Claudia González en La Voz del Pueblo

La Ciudad

Claudia González: una campaña para cuidar la vida

“La mejor manera de sanar es tratar de que lo que le pasó a Maité no se repita”

17|12|22 20:59 hs.


Por Alejandro Vis 

 En la hemeroteca de La Voz del Pueblo, Claudia González hace sonar un detector de monóxido de carbono. Es imposible no advertirlo, la alarma emite un sonido fuerte y persistente, además de contar con indicadores lumínicos. “Si Maité esa noche que se descompuso hubiese escuchado esto, con abrir una ventana ya estaba”, señala durante la entrevista que tuvo lugar en este diario. 

 Maité Dibbern, su hija, tenía 21 años cuando perdió la vida el 29 de mayo de 2018 en el departamento que habitaba en la ciudad de Buenos Aires, por una intoxicación con monóxido de carbono. La familia también está integrada por Roberto, el esposo de Claudia, y el hijo mayor Gastón. 

Claudia también tiene en sus manos una copia impresa de la ordenanza sancionada en noviembre de 2020 por el Concejo Deliberante, que dispone la obligatoriedad de los detectores en las viviendas. Recuerda que “en uno de mis días de furia publiqué en las redes sociales que los funcionarios deberían ocuparse con más seriedad de protegernos”. Sus palabras generaron una reacción, porque “a las dos semanas el concejal Martín Garate me manda un borrador de ordenanza. Así empezamos a charlar, le di mi opinión sobre algunos aspectos, ellos se ocuparon de escribirla y presentarla”. 

Hubo demoras hasta que finalmente se logró el tratamiento, en el mencionado mes de 2020. En este sentido, Claudia menciona que “en un cuarto intermedio, el día de la sesión, algunos concejales del vecinalismo me plantean que no lo van a aprobar. Me llama Luis Zorrilla y me dice que ellos consideran que no se venden en Tres Arroyos, en ese momento es verdad no había. Afirma que no es una tecnología de alta gama y segura, que le falta mucho para avanzar. También que resultará muy difícil de controlar. Si iba a ser obligatoria quien realizaría esta tarea, que constituiría un costo para el municipio”. 

Más allá de los argumentos, que a ella le parecieron “irrisorios”, finalmente todos los concejales levantaron la mano y aprobaron el proyecto. “Lo que me dijeron a mí en los pasillos no lo expresaron en la sesión y se votó por unanimidad. Fue el primer logro”, destaca. Se agregó en el cuarto intermedio una modificación. “El texto original no establecía un plazo -puntualiza Claudia-. Se fijó un período de 24 meses para que el Ejecutivo tuviese tiempo de poner en marcha una campaña de concientización, se cumplió en noviembre”. 

Por este motivo, el municipio dio inicio en forma reciente a la difusión de material sobre la ordenanza. Ella fue recibida, en este marco, por el intendente Carlos Sánchez. “Me dedicó todo el tiempo, me sentí re contra escuchada. Me prometió que iba a hablar para poner en marcha la campaña”, valora. 


Una imagen de Maité Dibbern en Claromecó




En el aula 
Claudia es docente, se jubiló en el Nivel Secundario y se desempeña como profesora en el Instituto Superior de Formación Docente Nº167. 

 Dos ex alumnas suyas, Silvina Racciati y Giselle Petersen, comenzaron en 2021 un trabajo sobre monóxido de carbono en el ámbito educativo. Cuenta que “la institución que primero se acercó fue el Colegio Holandés. Las chicas empezaron a incorporarlo en el aula desde Química, y en Política y Ciudadanía. Me consultaron, me pareció bien porque es un caso que puede servir desde el dolor para generar conocimiento”. 

Hay una postura personal ante la pérdida de una hija, que surge a partir de un proceso muy duro. Señala que “en mis terapias habíamos estado charlando que si uno ancla en el dolor sufre y si ancla en la acción aprende. Decidí anclar en la acción, me parecía que la mejor manera de sanar era tratar de que lo que le pasó a Maité no se repita al menos en mi ciudad, ojalá después se pueda hacer en muchos lugares”. 

Con convicción, sostiene que “en el siglo XXI una muerte absolutamente evitable tiene que trabajarse”. 

En su análisis, observa que “en un país del tercer mundo como somos nosotros, no tenemos todo calefaccionado por radiadores, todavía usamos mucho combustible fósil para la calefacción o para cocinar”. 

Si bien la mayor cantidad de intoxicaciones por monóxido de carbono ocurren en épocas de bajas temperaturas, Claudia subraya que “no solamente pasa en invierno. En el caso de Maité fue un calefón mal instalado, no tenía calefactores”. 

Del mismo modo, dentro de las conductas por corregir, menciona que “muchas veces recurrimos a personas que saben de instalaciones de gas pero no están matriculadas. Entiendo que a veces llamas a un técnico con matrícula y está muy ocupado o su servicio es más costoso, vivimos en un país difícil desde el punto de vista del bolsillo, o hay un familiar que te lo hace sin cobrártelo. Pero hay que tenerlo muy en cuenta”. 

Las pericias en el departamento donde residía Maité determinaron que “el calefón aunque era nuevo, como estaba mal colocado no funcionaba el sistema de corte. Si los gases no salen bien por la cañería se apaga, no funcionó de esa manera por la incorrecta instalación”. 

 Como segundo factor, hace referencia a que “las rejillas de respiración estaban tapadas con cemento. Luego encontré otra gente que fue a destapar las rejillas de su propio departamento, se dieron cuenta años después de haberlo comprado”. 

Habla de la incidencia de “esas cuestiones que hacemos, tapar el agujerito para que no entre frío, para que no entre tierra. Las empresas de gas, los bomberos, insisten para no cubrir las rejillas, manejar bien las respiraciones. Todo se vincula al conocimiento finalmente, por eso me parece importante trabajarlo en el aula”. 

 En los hogares 
Una alarma de monóxido de carbono de fabricación nacional tenía hace pocos meses un costo aproximado de 10.000 pesos. “Seguramente ahora el precio sea un poco mayor”, dice con un dispositivo en la mano. “No es que yo le haga propaganda a Sica, sino que es el que más se consigue -agrega sobre la marca del detector-.Ahora se puede comprar en Tres Arroyos, en negocios de electricidad, en locales de artefactos de seguridad, o sino por Internet”. 

 Exclama que “no entiendo porqué no podemos incorporarlo como un artefacto más. La ordenanza ayuda a tener un Estado presente, que te está cuidando. Pero me interesa además la concientización, que vos elijas”. 

A modo de ejemplo, manifiesta: “Alquilás una casa porque te fuiste cuatro días de vacaciones con tu familia a cualquier lugar, no te vas a poner a corroborar si el calefón anda bien, el calefactor, es una paranoia. Llevás un aparato en la mochila, lo ponés en la mesa y dormís tranquilo, lo podés trasladar”. 

Entre las objeciones o dudas, indica que “se me argumentó que era básico porque funciona a pilas. Me parece bárbaro porque las pilas son económicas, siempre podés tener a mano algunas. El dispositivo advierte cuando hace falta cambiarlas. También hay con baterías, más complejos y con un costo mayor, así como otros más baratos”. 

Tal vez el mejor parámetro se apreció en el trabajo de alumnos del Colegio Holandés, cuando equipararon el valor a lo que sale comprar un par de zapatillas. “Ellos se preguntaron ‘¿Cuánto vale la vida?’. Vivimos en un mundo tan material que nos olvidamos del valor de nuestras propias vidas”. 

Según explica, no es necesario contar con una alarma en cada habitación. “Con que la ubiques en los pasillos alcanza -afirma-. En el resto de la casa uno anda, abre puertas, ventanas. Esto sucede menos en departamentos muy chiquitos, si la persona está muchas horas afuera. Se debe considerar si es alquilado, no hay certeza sobre el nivel de mantenimiento”. 


El dispositivo sonoro y lumínico. Una de las marcas y modelos que se pueden adquirir




 Recaudos 
Maité residía en el departamento desde febrero de 2017. Era apasionada por el tenis, empezó a jugar de chica, y se encontraba estudiando una carrera vinculada a esta disciplina en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard). Además trabajaba en un club de tenis. 

En la propiedad solamente había un calefón que funcionaba con gas. No contaba con calefactores y Maité nunca utilizó la cocina, la familia había comprado un horno eléctrico. 

Relata que “ese calefón estuvo instalado desde el inicio, la única recomendación que me había dado mi marido cuando fui elegir departamento, es que no tuviera calefactor. Me dijo ‘no vamos a poder alquilar un departamento de primera generación y en Buenos Aires, en los edificios viejos los sistemas de gas no son confiables’”. 

En esta línea de cuidados familiares, “cuando llegamos mi marido lo llamó al dueño del departamento, para que envíe al gasista y controle el estado del calefón. La parte de la paz que tenemos es que se tomaron todos los recaudos”. 

Los síntomas que provoca el monóxido de carbono son cotidianos y similares a los que pueden aparecer por otros motivos, como “cansancio, sueño, dolor de cabeza, náuseas, decaimiento”. 

Es un gas que no se percibe por ninguno de los sentidos. Claudia se vio afectada, sin saber el motivo, e incluso estuvo internada en dos ocasiones. “Cuando yo iba a visitarla me quedaba en el departamento. Maité estudiaba y trabajaba. Dos veces me empecé a descomponer, a la vuelta está la Clínica Bazterrica. En una oportunidad a las nueve de la noche, estaba con náuseas, bajé para ir a la Clínica, me ofrecieron pedir un remís pero respondí que quería ir caminando, sentía que el aire me hacía bien. Nunca nos dimos cuenta”. 

 Como buena deportista, Maité “vivía con todas las ventanas abiertas. En ese momento, uno de sus profesores del Cenard era vicepresidente de la Asociación Argentina de Tenis y la había contratado para su club. Tres días cursaba y dos días trabajaba, todo el primer año fue así, mientras estaba siempre tenía dos puertas-ventana grandísmas al home abiertas”. 

La rutina cambió desde abril de 2018 porque le ofrecieron más trabajo. “Lo consulta con nosotros, la verdad como la carrera la llevaba bárbaro y todo estaba relacionado, nos pareció bien. Ella se iba a las diez de la mañana o a veces antes y regresaba de cursar a las once de la noche. Tras darse una ducha se acostaba, porque estaba desmayada, para arrancar al otro día a la mañana. Ese ritmo vertiginoso de ciudad”, describe. 

Durante el día, al estar Maité ausente, el departamento permanecía cerrado, mientras que en 2017 lo había ventilado mucho más. Claudia sostiene que “por eso no ocurrió antes”. 

 Un mensaje 
El testimonio de una vecina de nuestra ciudad, cuyo hijo se radicó en Bahía Blanca por los estudios universitarios, refleja la importancia de prevenir. Con cierta angustia, le dio a conocer a Claudia que “a los cinco días de estar en Bahía se le activó la alarma de monóxido de carbono a las tres de la mañana. De inmediato, abrieron las ventanas”. La mujer le dijo: “pienso que Maité multiplicó vidas”. 

Siente que “de estos accidentes tenemos que aprender”. Lo sucedido con su hija “algún mensaje nos tiene que dejar. En el dolor no todo el mundo puede accionar igual, lo hago en el ámbito que me es más conocido y estoy contenida que es el de la educación. No es fácil y ayuda saber que por ahí estás evitando un accidente de este tipo”. 

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Consultas en redes sociales 
A través de las cuentas que posee en Facebook e Instagram, Claudia González recibe muchas consultas relacionadas con la alarma que detecta el monóxido de carbono. Expresa que “todo lo que puedo contestar y ayudar lo hago”. Junto a los mensajes sobre el uso y características del dispositivo, se contactaron autoridades de otros distritos. “Me llamaron desde Gonzales Chaves para pedirme la ordenanza, también la trabajaron en Tandil. En Mendoza hay una campaña muy fuerte y en Neuquén no lograron que se aprobara la obligatoriedad, pero siguen con las tareas de concientización”, enumera. 

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Una investigación en el Concejo Deliberante Estudiantil 
Alumnos de quinto año orientación Sociales del Colegio Holandés, con el bloque Co-Futuro, presentaron un proyecto sobre los detectores de monóxido de carbono en viviendas. También impulsaron otras propuestas y finalmente, fueron los ganadores este año. 

Claudia González se muestra sorprendida con “lo que pueden hacer. El discurso fue impecable, la argumentación, una seriedad, un compromiso, una claridad, me gustó mucho que los premiaran y reconocieran por eso y por otros proyectos que han hecho porque el trabajo era súper serio”. 


Co-Futuro. Los alumnos del bloque ganador del Concejo Estudiantil junto a las profesoras Giselle Petersen, Silvina Racciatti y la directora Guillermina Guillamón




 Le genera emoción “verlos cuando están tan compenetrados, Me dieron mucho acompañamiento en las redes sociales, cuando fueron a los medios de comunicación me llamaron para ir juntos, viajamos a Gonzales Chaves a dar una charla”. En la investigación sumaron conocimientos acerca de “las características del monóxido de carbono, como entra al cuerpo y actúa químicamente, la diferencia con el dióxido de carbono. Un trabajo maravilloso de los profesores y los chicos también”. 

 Le otorga relevancia a “la actitud de la institución en abrir las puertas para que esto pueda suceder, acompañarlos a los chicos desde la dirección, la coordinación, los grupos de padres que colaboraron. En las charlas trato de no dramatizar, ningún papá dijo absolutamente nada. Al contrario, siempre fueron mensajes de apoyo”.