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Año a año Elsa Carrera miraba los reconocimientos a la Maestra Rural que realiza la comisión de la Fiesta del Trigo, ya que conocía a casi todas sus colegas y se alegraba por ellas. Pero nunca imaginó que ese momento le llegaría a ella también.
Elsa fue la elegida este año para ser reconocida como Maestra Rural y recibirá la importante mención este mediodía en el almuerzo oficial.
En la previa a dicha entrega, la maestra ya jubilada dialogó con este diario y contó que se recibió en el año 1967 del Colegio de Hermanas. “Empecé a incorporarme en la docencia en 1971. Mi primera escuela fue en la zona de San Mayol. Hice suplencias en Reta y en muchas escuelas, siempre rurales”, recordó.
Su historia tomó un importante rumbo en 1979 cuando finalmente titularizó en la escuela de Lin Calel, en donde ejerció su profesión hasta el año 2009 que se jubiló. “Casi siempre éramos dos docentes, tuvimos una época de más crecimiento que había profesor de educación física, porteros, plástica”, mencionó.
Elsa siempre se sintió atraída por el ámbito rural, desde su época de estudiante. “Hay gran diferencia de esa época a ahora porque yo fui a lugares donde no había luz, había molino de viento... me gustaba también que era todo familiar. Fui maestra de los hijos de mis alumnos”, ejemplificó.
Igualmente, no todo era fácil, ya que pasaba la semana entera alejada de su familia o a veces también los caminos se volvían intransitables. Pero Elsa terminó formando su familia en Lin Calel, donde tuvo tres hijos que fueron alumnos de la escuela. “La escuela de Lin Calel se agrandó, se hicieron más aulas y era cómoda. Fuimos pasando distintas formas y cambios, nos fuimos aggiornando en las cuestiones pedagógicas”, señaló.
Contó también que vivió varias inundaciones. “No recuerdo el año, pero una vez habían venido de provincia para ayudar y me sacaron de Lin Calel en helicóptero hasta Tres Arroyos”.
Oportunidades
En su paso por la escuela de Lin Calel intentaba “que no haya esa brecha que hay entre los chicos de allá y los que están en la ciudad. Siempre tratamos de hacer desde la cooperadora algunos viajes; también aprovechábamos lo que nos daba el Estado e íbamos a Chapadmalal, La Plata, no nos perdíamos nada”.
Recordó también que “íbamos con otras escuelas y ahí tenían un intercambio los chicos. También íbamos a lugares como Mar del Plata, era un cambio grande para ellos porque no conocían ciudades grandes. Son pequeñas cosas que a ellos los ayudaron a sentirse igual que el resto”.
La jubilación
El último día de clases de Elsa fue el 31 de mayo de 2009. “Fue una mezcla de sensaciones. Daba alegría, pero iba a ser un cambio grande, daba incertidumbre”.
“Después que me jubilé vine a vivir a Tres Arroyos y me empecé a ocupar más de la familia. Los chicos ya eran grandes, estudiaban, así que los acompañaba con eso. Al estar lejos durante muchos años, había cositas que se escapan. Empecé a estar más presente en la familia”, aseguró.
Actualmente, “con mi marido siempre tratamos de hacer algún viajecito, cosas que uno por ahí fue dejando. Después empecé a cocinar un poquito más, con más detalle, todo ese tipo de cosas que no las hacía porque tenía el compromiso con la escuela”.
“El horario de madrugar no lo perdí nunca, sigo madrugando", bromeó sobre el final.