21|02|23 09:34 hs.
Norberto “Matu” de Campos y Marina Díaz son descendientes de la familia Bellocq, que construyó el chalet ubicado sobre calle 3, y en la tarde del domingo sufrieron el tercer robo desde que comenzó el año 2023.
En diálogo con La Voz del Pueblo, Norberto de Campos comentó el significado que la casa tiene para él y la familia. En este sentido, dijo que “el chalet tiene más de 100 años, es de 1906, yo tengo 54 años y vengo desde que tengo 1. Tengo una foto con 11 meses de vida, yo nací en febrero, en enero del otro año ya estaba arriba de médano. No dejé de venir unas vacaciones de verano, hoy muchos años después ya tengo mi propia casa enfrente y sigo compartiendo esta con mi familia”.
En el predio de más de una hectárea, se encuentran dos casas “una es la original, se la hizo mi bisabuelo a mi bisabuela, a orillas del mar cuando no había nada porque el médico le había recomendado aire de mar para el problema de salud que ella tenía, le hizo esta casa para que viniera a descansar acá y recuperarse”, contó De Campos.
La segunda casa está destinada a los huéspedes, como era costumbre en esa época, y también se encuentra en el mismo espacio una capilla. “Tomamos la idea hace un año de recuperarla como capilla original, ya estamos trabajando, tenemos las chapas, se están haciendo los tirantes nuevos y como disponemos de fotos que muestran cómo era adentro, la idea es restaurarla”, explicó.
Al respecto, indicó que “de cosas de la vida tengo un hermano sacerdote y él está juntándome bancos de descarte para recuperar de otras iglesias, queremos restaurarla tal cual original”.
Pero el amor que la familia descendiente de Bellocq tiene por la vivienda histórica y el trabajo que le dedican a mantenerla se ve alterado en distintas épocas del año por la invasión que sufren por parte de desconocidos.
En la tarde del domingo, entre las 17 y las 19, delincuentes destrozaron una de las puertas que se encuentra hacia el lado del médano e ingresaron a la casa.
Relató cómo fueron los hechos: “A las 17 se fue mi primo, yo pasé por acá a las 17:30, vi una pareja de dos hombres de 40 años, uno bajó por el medio de las dos casas, tuve una discusión con ellos y estaban con una mujer”.
De Campos agregó que “esta casa por el tamaño del espacio, lo tupido de los tamariscos y por los médanos, es bastante vulnerable, por eso pedimos siempre ayuda, pero entran por la calle 3 o por el lado de la Costanera más que nada. Es muy común que ingresen por los médanos, en eventos puntuales como carnaval, las 24 horas de la Corvina Negra, desde que soy chico que se sabe que hay gente dando vueltas y rateros buscando oportunidades”.
El propietario de la vivienda manifestó su descontento con el trabajo en materia de seguridad por parte de las autoridades. “Me niego a tener que poner cámaras en mi casa en Claromecó, pretendo que las autoridades estén a la altura de las circunstancias, sé que hay falencias sobre todo en el tema de la seguridad y en eventos puntuales de gran convocatoria. Claromecó tiene otra demanda turística en comparación a lo que era hace unos años, pero tenemos que poner a la misma altura los servicios sobre todo el de la seguridad. Desde el 1º de enero, esta es la tercera vez que entran”, subrayó.
Una sensación “feísima”
Quién está actualmente en la vivienda es Marina Díaz, también descendiente de la familia Bellocq y Federico Olmedo, su marido, junto a sus tres hijas. En diálogo con este medio, la mujer sostuvo que “llegamos y se encontraba abierta de par en par la puerta de uno de los cuartos, estaba todo revuelto, partieron al medio la puerta, habían abierto todos los cajones. Faltaba ropa, zapatos, cosméticos, estuvieron mucho tiempo porque revisaron las dos casas. Venimos muchísimo a Claromecó, es nuestra casa y nos sentimos invadidos, violaron nuestra intimidad”.
Por su parte, Olmedo, hizo referencia a los ingresos que sufren por parte de los “turistas” quienes no respetan los límites del terreno y utilizan el médano y el patio como si fuera un espacio público; “siempre hay gente, pasan y cuando uno les dice si no vieron el cartel, nos responden con sarcasmo. La otra vez pasó un señor con un cuatriciclo, por al lado del cartel que dice ‘Acá comienza el chalet Bellocq’ y bajó en el patio nuestro, cuando le reclamamos nos sugirió poner más grande el cartel. Les molesta que les digas que es propiedad privada”.
Los herederos coinciden en las fallas en cuanto a la seguridad. “No es un tema de recursos, es un tema de ganas, de entusiasmo en cuidar a la gente de Claromecó, no solamente a nosotros. Deberían ponerse a la altura, Claromecó ya demanda otra calidad de servicios”, manifestó De Campos.
En tanto, Olmedo expresó la sensación de inseguridad que tienen a partir del hecho. “Queremos ir a la playa y nos da miedo dejar las cosas en la casa, nos sentimos inseguros. No es bueno para el turismo, no es bueno para el lugar, yo veraneo acá hace 32 años, me duele muchísimo. Salimos al patio y estamos mirando si alguien nos está observando, es feísima la sensación”.