Opinión

Los buitres, un enfoque, una idea

17|09|23 10:58 hs.

Por Juan Francisco Risso


Lean esta vieja nota de Clarín:

---0---

15/09/2000 00:00 
/ Actualizado al 24/02/2017 12:50 

Después de una batalla legal que duró 20 años, un juez argentino ordenó embargar al Estado inglés por 250 millones de dólares. La causa, según la Justicia local, fue haberle vendido a productores argentinos semillas de papa infectadas con virus perjudiciales para la salud.

La importación se hizo en 1980, pero el embargo fue notificado en los últimos días a una empresa estatal del Reino Unido -la Commonwealth Development Corporation- que tiene el 4,01% de acciones en una firma argentina dedicada a construir autopistas: Concesiones y Construcciones de Infraestructura S.A.

La decisión fue tomada por el juez José Luis Tresguerras, quien -después de varias pericias- ordenó que los productores perjudicados fueran indemnizados por 171,5 millones de pesos, a los que ahora hay que sumar otros 80 millones por costas e intereses.

Tanto el fallo como su cumplimiento son históricos, ya que es la primera vez que se condena efectivamente a un Estado extranjero. Es que en la Argentina, éstos gozan de inmunidad por una ley que admite sólo muy pocas excepciones.

La historia, publicada por Los Andes de Mendoza, empezó a principios de los 80, en la época de José Alfredo Martínez de Hoz, las importaciones y la plata dulce. En ese momento, un grupo de productores de Balcarce decidió importar de Gran Bretaña, semillas de una variedad de papa que no se producía en la Argentina.

En esa ocasión, los productores Armando Beltrán Louge y Enrique Best hicieron contactos con un organismo oficial de la corona: el Potatoe Marketing Board, con sede en la ciudad escocesa de Edimburgo. Esa dependencia oficial garantizó la calidad de la semilla exportada.

De ahí en más, mediante el asesoramiento británico, los productores argentinos trabaron relación con dos firmas pequeñas que, con el tiempo se fueron a la quiebra. Ellas eran Fieldfare Food Ltd y The Forfar Potatoe Co.

El 30 de noviembre de 1980 las semillas contaminadas llegaron al puerto de Mar del Plata. Habían partido del puerto británico de Goole y eran 10.503 bolsas de 50 kilos de semillas de papa "Pentland Crown", elegida especialmente como apta para la zona de Balcarce, Buenos Aires.

Las semillas tenían gangrena y una enfermedad virósica llamada "Mop Top" que no existía, ni existe, en el país. En la inspección se detectó la anormalidad del cargamento y en el mismo puerto se optó por decomisar toda la mercadería.

Una vez que se notificó a los productores, a los exportadores y al gobierno británico del decomiso, Londres envió a un especialista (se llamaba Robert Jamison) que no sólo certificó la existencia de los virus sino que advirtió que la concentración masiva en la semilla era mucho mayor de lo que se había detectado.

En el ínterin estalló la guerra de Malvinas. Las negociaciones para que Gran Bretaña indemnice a los productores argentinos quedaron estancadas hasta 1991. En medio de las acusaciones, Gran Bretaña adujo que las semillas se infectaron en el barco. Pero las pericias posteriores demostraron lo contrario. En el 96, se rompieron las tratativas y se activó la demanda.

En setiembre del año pasado, el juez Tresguerras falló a favor de los importadores argentinos. Así las cosas, Argentina presentó el pedido de embargo contra su deuda externa a favor de entidades británicas. Pero esto no prosperó porque se trataba de bienes no originados en actividades comerciales. Entonces, se pensó en embargar las acciones de la inglesa CDC en la empresa argentina.

La ejecución del embargo podría tardar hasta tres años. Y todavía falta ver qué actitud adopta el Reino Unido frente al desafío judicial y cómo reaccionará el Ejecutivo local ante este fallo (fin de la nota).

---0---

El caso: los paperos damnificados intentaron pleitear en Gran Bretaña, pero el costo era prohibitivo. Optaron por pleitear por ante jueces argentinos, que -ojo- llegado el caso no tendrían facultades dentro del territorio británico para embargos sobre bienes de la corona.

---

Supongo que –ya condenada la corona- el asunto quedó en stand by, hasta que el príncipe nosecuanto vino a conocer las cataratas en avión oficial, aterrizando del lado brasileño. Cuando quiso pasar a Argentina lo pararon, pues lo esperaban los paperos con las uñas largas. La corona se paró de manos, exhortando a que se arreglara el asuntito, dado que unos sujetos con plumas y taparrabos molestaban a la realeza. El avión no pasó y aquí perdí la pista al asunto.

---

Así estábamos en la época en que quisieron embargar la fragata Libertad: no les pagábamos. Y liberamos la fragata, que regresó a los mares territoriales sana y salva. Esa es nuestra carta. Pero cuando aparece un Macri, va corriendo y paga -dicen- más de lo que ordenaba el famoso juez Griesa. Obama los odiaba y los temía, y en una ocasión, por algo acaecido en una gran industria yankee, los reputeó. Porque el idioma inglés -a diferencia de los nórdicos- tiene palabrotas.

---

En el chiquitaje del ejercicio de la profesión de abogado esto se ve todo el tiempo: el insolvente que hace una oferta bien baja, el acreedor que suspira y hace señas diciendo “métale”. No es lo mismo, pero guarda analogía, no?