08|05|22 14:05 hs.
Roberto Galván es mecánico y se dedica al arreglo de los "escarabajos" y las combis Volkswagen. Desde los 13 años que está involucrado en el rubro y trabajó muchos años con Raúl Gonzáles.
Luego de su fallecimiento, pudo seguir su camino y hoy tiene su propio taller ubicado en Cangallo 1435 en donde es feliz con lo que hace, junto a su hijo Daniel.
Sus clientes le expresan, según su visión, que las unidades que él arregla son difíciles. “Para mí son lo más fácil que hay. Le he agarrado tanto la mano con el paso del tiempo, que para mí se me hace fácil mi trabajo. Un motor lo puedo sacar en diez minutos, o menos. Siempre viene gente y en esta ocasión me tocó atender a esta familia de viajeros”, indicó a este diario.
Una de las tareas que tendrá a su cargo, será arreglar la combi de la “Familia Caracol”, para que puedan seguir con su itinerario.. “Es la segunda vez que me visitan, ya que estuvieron hace un tiempo atrás, cuando venían de Tandil. De a poco, pudieron ir comprando los repuestos para hacer el tren delantero y en estos días, ya estará lista”, especificó Galván.
Convicción
Para él, es sumamente satisfactorio que la gente lo visite por el servicio que brinda. “Eso da cuenta de que lo que uno hizo en toda su vida, sirve y da resultado. Siempre me gustaron los autos. Mi papá falleció cuando yo iba a la escuela, estaba terminando sexto grado. Mi abuelo por aquel entonces, tenía caballos y al no estar mi padre, tuve que salir a trabajar. No me quedó otra”, reconoció.
Asimismo, recordó que de mañana iba al colegio y a la tarde iba a trabajar con un mecánico y un chapista, ayudando un rato a cada uno en un taller. “Cuando terminé sexto grado, les dije que iba a trabajar de mañana también y de a poco las cosas se fueron dando. Justo había un vecino que era pintor en lo de Raúl Gonzáles, él vino a hablar con mi madre y así empecé, hasta que me jubilé a los 65 años”.
Sobre el final, hizo mención a que tanto los "escarabajos" como las combis de Volkswagen, tienen sus secretitos al igual que cualquier otro auto. “Uno lleva tantos años en esto que, casi lo hago con los ojos cerrados. Es la realidad. A mis amigos siempre les doy una mano en lo que puedo. Quiero agradecer a mi jefe de tantos años porque junto a él, aprendí de los fierros Volkswagen. Cuando falleció, fue como que se me fue mi padre. Siempre lo recordaré”, concluyó un emocionado Roberto Galván.