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Un vasco de barrio

En julio del año 2014 el periodista de LA VOZ DEL PUEBLO Juan Berretta publicó una entrevista a Mario Rodríguez que la tituló “Forestador por accidente”. 

El fallecimiento a los 73 años del ingeniero agrónomo causó hondo pesar en su familia, amigos, colegas y correligionarios. 
Mario siempre quiso ser ingeniero agrónomo y de eso se recibió, pero tras la explosión de un yate en el que navegaba por el delta se encontró ante el desafío de forestar una isla de 1500 hectáreas. «Ese siniestro me cambió la vida, pasé de hombre de pampa a hombre de agua», contó a este diario en aquel entonces. 
Buena parte de la infancia y de la adolescencia la transitó en los campos de los Goizueta, tierras en las que cultivó su vocación. 
Su primer trabajo como agrónomo lo tuvo antes de recibirse: en 1966, mientras estudiaba en la ciudad de La Plata fue convocado por el ingeniero Bartolomé Schelotto, director de la Chacra Experimental de Barrow, para sumarse al equipo de tasadores de siniestros de La Previsión Cooperativa de Seguros.
El 31 de agosto de 1970, Rodríguez se convirtió en agrónomo. 
El 31 de agosto de 1971 se casó con la platense Mónica Silvia Consistre, su compañera hasta que la muerte los separó en 2010, con quien formó una familia junto a sus hijos y nietos María Ignacia, Juan José y Amparo, Bautista, Adolfina, Mía y Antonia Larriestra; Amanda y Cielo Rodriguez Carranza. 
 Recibido y casado, Mario llegó a Tres Arroyos con la intención de trabajar en la Chacra de Barrow. 
 Pisó la isla que debía forestar después de un terrible accidente y se quedó en el delta hasta 1980 cuando finalizó la forestación de las 1500 hectáreas. 
Su siguiente trabajo fue un contrato con Celulosa Argentina para hacer una forestación de 200 hectáreas en Helvecia, Santa Fe. Luego en 1982 ganó la licitación y cambió 50 mil plantas de las veredas de la ciudad de La Plata con motivo de su centenario. 
En la nota realizada hace cuatro años Mario le dijo a este diario: “Hay tres árboles, en el centro, que cada uno tiene grabado el nombre de uno de mis tres hijos: Nacha, Juan José y Amparo». 
Ese mismo año ganó la licitación para forestar 100 hectáreas y fijar un médano en el Vivero de Claromecó, entonces llegó a Tres Arroyos y formó una sociedad con Luis Risso Prat y Walter Abedini, que se llamaba Consultora Forestal. 
 Lugares y recuerdos 
Hijo del fundador de la célebre Tintorería Ideal, Mario Oscar Rodríguez Goizueta nació el 10 de mayo de 1945 y se crió en la casa que había donde hoy funciona la inmobiliaria Castelli Pardo. Los alrededores de su hogar eran su lugar en el mundo: pasaba mucho tiempo en la Biblioteca Sarmiento y tenía un tierno recuerdo de Angélica Sierra, «la bibliotecaria de toda la vida»; también el Club de Pelota ocupaba un lugar de privilegio, «era mi segunda casa», aseguró el ex jugador de pelota paleta que fuera campeón provincial en Tandil junto a Alfredo Pérez y Diego Suárez. 
 Inició sus estudios primarios en la Escuela Nº1, «de donde fui expulsado por no escuchar el timbre», recordó Mario en la entrevista mencionada y terminó la primaria en la Escuela N° 16. La secundaria la hizo en el Colegio Nacional. 
Ya de grande, una vez que volvió a establecerse en la ciudad, se metió de lleno en la colectividad vasca y trabajó en el centro Hiru Erreka. Mientras que también se afilió al Comité Enrique Betolaza de la UCR ocupando lugares en las listas de candidatos a dirigir los destinos del partido, como así también en nóminas para elecciones a concejales, cargo que ocupó tras el fallecimiento del profesor Néstor Rodríguez.  
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