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Pinocho Bowling se despidió el domingo 27 de marzo después de 25 años, en instalaciones de Costa Sud. El día siguiente, de manera inmediata, comenzaron los trabajos de desarme.
Christian Di Salvo es quien brindó esta propuesta desde 1997.
En un diálogo con La Voz del Pueblo, observó que “tengo 48 años, todo este tiempo con el bowling representa la mitad de mi vida”.
Indicó que “se cierra una etapa, con nostalgia pero no tristeza, porque todos los años di lo mejor en forma personal y también mi gente hizo todo lo posible para que el bowling realmente sea importante a nivel nacional”.
Es un deporte amateur y al apreciar que la parte competitiva requería algunos cambios, impulsó la creación de la Asociación Regional Costa Sur de Bowling en el año 2007. “Teníamos en ese momento 150 jugadores, los dividimos en categorías A, B y C, de acuerdo a los promedios. Empezamos a participar en los torneos argentinos y la liga argentina”, recordó.
Hizo referencia además a “los torneos a nivel nacional locales. Íbamos a todas las competencias los fines de semana e hicimos la famosa Copa de Plata, que duró hasta el año 2004. Venían muchas parejas de afuera toda una semana, con la inscripción tenían hotel, la cena y las líneas de cada partido pagas. El país estaba en otra situación. Se jugaba por trofeo y medalla, era lo que se acostumbraba”.
Marcó una diferenciación porque “un poco se desvirtuó todo, a veces se juegan torneos por plata y la camaradería en esos casos queda de lado”.
La Asociación en la última etapa “contaba con 120 jugadores de Tres Arroyos y 2 ó 3 de San Cayetano que venían a competir en nuestra ciudad. Va a seguir funcionando, porque para jugar un torneo argentino se necesita formar parte de una entidad. Pero se quedaron sin lugar para practicar y jugar torneos en nuestra ciudad”.
Acompañamiento
Habló de los encargados y de la valiosa colaboración que brindaron. “El primero fue Daniel Díaz, durante siete u ocho años. Después Miguel Olguín, ya fallecido; Fabián Rodríguez y finalmente, Alberto Lois, quien permaneció hasta el último día. El hermano que nunca tuve, ya es parte de mi familia”, destacó.
En este sentido, dijo que “Alberto Lois me manejó todo, cuando afronté inconvenientes siempre estuvo. Es muy inteligente para organizar torneos, era como que dejaba todo en manos de él, amén que me hacía las consultas a mí. Impecable”.
De igual manera, indicó que “otra persona que me ayudó un montonazo es Juan Carlos Jensen. Con él y junto a Daniel Díaz, íbamos a jugar afuera”.
Durante cinco años, Christian Di Salvo fue presidente de la Liga Argentina de Bowling. “Fue gracias a ellos -subrayó-. En base a los torneos que hacíamos, al orden, a poder ir conociendo. Con Jensen hicimos competencias increíbles, metíamos 210 jugadores, una semana en Tandil, Mendoza y en muchos otros lugares”.
Oportunamente, una decisión que tomó es que “mientras estuviera como presidente nunca se iba a hacer un campeonato argentino en Tres Arroyos, sino después la gente iba a decir que yo lucraba con mi espacio”.
Por esta función, visitó “lugares del país donde nunca había estado”. Asimismo, recorrió mucho “cuando salíamos a jugar con Díaz y Jensen, fuimos campeones por tríos en un torneo en San Francisco, Córdoba. Después subcampeones en Mar del Plata de la mejor copa que se hacía históricamente, que es la Copa de Oro de Quilmes. Entrenábamos todo el día para ser jugadores. Con el tiempo uno va dejando por cuestiones de familia”.
Puntualizó que “viajamos aproximadamente diez años. Gracias a eso pudimos hacer lo que hicimos. Hay gente que me puede querer y gente que no, pero en los últimos días recibí cantidad de mensajes de apoyo. Alguna huellita siempre dejé”.
Inalcanzable
Ante el cese de la actividad en Costa Sud, evaluó la posibilidad de trasladar la actividad, pero “la realidad del país no lo permite. Es una inversión muy grande”.
En caso de alquilar un galpón, se requiere incorporar baños y otras instalaciones para que sea habilitado. “Cuidé mucho cada elemento, todo lo que tengo sirve. La inversión en materiales de canchas sería mínima. El tema es que los pisos tienen que ser de cerámico, los techos y la laca ignífugos, todo lleva un costo enorme”.
“Me ofrecieron muy buena plata por la cancha, suficiente para comprar una casa. Pero para mí ya tiene un valor sentimental”
Contó que hubo interesados en adquirir la cancha y ofrecieron “muy buena plata, suficiente para comprar una casa. Pero para mí ya tiene un valor sentimental. Tengo fe en el país, que va a cambiar, y en algún momento lo voy a poder reactivar otra vez”.
Afirmó que “no digo que no necesito la plata porque mentiría, pero -reiteró- representa un valor sentimental”.
En su análisis, aseguró que “el bowling es rentable ampliamente, ocurre que sacarlo y ponerlo es una inversión que hoy no tengo. No tanto por la cancha, sino por todas las obras complementarias que se deben tener en cuenta para empezar de cero en otra sede. Es inalcanzable”.
Cambios
En los primeros tiempos, era un ámbito donde se compartía “la previa. Venía a tomar algo a Costa Sud gente que después iba a un boliche, jugaban al pool, al bowling y a las dos se iban”.
Mencionó que “así sucedió años y años, hasta que los menores comenzaron a hacer la previa en casas, el ambiente no era el mismo. Tuvimos que poner límites en el acceso por si venía, por ejemplo, un menor en malas condiciones. En un período incorporamos seguridad, pero dentro de todo nunca nos vimos afectados por un hecho grave”.
De acuerdo a las circunstancias, realizaron modificaciones. “En un período lo hicimos medio como un pub, con un poco de música, siempre con la finalidad de dar lo mejor al cliente”, explicó.
En 25 años las experiencias son numerosas. Christian Di Salvo sostuvo que “si tengo que ponerme a escribir lo que fue la vida del bowling… Hubo noviazgos, matrimonios, hijos, se generaron amistades. A veces somos una especie de psicólogo, hay personas que concurren a divertirse, otros están solos y se ponen a charlar. Jugas al pool con ellos, en cierta manera los ayudas. Es una etapa que se termina, nunca la voy a olvidar en mi vida”.
Siente la esperanza de que “vamos a volver, no sé dónde. El día de mañana lo volveré a poner solo, con un socio, en familia o no. En algún lado va a aparecer nuevamente el bowling, con el mismo o mejor nivel”.