21|05|23 19:21 hs.
El músico local se radicó en San Luis, donde ejerce como profesor en la Universidad Nacional. Su historia con las seis cuerdas, su paso por distintas agrupaciones y su presente como docente y como músico en una ciudad lejana
Charlar con Simón De la Penna hizo que mi mente vuele a casi 20 años atrás, cuando éramos unos pibes inquietos que buscábamos sacarle algún sonido a la guitarra eléctrica. En aquel momento íbamos al mismo colegio y compartíamos gustos, aunque no puedo recordar porqué nunca concretamos algún proyecto en común.
Hoy, tanto tiempo después, nos encontramos -teléfono mediante- para ponernos al día y llevar adelante esta nota, en la que trataré de recorrer su historia, una historia que lo depositó en San Luis para ser profesor de la Universidad. A continuación, transcribo el dialogo -palabras más, palabras menos- que tuvimos, una charla de dos conocidos que se ponen al día…
- ¿Vos arrancaste a tocar a qué edad?
- A los 10 empecé a sacar la guitarra de la funda, que estaba en el placar de mi casa, y a los 13 empecé a tocar los acordes que tocaba mi hermano, que andaba con los amigos buscando cantar temas. Después arranqué con un profe particular, Willy Ochoa, y después con el turquito Guillermo Saló…
- ¿Y en qué momento apareció la guitarra eléctrica? Recuerdo que tenías una roja tipo SG…
- Una Ibanez, no me acuerdo el modelo… la guitarra eléctrica era el sueño, juntando unos ahorros me la pude comprar a los 15, vino bastante pronto por suerte... a mí lo que me gustaba en ese momento era el rock. Intenté armar banda con mis amigos, los cuales conservo hasta la actualidad, ellos sí la armaron y yo no, mi primera experiencia de banda más seria fue con Marco Alberto en Mar de Dirac... justo él dejaba Anima y empezaba a armar algo nuevo.
- Me acuerdo que te fuiste a La Plata pero seguías participando del proyecto… - Yo me fui a La Plata a estudiar primero periodismo, ahí duré un año y al otro empecé la carrera de música. Entre todo eso siempre que viajaba a Tres Arroyos nos juntábamos a ensayar, a seguir componiendo, a amar proyectos, a maquetear y para mí fue súper nutritivo porque Marco me enseñó un montón; yo apenas estaba dando mis primeros pasos y me enseñó un montón, él me hablaba de que la música era un trabajo, un oficio, no el fruto del delirio o del talento innato sino del trabajo, del ensayo y del esfuerzo, a mi como pibe de 16/18 años me marcó un montón eso.

En “La Toma” comparte escenario con su pareja, Margarita Dávila
- Estuviste un montón de tiempo con él…
- Unos 5 o 6 años porque arranqué a los 16... cinco años estuve más o menos. Primero la banda era un cuarteto con Martín Saló y con Alejandro Camus en el bajo, eso fue bastante estable... después tuvimos una etapa con Morgan en el controlador MIDI y efectos, Marco en guitarra, voz y también teclados, Camus en bajo, Dieguito González en batería y yo en guitarra eléctrica… luego pasó Diego Buzzi pero yo ya me estaba yendo.
- ¿Cómo transcurrían aquellos años?
- Yo estudié la licenciatura y el profesorado en Música Popular en la Universidad Nacional de La Plata, en la Facultad de Bellas Artes que ahora se llama Facultad de Artes. Entré en el 2009 a la carrera, seguí en paralelo estudiando, armando proyectos en La Plata y teniendo el proyecto por un par de añitos más en Mar de Dirac…
- ¿Y cómo fue la carrera? Imagino que debe ser difícil profesionalizar lo que uno a veces lleva adelante como hobbie… - Para mí la carrera es espectacular, es de altísima calidad la formación que ofrece la Universidad en general y la Facultad de Artes en particular. Yo la disfruté mucho porque fueron años muy lindos de mi vida y me parece que socialmente fueron años de muy linda movida cultural, de mucha apertura; eran años en que se abrían centros culturales por todos lados, había muchos lugares para expresarse, para participar, así que lo disfruté muchísimo. En cuanto a lo académico siempre cuesta; la carrera lleva mucho tiempo y mucha dedicación pero el fruto está, yo actualmente trabajo de eso, ejerzo la profesión que me da mi título y vivo con eso así que estoy muy agradecido. Sí es verdad que hay un choque, más que nada cuando uno es muy chico, hay como un choque entre que uno busca formarse como músico y las carreras por ahí te forman no solo como músico sino como profesor de música y esa parte es la que más cuesta a nivel académico, pero con el tiempo te vas dando cuenta que es una muy buena salida laboral la que te ofrece un título de profesor.
- Mientras estudiabas ibas armando tus proyectos. ¿En qué consistían? - Me fui abriendo por las cosas que me ofrecían musicalmente en la carrera y por lo que iba viendo en la movida de La Plata y un poco de Buenos Aires. Primero formamos con amigos de allá un cuarteto de rock o jazz fusión que se llamaba ‘Hamaca Paraguaya’, una experiencia de varios años que fue muy interesante, si bien no llegamos a publicar ningún material tocábamos mucho en el circuito de centros culturales, también viajamos a algunos lugares, fuimos al norte incluso. Después armé una banda de folklore con dos amigos que se llamó 'El Humedal', ahí sí llegamos a publicar primero un single y después un CD que se llama 'Desterrío' (N. de la R.: Puede encontrarse en Spotify)... fue un trío de folklore con dos guitarras y un bombo, en una formación bastante convencional pero tratando de imprimirle un carácter un poco más actual desde la interpretación. Ya un poco en paralelo arranqué con un proyecto que tenemos actualmente con mi compañera de vida que es Margarita Dávila que se llama 'La Toma', que ha pasado por diferentes facetas como un dúo y actualmente intentamos llevarlo como banda… es música popular latinoamericana mezclada con canciones propias.
La charla fluye. Simón y yo hablamos de la vida, de la música, de algunos puntos en común. Vamos y venimos. Aquí hace un stop para destacar algo que para él fue muy importante; “tuve un paso que fue muy importante para mí con un cantante y músico uruguayo que es Bemba Candombe donde toqué el tambor repique… al principio de mi carrera de música allá en La Plata empecé a conocer el lenguaje y el mundo del candombe y estuve muchos años vinculado a distintas comparsas de candombe”.

“La Toma” fue mutando: hoy son un trío
Hoy
Simón pasó por todos los géneros, cubrió todo el espectro musical.
- ¿Qué es lo que escuchas hoy en día?
- Soy bastante abierto, disfruto muchísimo de la música... el rock es una parte fundamental porque es lo que escuché desde chico, pero el folklore y la música popular argentina y latinoamericana también siempre sonó en mi casa. Me gusta escuchar jazz, me gusta escuchar música de distintos países, disfruto de la música clásica, con mi hijo que es chiquito pero no tanto escucho la música de la escena actual, la música urbana... la música afro, de raíz negra es lo que más me gusta, es una constante, ya sea candombe o nuestro folklore que tiene una clara raíz negra, la música afrocubana, el jazz tiene una raíz negra, el blues... por ahí va la cosa.
A San Luis
La vida llevó a este tresarroyense a establecerse en San Luis. “Mi pareja es de acá de la provincia. En los últimos años fue ganando un poco la idea de irnos a vivir a un lugar más tranquilo y un poquito más cercano a la naturaleza. A mí siempre me gustó mucho la sierra desde chico, la verdad que fue una idea que nos llevó bastante tiempo concretar porque teniendo una crianza no es fácil dar el salto, pero una vez recibido de la carrera y haciendo las gestiones necesarias pudimos venirnos a vivir acá ya terminada la pandemia con oportunidades laborales claras”.
Tras trabajar en escuelas y jardines platenses, Simón partió hacia San Luis para llevar adelante un pequeño sueño. “Actualmente trabajo en la Universidad Nacional de San Luis en el Profesorado de Música Popular Latinoamericana que es mi especificidad y trabajo en la formación docente de música… es un pequeño sueño cumplido” aseguró.
Si bien la distancia hoy es mayor, la relación con su ciudad de origen se mantiene. “De acá son casi mil kilómetros hasta Tres Arroyos, acá donde vivo hay dos vecinos que son de Tres Arroyos pero no es tan fluido el tránsito, en cambio entre La Plata y Tres Arroyos siempre hay un conocido que va o que vuelve... Acá se hace un poco más difícil porque el trabajo lo hace complicado, necesitas un tiempo mayor para armar un viaje o viceversa; yo soy re familiero, mis viejos están allá, tengo muchos amigos allá, tengo mi tía, mis primos y en cuanto puedo voy... una o dos veces al año por lo menos voy. Estoy al corriente de todo lo que sucede, no me considero desligado de la ciudad de Tres Arroyos”.
Para seguir
El último proyecto de Simón, ‘La Toma’, tuvo varios pasos por Tres Arroyos -el último fue en enero de 2020, donde además tocaron Alejandro González Brest y Diego González- y por Claromecó. “Las ganas de volver siempre están” manifestó el músico, quien invitó a la gente a seguir al grupo en Instagram donde suben todas las novedades: @la.toma.grupo.