada caso.
Florencia le donó su médula a Dante, que hoy pelea para que su organismo empiece a funcionar.
Valeria logró que a Mateo le coloquen un aparato para mitigar las consecuencias de las decenas de convulsiones que sufre a diario. Pese a que la situación es irreversible, pudo ofrecerle una mejor calidad de vida.