| Secciones
| Clasificados
Tres Arroyos, VIERNES 29.03.2024
// 15.1 °C
DÓLAR HOY: $843 | $902
DÓLAR BLUE: $980 | $1010

El obrero en la carrera de Lemos

Como con sus manos sobre un martillo neumático o utilizando un pico y pala formaba las fosas para hacer las cloacas, en las calles de nuestra ciudad, de la misma manera con un par de manoplas, Pedro Alem construyó la carrera de Gustavo Lemos. No sólo en el deporte, sino también en la vida de quien es como un hijo para él.

Apodado El Toro, nació un 17 de noviembre del año 1973 en Tres Arroyos. Producto del amor entre sus padres, Pedro Bautista Alem y María Alicia Peña. Criado parte en el campo y el resto en la ciudad, es el mayor de diez hermanos, ocho varones y dos mujeres.
“Fui el único que se interesó por el boxeo”, manifestó, quien se queda por las noches sólo en la cocina, los fines de semana mirando los eventos boxísticos que transmiten en vivo por la televisión. Durante el invierno trabajaban con la leña y en el verano en un horno de barro fabricando ladrillos. Años después se radicó en la ciudad y empezó a desempeñarse en una empresa de aguas y cloacas. Hoy con 48 años de edad, trabaja en la municipalidad.
Padre de tres hijos, dos mujeres y un varón, y seis chicos que crio como si fueran suyos, entre ellos Tito. Junto a su mujer, María Cecilia Cisneros, oriunda de Punta Alta, madre del campeón latino FIB, con quien lleva en pareja 21 años y tres de casados, componen una familia muy unida. “Mi señora me apoya mucho, es la madre de Gustavo y está firme en todo al igual que la señora de él, son nuestros timones”, manifestó.
«Me inicié en el deporte de los puños a los 16 años. Iba al Centro Estrada, donde recuerdo que estaban los hermanos Ulibarre, Lezcano y Lazarte. Fue en el tiempo de Nebel Pereyra. Iba y dejaba porque yo trabajaba en el campo y no podía ir mucho. Antes era más difícil aún, costaba muchísimo más que ahora dedicarse de lleno a esta actividad. A los 21 años aproximadamente debuté como boxeador amateur, realicé alrededor de 30 peleas. Perdí varías, pero nunca por nocaut», recordó Alem.
Se inició como entrenador al dirigir a uno de los hermanos de Gustavo, Leonardo Lemos. A quien le hizo hacer entre 15 y 20 peleas amateur y lo consagró campeón de la provincia de Buenos Aires. «Cuando cumplí 37 años empecé a entrenar al hermano de Tito. Salió campeón bonaerense, pero por circunstancias de laburo también abandonó”, expresó vía comunicación telefónica.
En esos momentos, no estaban solos en el gimnasio. Ya empezaba a aparecer un pequeño que se ponía los guantes y comenzaba a pegarle sus primeros golpecitos a una bolsa. Un niño, al que hoy apodan El Eléctrico, que era seducido por este deporte del cual poco a poco se iba a enamorar. “Gustavo en ese momento era chiquito. Pero ya iba al gimnasio y me di cuenta que le gustaba. Cuando cumplió once años se dedicó a entrenar y a los catorce lo llevé a debutar a Las Flores -pelea que pierde por puntos-, después empezó a ganar y peleamos por toda la provincia», comentó el entrenador y agregó: «Siempre estuve al lado de él. Lo que sabe, se lo enseñe todo yo».
Gustavo Daniel Lemos debutó como profesional el 17 de mayo del 2016 en el estadio de la Federación Argentina de Box, derrotando en un reñido combate a Lucio Alberto Ayala, que ya tenía tres contiendas en ese momento. «Cuando Tito quiso pasar a profesional, le dije ‘probemos, hagamos una pelea y vemos. Si no te dedicas a otra cosa, a trabajar’. El en amateurismo andaba bien pero profesional es otra cosa».
Así como Tito al finalizar cada combate, posterior a un beso que se da en su mano derecha, apuntaba con el dedo índice mirando hacia arriba diciendo “una más” cuando lo proclamaban vencedor, lo mismo decían ellos abajo; una más. Además, cuenta que, «siempre le dije vamos a probar una más a ver cómo nos va y acá estamos. Él tiene muchas condiciones y pone mucho. Pero jamás imaginé estar en el nivel que estamos hoy”.
Se encuentran a menos de una semana de la pelea de su vida, la oportunidad de demostrar donde están parados. Y esta chance se la ganaron. «Él es un chico que hace mucho caso. Siempre me escuchó en el rincón. Tuvo conducta, nunca faltó al gimnasio. Respeta todo lo que le digo, de él no puedo decir nada y tiene muchas condiciones como boxeador. Arrancamos muy de abajo y esto para nosotros ya es un gran logro. Él trabajaba conmigo y cuando salía íbamos a entrenar. Laburar y entrenar a la vez es complicado. Pero hoy gracias al apoyo también del municipio y a Guillermo Orsili, podemos dedicarnos más de lleno a esto, Tito puede meter dos turnos tranquilo, cuidarse en las comidas y eso”.
Sin embargo, no todo es como uno piensa o imagina al verlos en el nivel en el cual se encuentran. Este deporte se ama, pero se sufre, son disciplinas riesgosas y difíciles de explicar. «Es bravo estar arriba del ring, a veces suena la campana y Tito sale a buscar el nocaut y yo sufro porque un error se puede pagar caro», expresó Alem. Todos recordaremos los gritos en alguna de sus peleas en el club Huracán en las cuales su pupilo se enceguecía. ‘Así no Tito así no, haceme caso’, gritaba desde la esquina Pedro y le llamaba la atención cuando se sentaba en el banquito. «Afuera pelea más relajado que en Tres Arroyos, ya que no tiene tanta presión de su gente», argumentó.
Al igual que el Eléctrico que de chico se ponía unos guantes queriendo pegarle a la bolsa, hoy su nieto Ian -hijo de Gustavo-, intenta hacer lo mismo. “Ese es un personaje”, dijo entre risas y agregó: “Disfruto mucho de Ian, ya hace guantes arriba del ring con el padre, pero yo en un tiempo más quiero abandonar. Es muy bravo tener a alguien de la familia arriba peleando. Uno lo apoya porque eligen este deporte y hay que acompañarlos, pero no es lindo ver que les peguen. Las peleas son una experiencia media fea, rara, uno está como atento a todo, no sé, es difícil de explicar”.
Por las noches realizan los entrenamientos en el Gimnasio de Boxeo Municipal Nebel Pereyra, ubicado en la planta alta del Club de Pelota. «Tengo dos chicos más profesionales, ‘El Picante’ Bermúdez y el “’Picha’ Marini que va a pelear la misma noche que Tito. También, Brian Pérez, que está por debutar en el campo rentado. Si el día de mañana me buscan para entrenar a alguno más, no tengo drama, lo sumo al equipo y le metemos para adelante».
Se medirán con Lee Selby, un galés experimentado, el próximo sábado en el mítico estadio Luna Park. Ex campeón mundial de la categoría Pluma y ex retador al título mundial de la categoría Ligero FIB, en la cual perdió por puntos dejando muy buena imagen ante el actual monarca, el australiano George Kambosos -posible rival del vencedor de este combate-. «A Selby lo estoy estudiando y mirando mucho. Hay que mirar siempre al rival, ver sus errores y por dónde se le puede llegar. Aparte si ganamos esta se viene Kambosos y ya estamos hablando de muy buenos boxeadores, ambos campeones del mundo. Con Tito estamos realizando doble turno, tratando de hacer todo bien. Pero sabemos que va a ser una pelea muy brava y que va a representar a la Argentina, muchos van a estar viendo a ver como Gustavo sale en esta pelea. Creo que vamos a andar bien, ya está casi en peso, cuidándose y entrenando muy bien para este desafío. Vamos a dar buena batalla».
La fecha se acerca y los aficionados de este deporte comienzan a ponerse muy ansiosos, pero también, de una manera extraña lo viven ellos desde adentro. «Los nervios, te digo la verdad, me están consumiendo. Quisiera que llegue la pelea mañana, que pase y listo. Se vive con mucha ansiedad, la cual hay que tratar de calmar. Yo soy muy callado, trato de estar tranquilo y no transmitirle nada de nerviosismo al boxeador, que es el que sube», manifestó Pedro y añadió que, «en el rincón estoy yo y Aníbal Amarilla como asistente, que nos dio una gran ayuda siempre y estuvo desde nuestro primer combate. Tito se ganó el puesto en el que está. El ganó todos los combates en buena ley. Pero es un plus tener a una promotora como la de Osvaldo Rivero y sus hijos».
Días restan nada más y se comienza a palpitar lo que seguramente será una fiesta en un estadio tan emblemático y con un rival tan prestigioso y lo que implica traer a un boxeador de ese nivel en estos tiempos a nuestro país. «Estar en el Luna Park es lo más grande que hay. Todo boxeador quiere pelear ahí, al igual que cualquier técnico desea acompañarlo. Vamos a ver si esa noche podemos triunfar», finalizó Pedro y antes de cortar la llamada, agradeció con mucha humildad. Se despidió para volver a trabajar un rato en el campo y luego a seguir construyendo el futuro en la carrera boxística de Tito Lemos. 
COMENTARIOS

NOTICIAS MÁS LEÍDAS

No se encontraron noticias.

OPINIÓN

COMENTARIOS
TE PUEDE INTERESAR