Su labor fue muy valiosa en cada edición del Seven de Claromecó, mientras que mostró mucho interés también en fomentar esta disciplina en las categorías formativas, entre chicos y adolescentes, en la mencionada institución. 

Más allá de su actividad específica en el TARHC, su actitud para promover el deporte alcanzó relevancia para todo el rugby de Tres Arroyos. 

Su hijo mayor Juan Martín siguió sus pasos, con un gran desempeño más allá incluso de los límites de Tres Arroyos, seguramente un motivo de alegría por compartir una pasión. Su familia, seres queridos y quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo pueden dar fe de sus cualidades personales y su don de buena gente. 

 Ha dejado mucho a partir del compromiso, el entusiasmo y su vocación de transmitir a nuevas generaciones aquello que tanto le gustaba. Así se percibió ayer, con las reacciones de pesar y los mensajes con mucho afecto.