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Tres Arroyos, VIERNES 29.03.2024
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Borneo dio otro paso en su aventura

«Si me preguntas qué voy a estar haciendo en 2037, teórica y seguramente voy a estar entregando la llave de Borneo, pero no sé qué va a pasar el mes que viene. Ahí es cuando hablo de aventura. Será todo aprendizaje”. 

Eso respondió a este diario Diego Fernández, días después de haber ganado la licitación del exNahuel Epú, el histórico balneario de Claromecó que en su momento se denominó La Playita del Medio bajo la explotación de Julián Lamberti y que por estos días experimenta tiempos de cambios de cara a una transformación sin precedentes. 
A meses de la pronunciación de aquella frase, y considerando los vaivenes de la inestable economía argentina, todo va encaminado en el proyecto que vio luz en el último verano.
La reciente historia indica que la concesión del parador se venció en 2017. 

“Si la gente nos acompaña, y todo va de la mano, creo, humildemente, que se puede cambiar la historia de la localidad”

Diego Fernández, ex director de Turismo de Tres Arroyos, se presentó en la licitación con un ambicioso y novedoso proyecto. Superó esa etapa y en noviembre del año pasado firmó el contrato con el municipio. La letra del acuerdo, entre otros puntos, dice se hará cargo de la concesión del lugar hasta 2037, es decir, por 20 años. 

En Medellín, Colombia, Diego Fernández junto a su pareja María del Mar Garza

Entre diversos ítems, el pliego licitatorio compromete al nuevo adjudicatario la ejecución de un cambio de paradigma total en la fisonomía y estructura del balneario, un concepto nuevo al que también se tendrán que adaptar aquellos empresarios que pretendan explotar los próximos paradores a los que se les venza la concesión.

Aventura Borneo 
La fuerte apuesta de Diego Fernández comenzó ni bien firmó el contrato con la comuna. Posteriormente, efectuó el traspaso con Julián Lamberti -anterior explotador del exNahuel Epú- y, a partir de ese momento, las ideas del nuevo responsable del parador comenzaron a ejecutarse. 
Con la temporada prácticamente encima, y con los tiempos como la principal amenaza, Borneo abrió sus puertas y afrontó su primer verano. Con algunos retoques en la estructura ya conocida, el balneario ubicado en cercanías al Reloj fue una opción más que disfrutaron los turistas. 
Entonces, fue a partir de un gran esfuerzo realizado por el propio Fernández y su familia, consciente que, una vez transcurrida la temporada, la estructura del parador iba a cambiar radicalmente su fisonomía. Y va rumbo a eso. Durante la semana que pasó comenzaron los trabajos de demolición en una parte del inmueble, precisamente, en el sector de sanitarios públicos y depósito. 
“La idea es que en 15 días ya quede demolida toda esa parte. Lo que en el verano funcionó como restaurant, comedor y cocina, hasta el año que viene pasa a ser el depósito”, indicó Fernández en diálogo con este diario.
Cuando los sanitarios y el viejo depósito sean historia, se continuará con un proceso complicado y que se basará en desenterrar las bases. “Ahí tenemos que dejar playa y arena. Entonces hay que desenterrar cimientos y el pozo séptico. Una vez que se haga eso, lo cual, y según cómo se presente el clima, se va a tardar unos diez o quince días. Creemos que en agosto vamos a empezar de lleno con la construcción, algo que, dependiendo de los tiempos, debería demandar tres o cuatro meses”, indicó. 
Con vistas a fines de 2019 y principios de 2020, se buscará que Borneo esté al cien por ciento, con servicio de spa incluido, sala de eventos y dar inicio a una oferta turística con puertas abiertas durante todo el año. “Para este verano, la idea es tener cocina ampliada, al igual que el comedor. Serán los mismos servicios de la temporada pasada pero con mayores comodidades y más completo”, agregó Fernández con respecto al objetivo trazado para la venidera temporada.
Imagen 2  
Para recordar 
El 30 de mayo de este año, con los primeros trabajos de demolición de parte de lo que fue Nahuel Epú, se produjo un antes y un después en la historia de la localidad. Y Fernández es más que consiente de eso. “Ese día hubo un punto de inflexión, tanto desde lo edilicio para el parador como en lo histórico para Claromecó”, remarcó. 
“Si la gente nos acompaña, y todo va de la mano, creo, humildemente, que se puede cambiar la historia de la localidad”, sostuvo el prestador, quien mantiene el mismo entusiasmo con el que impulsó el proyecto.
En base a ese aspecto, no ocultó su satisfacción por los reconocimientos que Borneo tuvo en organismos estatales. “El Ministerio de Turismo de Nación y la Subsecretaría de Turismo de la provincia, en conjunto, y a su vez cada uno por su lado, declararon que nuestro proyecto tiene un alto impacto social, económico y turístico, y de bajo impacto ambiental. Gracias a eso, podemos acceder a muchos beneficios”, puntualizó. 
“En abril elevamos el proyecto a esos dos entes, los cuales destacaron la relevancia que Borneo tiene para Claromecó y Tres Arroyos. Creo que eso no es menor porque la idea tiene un visado estatal muy importante”, destacó. 

“Una apuesta gigante desde lo familiar. La idea pensada para que impacte positivamente en Claromecó, tanto en lo económico como en lo social”

Sin embargo, el prestador no sólo que quedó con lo que se ve a simple vista. Fue más allá. “Podemos pensar en brindar servicio todo año y en generar una fuente laboral estable para una determinada cantidad de personas”, expresó la cara visible de la idea. 
En tanto, manifestó que “pensamos también en un parador ecológico, sustentable y accesible de manera integral como no hay en Claromecó, ni tampoco en toda la costa tresarroyense. Ahí está el desafío y la responsabilidad de nosotros de poder llevar a cabo esa idea”. 
Por estos días, y mientras avanza la obra en Borneo, Fernández se encuentra en Medellín, Colombia. Y desde tierra cafetera, con tecnología de por medio, está al tanto de la evolución del proyecto. “Mis padres y hermanos están también muy involucrados”, señaló Diego, quien no dejó de mencionar el valioso aporte de Rino Testa y Geraldine Comyn, los arquitectos a cargo de la reforma del parador. “Están encima de todos los detalles. Hay una especie de triunvirato entre los arquitectos, la familia y yo que estoy en Colombia”, agregó. 
Sobre el cierre, Fernández mencionó que se trata de “una apuesta gigante desde lo familiar. La idea pensada para que impacte positivamente en Claromecó, tanto en lo económico como en lo social”. 
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