Con un primer tiempo que alcanzó un altísimo nivel y un complemento donde fue más estratega y contundente, el Globo de Leo Gómez marcó una llamativa superioridad en un clásico que no tuvo equivalencias y que, así como dejó tan bien posicionado a Huracán, golpeó muy duro al Decano.

Rápidamente se vio en el partido la velocidad e intensidad de uno y otro, porque mientras la visita presionaba sobre las salidas siempre deficientes del local, éste propuso un juego lento, impreciso y muy tibio, con varias actuaciones individuales muy por debajo de su habitual nivel.

Es verdad que, ante las varias pérdidas del Decano, Huracán no resolvió; y que, tras un par de insinuaciones por lado, los de Gómez pasados los 20’ habían encontrado la forma de dañar un sistema defensivo endeble. Así, a los 25’ Henríquez rompió en velocidad e Inés le cometió un innecesario penal que el mismo atacante cambió por gol. Este golpe confundió aún más al perdedor, quien por varios minutos se vio sometido por un Globo que jugó bien alto y que empezó a llegar con peligro hasta el 2-0 de Ferreira tras buena jugada y mejor definición; el único punto gris del ganador puede haber sido que tras aprovechar el mal posicionamiento defensivo de los de Sánchez, no amplió el marcador.

Pero con 45’ por delante y con El Nacional que se intentó parar un poco más arriba y por minutos pudo disputar el juego más lejos de su arco, la pasividad y lentitud de movimientos (personales y de pelota) lo obligó a ir al ataque ya descontrolado tácticamente; así, a los 23’ Barroca definió con calidad un fuerte ataque que comenzó en un simple rechazo defensivo con proyección de juego sobre la izquierda. Mientras que el 4-0 fue la perfección del contragolpe a la salida de un tiro libre al área del Globo, donde entre D’Annunzio y Elizondo, con Alcodoy como “señuelo”, terminó en el tanto del lateral que selló una dura e inolvidable goleada.