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Sexto capítulo de textos pertenecientes al Mundial de Escritura. Recordamos que todos los cuentos aquí reproducidos fueron realizados por escritores locales que formaron parte de la competencia. En este caso presentamos un texto de Roberto Medina, integrante del equipo La Tribu:
Detrás de esa cena
En situación apremiante para toda nuestra comunidad judía, sus alrededores y compatriotas en el extranjero, bajo el Sacro Imperio Romano de Nuestro Emperador Augusto Cesar, salve, y a la luz de una tea en inmediaciones del Monte S…
- Nooo, no des nuestra ubicación - refunfuñó Pedro
En inmediaciones que no nos es posible indicar, los doce aquí presentes y algunos suplentes y reservas elegidas por la mismísima voluntad del que en vida fue JESÚS…
- ¡Pará! Che, Jacobo, Santi ¿Qué apellido son ustedes? -consultó Juan a los hermanos que reposaban con los demás-
- No chabón no, a ver Juan, son hermanos de padre, o sea de otro padre, no hay tal, Jesús a secas -corrigió Pedro, que junto a Juan y Lucas oficiaban de voz por todos los discípulos-.
- ¿A secas? ¿Todopoderoso no? ¿Vo' decí? ¿Dios, Yaveh?... -
… del que en vida fue JESÚS, DEO, SIN MANCHA, Y NOMBRE SOBRE TODO NOMBRE, los aquí abajo firmantes despedimos, al menos hasta nuevo aviso, a nuestro Líder, Señor y Salvador, quién supo ser también Pastor, desinteresado operador de milagros sin distinción de género y cultura, militante de la espiritualidad, y citamos: "Dad al Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios"; amigo de causas nobles, esforzado carpintero y caminante de desiertos y aguas, insigne contador de parábolas, precursor literario del enigma y la duda, abnegado hijo y hermano.
Nos deja hoy a la edad de 33 años del año 33 después de Él mismo. Su paso efímero por esta tierra pareciera ser tan antiguo como si su persona traspasara los límites propios de la carnalidad. Quién fuese llamado por un sinfín de nombres, el hombre de los apodos poco usuales y artífice del autorreferencial YO SOY EL QUE SOY, que aún sorprende a propios y extraños filósofos del lenguaje. Es un poco el talante de este obituario constatar la magna pérdida, -sin pretender soslayar el título magnánimo correspondido a nuestro queridísimo emperador Augusto-, que significa el último suspiro de ciudadano tan ilustre, para la comunidad judía, el pueblo Palestino y demás alrededores alcanzados por su gracia y favores.
Sin embargo, y por la envergadura de la pena y el oprobio padecido seguido por muerte de cruz, no es de nuestro interés ninguna retribución política o económica, como si la apertura, cuanto menos, a una digna y humana sepultura en manos de don José de Arimatea, vecino reconocido, quién se ha ofrecido a nuestra hermandad para tan humana tarea.
Queremos hacer énfasis y remarcar el carácter provisorio de este edicto, en este espacio de la gaceta de Nuestro Emperador y la sociedad de ancianos Romanos que tan bien representados en la verdad están en este medio escrito. Asumimos el riesgo de nuestro anuncio, pero bien merecido Obituario a un ciudadano común como único, odiado y amado. Que en paz descanses Jesús, y que tú Padre te tenga en su Gloria, al menos provisionalmente, insiste aclarar el compañero Tomás, acérrimo defensor de la teoría objetiva: ver para creer.
Sin más motivos asistimos tan dolora pérdida a todos los lectores y escuchantes de lectores de tan prestigioso medio. En el curso de setenta y ocho horas tendremos mayor información forense, en el cual dicho obituario dejará de tener carácter oficial, porque sabemos ser hombres de fe. Con ustedes, y porque sabemos ser corteses, Juan, "el amado", escribiente de los doce y compañía de Jesús.
- Juan, deberíamos pensar en un breve espacio para la muerte de Judas, añadió Pedro.
- No Pedri, capaz nos metemos en debates controversiales.