| Secciones
| Clasificados
Tres Arroyos, VIERNES 29.03.2024
// 15.1 °C
DÓLAR HOY: $843 | $902
DÓLAR BLUE: $980 | $1010

El poder de transformar realidades

Los centros de estudios de Tres Arroyos le han dado la posibilidad a cantidad de personas de la ciudad y de la zona de poder formarse para luego desarrollarse profesionalmente en el ámbito que deseen. 

 Un caso de ello es Gisela Príncipe. Nacida en Tres Arroyos, realizó el jardín, la primaria, la secundaria y su formación docente en la misma unidad académica en la manzana de avenida Belgrano y Pasaje Dameno. 

 En una entrevista con este diario, Gisela recordó que “yo había elegido estudiar Comunicación Social, para lo que me fui a La Plata. Pero no me hallé y me volví a Tres Arroyos. No me gustó estar en otro lugar, estuve muy poco tiempo. Cuando volví empecé a mirar qué posibilidades había acá y me atrajo la carrera docente”.

Luego de barajar la posibilidad de realizar el profesorado en Educación Inicial, se terminó inclinando por el de Primaria. Se recibió en el año 2013 y desde abril del 2014 que comenzó a desarrollar su actividad hasta entonces, ha recorrido una larga lista de barrios y escuelas, de las que se ha llevado las mejores experiencias. 

 “En el 2014 empecé a trabajar en el Colegio Holandés, en donde estuve hasta abril del 2021. Paralelamente trabajé en el Colegio Nuestra Señora de Lujan en el 2017 y 2018, y a partir de agosto del 2018 hasta 2021 estuve en la Escuela 8, es decir, media jornada en privado y media jornada en público”, señaló. 

También indicó que pasó por la Escuela 2 del barrio Ruta 3 Sur y estuvo doble jornada en la Escuela 7 del barrio Villa Italia. 

 Actualmente se desempeña en Escuela 48 y en el Centro Educativo Complementario. “Mi idea es seguir moviéndome siempre en las distintas escuelas y también en lo que me pueda ofrecer la carrera como docente en el estado. Yo trabajé muy bien en los lugares que estuve, pero la carrera docente tiene esto que llega un momento que inevitablemente te desplazan y te tenés que cambiar. Cuando me fui del Holandés fue por una cuestión de puntaje para poder titularizar en el estado, pero tengo los mejores recuerdos de todas las escuelas donde estuve. Y la idea es esa, irse moviendo de suplencias hasta lograr titularizas”, expresó. 

 Una fuerte vocación 
Gisela contó que en su familia el único docente es su hermano, quien es profesor de educación física. Entonces su vocación por la docencia no viene tanto por la familia, sino que es algo que lleva internamente. “Cuando me fui haciendo más grande empecé a enseñar en todos los aspectos de mi vida y me sale como algo natural. De hecho, mi familia siempre me hace chistes sobre eso, que siempre estoy explicando cosas, y me gusta hacerlo”. 

“Quiero tratar de pasar por la mayor cantidad de ámbitos posibles”, aseguró

 Otro aspecto que la inquieta es el poder ayudar a nuevos profesionales a insertarse. “Me gusta mucho ayudar a la gente que recién se va incorporando al sistema porque a veces no entienden cómo funciona el estatuto y uno siempre va aprendiendo cosas nuevas. Yo hace más de ocho años que ya me recibí y desde que me empecé a mover por distintas escuelas fui aprendiendo más”, destacó. 
El deseo y las ganas de moverse siguen igual de intactos que desde el primer día. “En el corto plazo voy a elegir una escuela para titularizar. Después me gustaría seguir estudiando, que de hecho estoy haciendo algo de eso, para rendir para distintos cargos que puede ofrecer la carrera, no solo como docente sino también distintos cargos jerárquicos”, manifestó. 

Ahora mismo se encuentra realizando también la Licenciatura en Ciencias de la Educación y el año pasado rindió para dar una cátedra en el Instituto 167, que finalmente no pudo concretar porque se reincorporó la docente. “Me gusta también el ámbito de la formación docente. De hecho, casi todos los años desde que me recibí he trabajado como escuela formadora y nunca corté mi relación con el Instituto 167 porque siempre he estado como docente orientadora, que somos las que orientan las prácticas de las estudiantes y eso me encanta”, aseguró. 

 Y agregó: “También me encantaría trabajar en una escuela rural porque quiero tratar de pasar por la mayor cantidad de ámbitos posibles. Hice prácticas en rural, pero nunca trabajé.” 

 Los alumnos 
Trabajar día a día en la formación de personas es una tarea fundamental para el desarrollo de las sociedades. Para Gisela, la parte que más disfruta de tratar con chicos es “ver la relación entre ellos y ver también cómo se da la relación con los docentes. Este año estoy en sexto, que hacía mucho tiempo que no estaba en segundo ciclo, y la verdad es que es un clima muy agradable en el aula porque a medida que van creciendo uno ve cómo crecen también en pensamiento y cómo se van formando como personas, que van a salir a la vida sin escuela. Es muy lindo ver ese avance”. 

 También sostuvo que “vas conociendo gente en las escuelas, desde el lado de los adultos, acompañándolos en las trayectorias o a veces coincidiendo en formaciones nuestras, cursos, encuentros, y eso es muy lindo”. 

 El cariño que se recibe de los chicos día a día es además muy especial. Días atrás Gisela compartió en redes sociales un dibujo que le regaló una de sus alumnas de quinto grado, en el cual la niña escribió “te quiero seño de mi vida”, lo que la emocionó mucho por la muestra de afecto que significó. 

“Te quiero seño de mi vida”, el mensaje que días atrás una alumna le regaló a Gisela

Danza
Otra de las facetas de Gisela Príncipe es la danza española. “Bailé en el Club Español desde los 6 hasta los 18 que me fui a estudiar. Después cuando volví empecé a tomar clases de danza en Bahía Blanca y comencé a dar clases, primero en el garaje de mi papá y después en La Casona”.

 También pasó por la Sociedad Española de Orense “que tengo los mejores recuerdos”, destacó. Finalmente, hace unos años atrás retornó al Club Español de nuestra ciudad, primero como bailarina y luego como profesora. 

 Hoy en día se encuentra integrando el equipo de docentes que llevan adelante los diferentes grupos de danzas españolas. 

 “Está bueno porque vas cambiando de ámbito en el transcurso del día. En la escuela es una cosa, en el Complementario se enseña de otra manera y en el Club de otra. Eso es lo que me parece más lindo de la profesión, que te permite flexibilizar y moverte en la enseñanza para donde cada uno quiera, y hay que aprovecharlo”, expresó. 

 Desarrollarse en la ciudad 
 Si bien Gisela tuvo la posibilidad de irse de Tres Arroyos para estudiar fuera, decidió retornar y formarse acá. “Me gusta que Tres Arroyos tiene muchas posibilidades de desarrollo y siempre está en crecimiento. Me parece que desde la carrera docente hay muchas cosas para hacer y hay muchas posibilidades. Me parecía que estaba muy bueno volver acá para apostar desde lo local”, señaló. 

 En tal sentido, opinó que “hay mucha oferta educativa, también en superior, por eso me interesa mucho el trabajo con los institutos. Los alumnos de las localidades tienen la posibilidad de tener a menos de cien kilómetros una educación universitaria superior y eso me parece muy importante”.

 “Yo creo que más que nada me gustaba mi ciudad y poder estudiar algo acá que sirva para colaborar con el desarrollo de lo local”, concluyó.   
COMENTARIOS

NOTICIAS MÁS LEÍDAS

No se encontraron noticias.

OPINIÓN

COMENTARIOS
TE PUEDE INTERESAR