Por Valentina Pereyra
Fotos: Marianela Hut
“Es una larga historia desde aquella primera vez que alguien dijo instituto hasta la que vos estás pensando hoy… es un camino de hombres y mujeres haciendo. Eso es”. – Graciela Callegari.
La primera vez que entré al Instituto salté las escaleras de ingreso al compás de los latidos de mi corazón que sucumbían por la ansiedad. Otras escaleras, más altas, más acaracoladas, más cercanas, me dejaron en la puerta de mi destino.
Comencé mi historia como alumna en el edificio de la Escuela Primaria N°1, a diferencia de las primeras inscriptas que asistieron a clase en las aulas del edificio de la Escuela N°3.
Nuevamente subí al primer piso y, una vez en el Instituto, me encontré en el salón Islas Malvinas con su directora Graciela Callegari. Nos acomodamos guardando la distancia social y desenrollamos un enorme cúmulo de anécdotas e historia. Entrelazamos la charla con las voces de los que están, de los que se fueron y de los que siempre tendremos memoria.
Graciela, sin preámbulos, va directo al hueso y me explica que tras la materialización de un sueño, como la creación del Instituto, es difícil saber qué empuje tendrá. En el momento de desgrabar la entrevista, la detengo en ese minuto y recurro al libro “40 años, 40 voces” donde encuentro muchos testimonios de gente muy querida, también el de Graciela: “La trama de la enseñanza es así, es mutua, es infinita e inenarrable, se encuentra y parece que se pierde pero sigue entramada en otros, con otros… Eso pienso cada mañana, tarde o noche cuando subo la escalera o cuando intento seguir tejiendo con otros para otros”.
Dejo correr la grabación nuevamente y lo siguiente que la directora del instituto me dice es que cuando firma un certificado, conoce la trayectoria del estudiante, pero no puede adivinar qué va a pasar con su vida a partir de ese título. Es en ese momento que me interpela: ¿Te parece que el ministro que firmó esa resolución pudo saber cómo se construirá la institucionalidad del ISFDyT N°33?
Callegari en la puerta de ingreso. La docente forma parte del Instituto desde hace 18 años
¡Estaría bien orgulloso!, pienso y voy más allá con la idea, porque no se trata sólo de una decisión política de un momento, no, se trata de un sueño grande, aventurado, dinámico y concretable.
Un papel, una certificación, una firma pueden promover una, cien, mil historias como las que surgen luego de la creación del Instituto. Hay dos cuestiones, la génesis y la concreción que ocurre con su inauguración el 6 de agosto de 1971. De la primera dan cuenta los libros de actas, los expedientes amarillentos, las resoluciones y los documentos que armaron el rompecabezas que tienen la impronta de sus gestores, Félix Meo Guzmán y Ethel Gómez, que impulsaron la idea de una casa de estudios superiores en Tres Arroyos y tuvieron el apoyo del presidente del Consejo Escolar, Julián Alfredo Álvarez.
En esa solicitud se planteó la necesidad de crear un Instituto de Perfeccionamiento Docente que nació como consecuencia de la reforma educativa del ´70 que dejó de lado la formación docente en el nivel medio, en las escuelas normales, en los bachilleratos con orientación pedagógica. “Mi paso fue mucho más que un paso por el ISF 33. Félix Meo Guzmán fue delineando la idea de crear un instituto en la ciudad y yo me sumé al proyecto”, escribió Ethel Gómez en el libro “40 años, 40 voces”.
Las primeras clases
La primera hora de clase se dictó el 2 de agosto de 1971, en el edificio de la Escuela N°3, un día muy frío, según testimonios. Unas sesenta personas en dos divisiones completaron los bancos de esa primera carrera: Escuela de Capacitación Directiva y Técnica, con una duración de dos años y un cuatrimestre. Tuvo una inscripción de 30 alumnos residentes, 74 no residentes y 66 vocacionales.
Al año siguiente se abrió la primera carrera de grado: Maestro Normal Superior y en 1977 que se trasladó a la sede actual en el edificio de la Escuela N°1.
Graciela hace una pausa y subraya, con sus palabras ya subrayadas, el nombre de los docentes de esas cátedras fundacionales: Ethel Gómez, Ana García, Marta del Priore, Virginia Isabel (Bibel) Cazalás que también trabajó con el grupo de los directivos. Levanta la mirada y abre paréntesis y sigue: su hija, Josefina Giglio, en el libro “Yo la quise” incorpora una carta en la que la madre le cuenta a su familia que vendría a Tres Arroyos a dictar algunas cátedras en un Instituto que se estaba abriendo.
Paro el grabador y abro otra página del libro por los 40 años del instituto. Leo: “Hay una placa pequeña junto a la puerta, hay un nombre en los folios del Libro 1, hay un nombre en la boca de muchos, de los que fueron los primeros en el 33. Bibel…” “Las estelas de la memoria. El desafío de encontrar a Virginia Cazaláz en la memoria de su pueblo”.
La escalera que te introduce en la vida del 33
El camino
Después de tantas historias, hay un listado de notables que ocupa mucho más que las páginas de los libros por los 25 o los 40 años del Instituto. Graciela los nombra de memoria: Félix Meo Guzmán, primer director, Ethel Gómez, primera coordinadora, Gladys Salcedo, primera secretaria, Delia González, bibliotecaria, Silvia Irigoyen y Luisa Cambra, preceptoras y los profesores: Marta Del Priore, Virginia Isabel Cazaláz, Ana María García, Ethel Gómez.
Agita en el aire las manos y apunta hacia afuera, señala el espacio, el edificio, el lugar, señala la progresión de los acontecimientos y menciona la gestión de Stella Gil de la que dice tiene dos hechos centrales: impulsar el primer expediente por el edificio propio, y la expansión del Instituto con sus Anexos en términos de impacto regional, tarea que le da la paternidad de los institutos de Dorrego, N°62, el de Chaves, N°68, y el de San Cayetano, N° 65.
La regente de esa gestión fue la recordada profesora Olga Tróccoli que interesó a su hermano, Antonio, ministro del interior del presidente Ricardo Alfonsín, para impulsar el expediente que determinó que el terreno sobre la calle Brandsen, en la misma manzana del actual edificio, se destinara para la construcción del ISFDyT Nº33.
El minutero del grabador indica que llevamos más de media hora de charla en la que los acontecimientos van y vienen por cincuenta años de educación superior. Momento en el que interrumpo su voz para escuchar la mía que me transportan a los días en que la regente Olga Tróccoli daba clases y llegaba enfundada en altísimos tacos, una voz ronca y firme y una enorme presencia, tan enorme como su sapiencia.
Crecimiento
En 1980 la institución se convierte en “Docente y Técnica” e incorpora tecnicaturas: Tecnicatura Superior en Administración Agraria, en Administración de Empresas, en Cooperativismo y de allí a todas las que se dictan en la actualidad.
Graciela ingresa en el mundo académico sin anestesia y explica que las ofertas del Instituto son respuestas a las necesidades. Sin dudas, esto es así desde su creación. Los directivos siempre estuvieron atentos a leer lo que pasaba y a definir una respuesta para cada necesidad del sistema educativo o de la comunidad, atenta lectura de campo y dedicación en la construcción de respuestas.
Corre la grabación y se mete en nuevas gestiones que construyen la identidad del 33. Como la del contador Rubén Prado que asume la dirección después de Stella Gil cuya impronta, además de continuar con las gestiones para lograr el edificio propio, es la de fortalecer y hacer crecer a la rama técnica de la institución.
Graciela dice que Prado enfrentó momentos complejos e innovadores, como el de la sanción de la Ley Federal, la reformulación curricular y la aparición de los primeros Consejos Académicos y él mismo escribió en el libro “40 años, 40 voces” que “ese instante significó un desafío muy grande en mi vida personal y profesional”.
La entrevista promedia la hora y Graciela comienza a hablar de su gestión que comenzó en el año 2004. Suspira y descarga después del intervalo un sinfín de entusiastas palabras. “Me tocó otra época”, dice, y la divide en varios momentos. El inicial que fue seguir con el tema del edificio hasta que descubrió que era un trabajo muy complejo porque el sistema educativo de Tres Arroyos tenía otras cuestiones muy difíciles para solucionar en términos de infraestructura. Luego tomó otros caminos como el de crear buenas situaciones de convivencia con el nivel primario de la Escuela N°1 con la que comparten edificio. Además, se dio cuenta de que el Instituto podía seguir creciendo si acuñaba la lógica del aula extendida.
La grabación sigue y los flashes contienen gestos que contienen historias como la celebración de acuerdos marcos de trabajo con la EATA, con la Chacra Experimental o la Escuela Técnica, con el Ministerio de Agroindustria, con el Municipio y con empresas e industrias. El entusiasmo se despliega por toda la sala del Islas Malvinas al referirse a la creación de las aulas, donde no podían tenerlas, a la búsqueda y fomento de recursos de extensión que brindaron aportes para la investigación.
Es el momento más teórico de la entrevista, ese que da cuenta de los alcances del nivel superior en el que la directora relata que gestionó para lograr la gestación de una masa crítica y aportes de construcción de trayectorias con la formación inicial y permanente y, para ello, mantener una oferta de carrera y constituir equipos de trabajo que se formaran para fomentar esos recursos. Reafirma, no solo en la grabación, sino en la gestión, que la posibilidad de realizar un trabajo conjunto con otros sectores es la marca registrada desde hace varios años, como la presencia de los institutos superiores de Tres Arroyos en el diálogo, en las decisiones provinciales y nacionales.
Enumera y puntea en el aire acontecimientos importantes en la vida institucional de los últimos años como “ser sede del primer encuentro estudiantes de institutos superiores, sede de jornadas provinciales de diferentes áreas curriculares, formamos parte de la red de apoyo para el estudio en Escuelas Medias, del Ministerio de Educación de la Nación con el que participamos del XV Encuentro de Educación del Mercosur”. Por el Proyecto de Mejora sobre crear una comunidad de lectores y escritores académicos fueron parte del grupo de intercambio con universidades colombianas representando a la provincia de Buenos Aires. Y participaron de proyectos y jornadas jurisdiccionales.
El salón Islas Malvinas
Tiempos modernos
Hubo una frase que me obligó a mirar el grabador y anotar el minuto en la que se dijo. Escuché atenta: “No formamos sólo docentes o técnicos superiores”, explicó Graciela, “sino profesionales capaces de interpelar socialmente sobre los problemas de la vida cotidiana, en la escuela, en los espacios para los que formamos, en el ambiente, en la producción, es decir, va más allá de dar clase y que la persona tenga un título, tenemos que hablar, poner voz y producir debate porque ese también es nuestros rol como institución formadora”.
Después de treinta y pico de años de haber recibido el título de Maestra Normal Superior grabo la entrevista para contar la historia del Instituto que me dio una carrera. Ya en casa, prendo y apago el grabador tantas veces como es necesario para poder transmitir las vivencias relatadas sin saltearme ningún detalle.
Cincuenta años de vida para el sueño que forjaron Félix Meo Guzmán, Ethel Gómez y tantos profesores y profesoras cuyas voces siguen circulando, siempre.
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La matrícula, cambia con los años
La matrícula del Instituto fue variando, al principio fueron alumnos y alumnas que quería seguir la carrera docente, luego, al abrirse las técnicas, se inscribían aquellos que habían terminado la secundaria y se habían quedado a trabajar y los que se habían ido, pero al no adaptarse regresaban para continuar su formación en la ciudad.
Hoy ha cambiado, por las ofertas de educación superior que tiene Tres Arroyos y con el trabajo que han realizado y la diversidad de carreras que ofrecen los Institutos locales. Las opciones de estudio también se adoptan como segundas carreras.
Graciela Callegari, directora del ISFDyT Nº33 explica que “todos sabemos que la dinámica de este momento exige una formación continua que cada uno va proyectando de acuerdo con sus necesidades. Por eso la matrícula actual es más joven, más diversa, desde los 18 hasta los 60, los que viven su primera experiencia de educación superior y los que ya la tienen, los que recién cerraron sus estudios secundarios y los que ya hace tiempo y vuelven a estudiar. El año pasado hubo una inscripción récord de más de 650 alumnos (420 en formación de grado) que por la pandemia no pudo sostenerse, pero en este ciclo lectivo se trabajó para recuperar.
Cómo no mencionar matrículas de lujo como los docentes del sistema que hoy conducen las instituciones, o que son inspectores, u otros egresados del Instituto como lo fue la primera jefa regional de Tres Arroyos, o la primera jefa distrital. También Adriana Corral, directora Provincial de Educación Inicial fue egresada del ‘33’ como el profesor, actor y escritor Ricardo Listorti, o Alcira Lembi, la verdad es que hay egresados por todo el mundo. En distintos lugares de la Argentina y en muchas escuelas del distrito hay egresados del 33, al igual que en muchos emprendimientos, empresas e instituciones”.
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Cátedra abierta
Respecto a las dos cátedras abiertas con las que cuenta el ISFDyT N°33 la profesora y directora Graciela Callegari explicó que se organizaron como actividades de extensión de carreras que no lo tienen, desde otros espacios específicos, ciertas materias o temas. Una de ellas es la de Memoria y Derechos Humanos, de la que dijo: “En un tiempo hubo presupuesto para el desarrollo de proyectos de memoria y derechos humanos e hicimos muchas actividades; cuando se terminó, sentimos que teníamos que avanzar en transversalidad de la temática en todas las carreras. Por eso creamos la cátedra”.
Otra cátedra muy querida es la Ricardo Listorti, la cual enlaza los tres aspectos que caracterizaron su carrera: los medios -como el proyecto de radio-, el teatro y la escritura. La cátedra trabaja temáticas que fueron significativas en la vida profesional del alumno con mejor promedio en su cohorte: Ricardo Listorti.
Democratización del nivel superior
El ISFDyT N°33 tiene representación en el Consejo Provincial de Educación Superior que preside, en este momento, Graciela Callegari y del que también participa por los docentes de la Sección el profesor Julio Zabaljáuregui. Es un órgano previsto por la Ley que tiene funciones de asesoramiento y orientación política del nivel.
En este espacio se debaten cuestiones de las políticas de la educación superior.
En este espacio se debaten cuestiones de las políticas de la educación superior.
En este sentido, Callegari asegura que el “33” está en condiciones de debatir y de participar de nuevas formas de educación superior. “Durante la pandemia la gestión fue muy difícil y tuvo su base principalmente en la confianza en el otro y en el trabajo que están haciendo los equipos docentes y profesionales que en algunas cuestiones es maravilloso”, afirmó la directora.
Programa de radio
La Radio del instituto, “El Puente” 107.1, realizará programas especiales en conmemoración de su 50° aniversario. Organizado por el equipo directivo y docente y con el aporte de los alumnos se llevará a cabo una programación especial: “Contar la historia” con personas como la profesora y escritora Josefina Giglio.
Los programas traerán las voces de los que hicieron la historia del 33 a lo largo de estos 50 años y se prevé el paso de egresados, muchos de los cuales ya no residen en Tres Arroyos.
Charlas por aniversario
“¡Vamos a festejar, bueno, es una manera de festejar tener 50 años de existencia!” Dice Callegari mientras detalla un programa interesantísimo de propuestas pedagógicas en las que se crean espacios para pensar, por ejemplo, en qué casa vivimos y cómo nuestros comportamientos disociados de la naturaleza impactan en nuestra flora, fauna y nuestra propia vida porque la crisis del ecosistema está ahí, a 30 años. “Formamos recursos que serán los profesionales que deban actuar en ese momento, al igual que la ciudadanía”, destaca Callegari.
Con este objetivo se llevó a cabo el último miércoles la el Conversatorio sobre la Casa Nuestra a cargo de Pedro Di Nezio.
El 2 de agosto en el marco del aniversario se iniciará un nuevo ciclo de conversatorios con eje en la Educación post pandemia con la presencia de funcionarios de provincia, nación e investigadores para analizar diferentes paradigmas en función de futuras políticas y cómo la educación puede formar recursos que ejerzan prácticas inclusivas y cómo trabajar con la pobreza e inclusión.