Carta de Lectores

Carta de Lectores

Un reto que acepto

16|07|21 17:49 hs.

Señora directora: 


En la edición de La Voz del Pueblo del domingo 11 del corriente mes, en su extenso artículo titulado “Conmigo no”, el doctor Risso, citando un clásico “El Imperialismo fase superior del capitalismo” escrito en 1916 por Vladimir Lenin, agrega “de haber conocido el titulo habrían abierto el ojo, /.../ sin duda el lector Lohin tendrá algo que decir al respecto”. Un reto que acepto, aunque no me será fácil competir con un abogado y habitual escritor de excelentes notas en este espacio, al cual agradezco de antemano la posibilidad de hacerlo. 

Si en 1916 Lenin explicaba en su obra que la época del capitalismo de librecambio tocaba su fin, en 1921 ante el fracaso de las políticas económicas aplicadas tras el triunfo de la Revolución Bolchevique caracterizada por la Requiza, expresa “el capitalismo no puede sino crecer sobre la base de este libre comercio”. En la práctica significó la aplicación de lo que se conoce como la NEP (Nuevas Políticas Económicas), una vuelta moderada al sistema capitalista. Lenin falleció en 1924 y la NEP lo sobrevivió dos años, al estar en contradicción con la creación de un estado socialista llegó a su fin, comenzando la era de la economía planificada, en esencia un Capitalismo de Estado (además de un Imperio totalitario que sojuzgó a las naciones de Europa Oriental) ineficiente, cerrado al mundo, cuyos burócratas dictaban como vivir, alimentarse, vestirse y además como pensar, claro. 

 La URSS nos deslumbró con sus conquistas espaciales, pero su economía dirigida, restrictiva y no competitiva no pudo suministrar los productos más esenciales para su población en calidad y cantidad. Recién en su último Congreso del Partido Comunista estableció que necesitaba el mercado; ya era tarde, la segunda potencia militar, con una economía de pies de barro implosionó ante el asombro del mundo. 

Algunos con un poco de humor habían calificado a la URSS como el país más desarrollado del tercer mundo ¿exageración? No tanto, por razones profesionales pude estar en tres oportunidades siendo todavía la URRS y dos veces ya en la Federación Rusa. En el interior era visible su cercanía al tercer mundo, en cuanto a nivel de vida, calidad de vivienda, y la provisión y comercialización de insumos básicos. 

 Lenin no imaginó que décadas más tarde, otros marxistas, en 1974, plena Guerra Fría y de Vietnam, recibirían en China a Nixon, presidente de Estados Unidos, un golpe en la escena política mundial. Nixon y los dirigentes chinos llegaron a un acuerdo cuyo resultado fue el inicio de cooperación económica entre ambos países; China envió a EEUU a sus mejores egresaos universitarios para que se interioricen sobre el funcionamiento del capitalismo americano, para competir nada mejor que conocer al competidor. Hoy China compite con EEUU en una guerra tecnológíca, ambos son las mayores economías del mundo, siendo China el principal socio comercial de EEUU en bienes y servicios, y el acreedor más grande que tiene EEUU con tenencias de bonos superiores a u$s 1,2 billones. 

 El capitalismo de libre cambio que Lenin auguró en 1916 llegaba a su fin, hoy goza de buena salud. El libre comercio interior y los tratados de Libre Comercio entre estados fluyen por doquier y son el motor de la economía mundial. 

Ya lo ve doctor Risso, la URSS, una economía cerrada al mundo, que se adaptó a los cambios como las empresas que usted añora, al igual que la rana del cuento, saltando dentro de la olla ante el aumento de la temperatura del agua hasta sucumbir, versus China que a la inversa saltó de la olla para cambiar y competir con el mundo. 

¿Dónde estamos nosotros? Oscilando entre uno y otro, pero más inclinados a ser un país cerrado, que en aras de resguardar la soberanía alimentaria, el cuidado de la mesa de los argentinos, etc., combate al sector más competitivo que es el campo, que tolera que Mercado Libre, hoy de mayor valor que YPF, que revolucionó la compra-venta de manera que cualquiera a través de un click en un celular puede adquirir el producto deseado y recibirlo en pocas horas, se vea obstruida por el accionar gremial compulsivo y su dueño deba tener que irse a vivir a Uruguay, que se limite la exportación de la Economía del Conocimiento, o la modalidad del teletrabajo, o que haya restricciones a la importación de productos indispensables para nuestra industria. Son algunos síntomas que conspiran contra los cambios, que promueven generación de riqueza y empleos de calidad, mientras se sigue entonando “combatiendo al capital”, lo cual realimenta un Imperialismo Ideológico, más nocivo que el que denunciaba Lenin. 

Doctor Risso, usted preguntaba por la pandemia y sus efectos económicos, que supuestamente había obviado; la pandemia afecta a todo el mundo, pero por lo expresado más arriba no es casual que tengamos una inflación mensual equivalente al promedio anual del mundo, a pesar del congelamiento de tarifas de servicios, mientras la pobreza y el trabajo precario, ya de por sí altos en relación con los países de la región, siguen su curso ascendente y nuestra moneda continua devaluándose a un ritmo sostenido, a lo que se suma el barrer los problemas bajo la alfombra ante las próximas elecciones. Un deja vu que reafirma nuestra persistencia en volver a tropezar con la misma piedra, un nuevo paso atrás de consecuencias imprevisibles. Hasta la próxima. 

 Américo Lohin 
DNI 4.314.760