“Se trata de un espectáculo para niños, un unipersonal” destaca. “Hace tiempo que quería hacer una cosa así porque yo hice mucho teatro para niños, en una época fue mi sustento. Empecé a buscar y terminé armando un espectáculo re lindo donde hay canciones y canto y toco la guitarra, tiene cuentos, dichos teatralizados, tiene chistes muy para niños y juegos corporales. Me baso en un autor que se llama Luis Pescetti que me encanta”. 

Pereyra se aseguró que el espectáculo concentre, en 50 minutos, todo lo que le puede interesar a un niño/a. “Los juegos corporales son bárbaros, tienen mucha dinámica y son muy participativos... es un espectáculo muy participativo, muy interactivo, con muy buen ritmo”. 

En lo que respecta al desarrollo, explica que “cada historia, cada canción tiene una introducción y un desenlace, una historia y un aprendizaje. Repito que es muy participativa porque cuando me toque trabajar con niños que van acompañados por sus padres también los padres deberán participar; van a hacer alguna lectura de algún cuento conmigo”. 

Entusiasta, el actor cuenta detalles de la obra al detalle. “Será que hace mucho tiempo que no hago teatro para niños que estoy tan entusiasmado” dice. “La idea es llegar al verano con el espectáculo con rodaje, estoy en tratativas para llevarlo al Balneario San Cayetano, Orense, Claromecó y Reta. Es volver a esa historia que en algún momento hicimos pero con teatro para adultos, de hacer temporada”. 

El estreno está a la vuelta de la esquina. “El 11 voy a estar en De La Garma desde las 19, en el aniversario del cine-teatro Avenida. El 22 estreno el espectáculo acá, a las 20 en el Museo Mulazzi y creo que antes de fin de año voy a Gonzales Chaves”. 

Alberto Pereyra comenzó el 2022 poniéndose en la piel de Polonio para Hamlet y lo cierra en un ángulo completamente distinto. “Puedo asegurar que el teatro para niños es tanto o más difícil que hacer Shakespeare, tengo mucha experiencia con respecto a eso porque durante 4 años viví exclusivamente de los espectáculos para niños con una obra que se llamaba ‘Dany y el cazador’ que era con muñecos de mediocuerpo” cuenta. “Lo bueno que tiene el niño es que es absolutamente directo, si le gusta canta, juega, participa, aplaude, se ríe y si no le gusta, no tiene la necesidad de mentir”. 

Alberto encuentra esta posibilidad de trabajar como “apasionante”. “Es sencillo pero apasionante, una vez que logras la comunicación, la empatía, vas a donde querés y yo en eso tengo mucho cuidado porque sé, a través de mi tarea formativa con los niños, que cuando estás emitiendo un mensaje tenes que saber hacia dónde lo dirigís”. 

En el final, el actor destaca que “volver a hacer teatro para niños me despierta y me lleva otra vez a la zona del juego que no debiéramos perder los adultos nunca”.