15|10|23 09:55 hs.
Por María Ramona Maciel
Faltan solamente 7 días para que los argentinos vayan a las urnas nuevamente desde que se instaló la democracia en 1983.
Los que tenemos 50 y tantos vivimos la llegada a las urnas cuando terminábamos la gloriosa época de la secundaria.
No sé si valoramos, hablo por mí particularmente, el inmenso paso que estábamos dando. Vivíamos un momento histórico, éramos protagonistas de una nueva Argentina y no sé si asumimos el momento. Creo que no.
Con el paso de los años, a pesar de las repetidas crisis políticas, el acto del voto se convirtió en algo “normal”, ¡por suerte!
Y así, cada dos años, legislativas, y presidenciales, el pueblo, con su decisión fue marcando el camino.
Un camino difícil, lleno de inconvenientes, y épocas muy complicadas, pero pasó, y tendría q ser parte del pasado, e ir finalizando, pero…
Ahora nos toca elegir nuevamente, y la incertidumbre es tal, que el pueblo por primera vez desde mis 18 años, no sabe qué camino tomar. La gente está descreída, desesperada, la plata no alcanza y nuevamente piden que se vayan todos.
La suerte ya está echada, creo que las nuevas generaciones, hastiadas y descontentas por la situación actual, la falta de empleo, la desidia y la deshonra política y sobre todo la falta de una vida digna, son las que van a definir el futuro de esta gloriosa Nación, como dice nuestro himno. Ya no sé si es tan gloriosa, cada vez es menos.
Solamente les puedo decir, que el domingo 22, antes de poner el voto en la urna, pensemos qué Argentina soñamos y anhelamos y creo que es un sueño recurrente en la gente.
Y enfoquemos: Argentina el mejor país de Latinoamérica, el más rico, en una posición geográfica estratégica, con un pueblo producto de la inmigración trabajadora de Europa post guerra que supo hacerse la América, con ciudades como Buenos Aires que es tan linda que te emociona, el sur con sus bellezas naturales, también Salta, Mar del Plata, la Mesopotamia, etc. ¿Qué estamos haciendo con este país?
Y ante la pregunta de un analista político estos últimos días, que me dijo si quería un país con más pobres o con más ricos, porque esa era la consigna para decidirse; les cuento lo que le conteste a él.
Quiero un país con clase media, donde los jóvenes quieran quedarse porque puedan desarrollar su vida acá, que accedan a comprarse una casa, tener un auto, vacacionar y darles una educación pública de calidad a sus hijos, donde los delincuentes vayan presos y los políticos gobiernen y terminen con los negociados y las candidaturas interminables, que la salud sea accesible y terminemos con la especulación financiera.
¿Es tan pretensioso pedir esto? Es en definitiva la definición de un país normal, soberano que revalorice su moneda y su territorio, sin grietas y sin divisiones sociales y si es necesario que haya una mejor distribución de la riqueza para equilibrar con los que más tienen a los que más necesitan, que así sea, pero de una forma digna y ordenada, a través del trabajo y del esfuerzo.
No quiero elegir entre más ricos o más pobres, Ecuador no dio resultado, no quiero desigualdad. No quiero más gente atormentada, quiero gente conforme y feliz.
Hagamos suelo fértil para las inversiones, hagamos explotar todas las riquezas que tenemos, la minería y la agricultura, la ganadería y la industria láctea; vitivinícola, tecnológica, automotriz, con nuestros profesionales preparados de la mejor manera, sin impuestos excesivos y con un plan de desarrollo a largo plazo, con políticas de Estado, convenios, negociaciones, con las potencias que nos necesitan y entonces aprovechemos y construyamos la infraestructura necesaria, y avancemos hacia el desarrollo de nuestro país, de nuestras empresas y de nuestras pymes. No es necesario endeudarnos más, solamente ordenar y que los políticos se dediquen a gobernar y a administrar austeramente, sin más desfalcos al Estado, ni la máquina de hacer billetes, ni fronteras liberadas.
Basta. Solamente paremos y enfoquemos en Argentina. Es la única dirección que tenemos que tomar.
Es una Nación donde está todo por hacer, no pensemos si queremos más ricos o más pobres, ese no es el camino.
Desarrollo y educación es la única forma.