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Hasta siempre Raúl

Hace poquitos días, el martes 13 de diciembre, se produjo el
fallecimiento de Raúl Di Croce a los 87 años de edad. 
Integra la historia de La Voz del Pueblo, donde se desempeñó
desde que era un adolescente hasta su jubilación. Había nacido el
10 de mayo de 1935 en nuestra ciudad, en una familia humilde; su
incorporación al diario se produjo el 26 de diciembre de 1949,
cuando tenía 14 años. 
Sus primeras tareas fueron como cadete, hacía mandados e iba a la
estación de trenes a buscar los diarios que llegaban desde Buenos
Aires, para llevárselos al doctor Antonio Maciel, quien era
propietario de la empresa desde 1928. 

Raúl tuvo como maestra en la Escuela 4 a Elsa Noemí “Chiquita” Maciel, hija de Antonio. Fue el primer contacto con la familia, a la que estuvo unido mediante un vínculo laboral y afectivo durante gran parte de su vida. 
Era fanático hincha de Boca, le gustaba mucho jugar al fútbol. No es casual, entonces, que de joven un tiempo cubriera partidos y redactara crónicas, así como también hizo un seguimiento del boxeo. 

Raúl Di Croce fue cronista de fútbol y boxeo. Posteriormente, trabajó en administración y venta de publicidad

Otra de sus actividades habituales, junto a compañeros, era preparar la pizarra que se colocaba en una vidriera del edificio que el diario poseía en la primera cuadra de Colón, con las principales informaciones. Allí se congregaban muchos vecinos, para leer las novedades (era la manera de conocer lo que estaba ocurriendo en el país y el mundo; la radio AM se inauguró en 1969 y el primer canal de televisión local en la segunda mitad de la década del ’80). 
Posteriormente, comenzó a trabajar en el área administrativa y de manera puntual en la venta de publicidad, una responsabilidad que le fue otorgada y cumplió de la mejor manera. Le gustaba recorrer la ciudad, hablar con los clientes o con potenciales nuevos anunciantes. 

Junto a Hugo Pérez e Ismael Castro

En La Voz del Pueblo conoció a Lucía Doglioli, quien sería su esposa y madre de sus dos hijas, Silvia y Fernanda. Se casaron en 1967 y formaron una muy linda familia, con la alegría enorme que significó además la llegada de cada uno de los cinco nietos. 

Las anécdotas son numerosas, reflejan un período diferente e inolvidable. Cuando los mellizos Antonio y Enrique Maciel eran muy pequeños, él los llevaba a pasear por la Plaza San Martín, con el permiso por supuesto de la madre Isabel. 
En aquellos tiempos, el vehículo del diario lo manejaba Héctor Fernández, quien llevó a Raúl en diversas ocasiones. Generó una amistad con Hugo Pérez y su esposa Olga Tumini; pero también mantuvo una relación muy cordial y cercana con Lindor Sanguinetti, Angel Jorge Bernasconi, Genaro Greco, Ismael Castro, Enzo Roberto Petrini, Mario Ceriani, Carlos Gutiérrez, entre otros. La lista es incompleta, son solo algunos de sus entrañables compañeros, a modo de ejemplo. 
Lo conocieron cantidad de vecinos, por su actividad en la calle y su forma de ser. 
Como sucedía por entonces, adolescentes solían buscar trabajo luego de la Primaria para ayudar en su casa y ganarse unos pesos que permitieran el propio sustento. Paso a paso, Raúl recorrió un extenso y valioso camino en el diario hasta su jubilación en abril del año 2000. 
Quedan en la memoria vivencias muy gratas, que alimentan el alma y permiten que lo tengan presente todos aquellos que contaron con la oportunidad de conocerlo.
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