Seguramente en Quilmes tenga además del lógico descontento, una cierta cuota de esperanza, porque mostró firmeza y capacidad para dar vuelta un partido que no le era para nada favorable y tuvo situaciones para empatar e incluso ganarlo. Para Once, sin dudas es un desahogo porque solo había sumado con empates y fue una muestra de carácter al saber cómo darlo vuelta y mantener la ventaja. 

La primera parte del partido ofreció poco, el Cervecero intentó jugar y proponer, pero no tuvo la claridad necesaria. Once, que apostó a replegarse y tratar de jugar directo con Gutiérrez encontró a los 26´ la apertura del marcador. Luego de una pelota larga, Prieto presionó a Julián que intentó dejarle la pelota al arquero y su pase quedó corto, la velocidad del ex Quilmes fue letal y pudo puntearla para poner el 1 a 0. 

Sin dudas en el complemento estuvo lo mejor del partido. Con solamente 2´ jugados, un tiro de esquina desde la banda derecha, ejecutado por Silva, dio con la cabeza de un Quintana que entró solo y marcó el empate. 

Con la misma receta, pero desde el otro costado, fue Espinal quien le dio el segundo gol al local. Éste centro no fue tan preciso, pero el empuje y una pirueta del defensor central vencieron la resistencia de Alberca. 

Después de los dos goles en contra los de Indio Rico adelantaron las líneas y fueron por el empate. Un buen desborde de Prieto encontró a Matías Fauquen solo en el punto de penal, que tras el control definió cruzado contra el palo de un indefenso Coronel. 

Parecía que el empate cerraba para ambos, pero para Alejandro Piñero no fue alternativa. El lateral derecho se proyectó, recibió en soledad y desde 25 metros sacó un formidable remate que besó el palo izquierdo y puso el 3 a 2. 

Quilmes tuvo dos opciones para volver a empatar en los pies del ingresado Gómez, pero entre Alberca y el travesaño denegaron esas posibilidades y dejaron a Once Corazones como ganador de un duelo de necesitados.