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Tres Arroyos, JUEVES 18.04.2024
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Derechos y responsabilidad

Por Alejandra Defrancesco (*)


Me siento orgullosa de las Leyes que en nuestro País en la actualidad contamos en materia de Protección Contra la violencia Familiar. Antiguamente la violencia familiar era considerada una cuestión “privada”, donde la mujer en silencio tenía derecho solo a soportar. Soportar incluso abusos sexuales disfrazados de obligaciones maritales. Donde a las personas trans se las detenía por infracciones al código contravencional. Hoy celebro la Ley de Violencia Familiar, la Ley Nacional de Protección contra la violencia hacia las mujeres. 
Pero este avance en materia Legislativa no se potencializa si como sociedad no ejercemos nuestros derechos responsablemente. Hoy como mujeres tenemos derecho. Derecho a exigirle al estado protección. Pero este derecho, en muchos casos no va de la mano con la responsabilidad. En nuestro trabajo es frecuente que nos encontremos con estos comentarios. “yo no ví nada”. “Yo no me quiero comprometer”. “Si después vuelven”. “Si le gusta que le peguen”. No somos solidarios ante hechos concretos, objetivos. Esa falta de responsabilidad también la vemos a diario a través de las redes sociales. A través de estos medios de comunicación y haciendo gala del coraje que brinda el anonimato, la gente se empodera y se cree con derecho a decir cualquier cosa. Se cree con derecho a justificar lo injustificable. Se cree con derecho incluso a legitimar delitos. Donde se incitan a cometer delitos. Donde se festejan atrocidades. Esto solo conduce a la barbarie. 
No nos podemos permitir esa falta de responsabilidad. Exijamos, pero desde una posición de derecho, porque de lo contrario pasamos del lugar de poder exigir al de delincuentes. Como funcionarios tenemos la obligación de resguardar y restituir derechos humanos, y ese trabajo rinde sus frutos cuando la sociedad responde, cuando como vecinos somos solidarios. Deseo con todo mi corazón que aprendamos de nuestros errores para no volver a cometerlos, y que podamos gozar de una comunidad libre, justa y responsable. Todos y cada uno desde el lugar que ocupemos, del cargo más alto, hasta nuestra queridísima doña Rosa.
Sé que corro el riesgo a someterme a malas interpretaciones, pero si al menos a alguien le llega mi mensaje, esto habrá tenido sentido. 

Alejandra Defrancesco

(*) La autora es subcomisario y titular de la Comisaría de la Mujer de Tres Arroyos 
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