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Humedales artificiales para solucionar el problema de contaminación en aguas

Los humedales artificiales son zonas construidas por el hombre en las que, de forma controlada, se reproducen mecanismos de eliminación de contaminantes presentes en aguas residuales, que se dan en los humedales naturales mediante procesos físicos, biológicos y químicos. 

El agua residual está compuesta de una mezcla de materiales orgánicos e inorgánicos, suspendidos o disueltos, que provienen de una población después de haber sido modificadas por diversos usos en actividades domésticas, industriales y comunitarias. El tratamiento de aguas residuales consiste en una serie de procesos que tienen como fin eliminar los contaminantes físicos, químicos y biológicos. Reducir la generación de aguas residuales y mejorar su tratamiento es una cuestión prioritaria, ya que es importante disponer de agua de calidad y cantidad suficiente, lo que permitirá mejorar el ambiente, la salud y la calidad de vida. En América Latina solo el 20% de las aguas residuales municipales son tratadas, en su mayoría con lagunas de estabilización o humedales artificiales. En Argentina los humedales construidos tienen muy poco desarrollo. Hay sólo algunos implementados, sobre todo, para efluentes industriales, al revés de lo que ocurre en otras partes del mundo. 

El uso de plantas acuáticas en el tratamiento de aguas residuales se ha convertido en un enfoque particular en los últimos años. Las plantas acuáticas como la lechuga de agua, el jacinto de agua, los camalotes y los juncos han sido utilizadas para la eliminación de un amplio rango de contaminantes de las aguas residuales. La alta productividad de algunas plantas flotantes y el alto requerimiento nutricional de nitrógeno (N) y fosforo (P) hacen que estas especies resulten adecuadas para reducir los niveles de estos nutrientes de los efluentes.
En el caso concreto de las aguas residuales, las técnicas desarrolladas en biotecnología no sólo tienen como objetivo reducir la materia orgánica en general, sino que es utilizada para eliminar otros agentes contaminantes industriales presentes en las aguas, así como para convertir el flujo de desechos derivado del proceso de depuración en productos útiles o incluso con valor añadido para poder liberarlos al ambiente sin causar perjuicio. 
Actualmente el uso de plantas acuáticas es una opción para mejorar la calidad del agua tratada, además de para aumentar la eficiencia de las plantas de tratamiento. 
Cuando conocí la localidad de Cármen en Areco en la Provincia de Buenos Aires en el año 2005, me di cuenta inmediatamente que algo no estaba funcionando bien. A la altura del Balneario Municipal se veía una espuma blanca sobre las aguas del río. Resulta que esta espuma era el resultado de una alta carga de fosfatos (detergentes) que finalizan en el curso del río debido a los canales pluviales o de desagüe. Los fósforos cuando llegan al afluente pueden convertirse en nutrientes que contaminan los cauces, dando origen a algas. Este contaminante en los riachuelos restringe el crecimiento de vegetales acuáticos, al introducir los detergentes en las aguas de un curso se multiplica el crecimiento de algas, cuando estas mueren al podrirse producen malos olores disminuyendo la calidad de los afluentes. Los fosfatos pueden provenir de distintas fuentes, las más comunes son las que provienen de los establecimientos de engorde, de las aguas servidas y de los sistemas cloacales. 
En el año 2006, mandé a hacer unos análisis físico-químicos de las aguas del río y lamentablemente, mis dudas se convirtieron en realidad: una de las muestras dio 1,12 ppm de fosfatos. Las muestras fueron analizadas en la Facultad de Agronomía de la UBA, más precisamente en el Laboratorio de Análisis de Suelos, Aguas y Vegetales. Cuando consulté a la Dra. Olga S. Heredia sobre el fósforo que se había detectado, me dijo: “La muestra enviada por usted está teniendo un aporte de fósforo que es importante, ya sea por la actividad agrícola o por carga orgánica y, si se me pregunta si esta agua es apta desde el punto de vista ambiental, le diría que NO”. 
De lo que vengo proponiendo desde entonces y hasta el momento no se ha realizado nada, es que se implemente el uso de humedales artificiales para evitar o disminuir significativamente que los fósforos lleguen a las aguas del rio Areco. Los humedales son zonas de transición entre el medio acuático y el terrestre convirtiéndose en sumideros donde, a través de ellos, se disminuye las alteraciones de elementos orgánicos e inorgánicos. Esta podría convertirse en una solución biotecnológica para solucionar el problema de contaminación en ríos, lagos y lagunas
En la actualidad, en muchos pueblos, las plantas de tratamiento ya no cumplen sus objetivos por obsolescencia y/o por mayor carga debido a la actividad industrial. El construir nuevas plantas de depuración o el conectarse plantas lejanas ya existentes implica un elevado coste, con lo que conectar las antiguas plantas con humedales artificiales puede ser una alternativa económica y ecológicamente aceptable, ya que este tipo de sistemas son de construcción fácil, bajo costo, mantenimiento reducido y con una depuración confiable, 
La lucha por el saneamiento es una batalla contra la corrupción, la burocracia, la incapacidad, la apatía y la mentira; es en definitiva una lucha emblemática contra la mediocridad. El agua es un don que la naturaleza ofreció a la vida y a cada uno de nosotros. El 70% de nuestro cuerpo está compuesto de agua. Por ser todo esto, el agua constituye una de las metáforas más significativas. ¿Cómo cuidarla y no luchar por ella? 

Cristián Frers

Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista). 
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