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Un apoyo que siempre está presente

Juan Paguegui es empleado del Correo Argentino desde hace 27 años. Muchos vecinos lo habrán visto trabajar como cartero en las calles de la ciudad. Su mujer, Sandra Piccirilli, trabaja como empleada doméstica. “Siempre la apoyamos en todo lo posible y más en estos temas”, dicen sobre su hija menor Valentina, de 18 años. El mayor es Gonzalo, quien tiene 20. 

Como es habitual en los adolescentes, Valentina “no se quiere perder nada”. Entonces, para la preparación del invernadero, debió extender las jornadas; “hay días en que terminaba fulminada” comenta su papá. 
Realizó los estudios primarios en la Escuela 16 y hace pocos meses, con la culminación de la Secundaria en el horizonte, hizo el curso de orientación vocacional en el CRESTA. “No tenía muy definido lo que más le gustaba. Entre dos o tres carreras, se decidió por la Licenciatura en Economía”, explican. Como posibles destinos a partir de 2020, mencionan Bahía Blanca, La Plata o Buenos Aires; “lo más cercano sería Bahía”, agrega Juan. 
La mamá recuerda que “la profesora Lorena Genovesi se anotó en el proyecto. Tienen itinerario en Informática desde cuarto año en la Escuela Media, le propuso a los chicos. Se anotaron Bruno, Axel y faltaba un integrante; Bruno le dijo a Valentina ‘anotáte, así podemos participar’. Se inscribieron sobre la fecha”. 
Comentan que cursan en Informática dos veces por semana y que los profesores son Lorena y Carlos Fritz. “Ahora en sexto año, van a completar los tres años del itinerario y recibirán un diploma”, señalan. La directora es Claudia González. 
Es una actividad voluntaria, a contraturno. El tiempo que le destinaron fue creciendo. Sandra explica que “Valentina participa en todas las clases igual, en general le gusta. Con el proyecto del invernadero notamos que se fue entusiasmando”. Juan agrega que “se hizo notorio cuando empezaron a quedarse en el colegio; se llevaban una vianda y se quedaban de corrido. Le daban derecho, pedían permiso en gimnasia”. 
El desafío era terminar el trabajo. La primera semana de vacaciones de invierno siguieron concurriendo al itinerario. “Cuando retomaron las clases, tuvo semanas cargadas –relatan-. Se le juntaba un poco con ritmos latinos, actividad que ella realiza y disfruta mucho. También quería salir, ir a bailar a veces, porque son chicos normales. Siguió con el resto de las cosas. Llegó un momento en que se mezcló todo”. 
Mientras tanto, “en el medio tuvieron la Fiesta del Color” y tendrán a su vez a fin de año la Fiesta de Egresados. 
Según destaca la mamá, hubo mucha actitud. “Los chicos cuando emprenden algo, le dan continuidad, le ponen pilas”, valora. 
Que hayan sido elegidos para la instancia nacional resultó una linda sorpresa. Juan comenta que “decíamos ‘que bueno, van a tener un viaje a Buenos Aires. Parecía y en realidad era algo importantísimo”.
El día de la Maratón en la sede del Ministerio de Educación estuvieron pendientes. Cuentan que “Valentina nos había pasado el programa de ese día, sabíamos más o menos el paso a paso. Envíamos Whatsapp para ver cómo iban, sabíamos que lo que habían hecho estaba bueno, pero estaban con estudiantes de todo el país. Sinceramente no pensábamos que iban a tener el primer premio, sí tal vez otro reconocimiento”. 
Cuando leyeron en la pantalla del teléfono celular un mensaje que decía “Ganamos”, no lo podían creer. El papá explica que “todo junto fue muy fuerte. No lo podíamos asimilar, tardamos varios días, sentimos mucha emoción. Esa tarde no podíamos aterrizar. Ahora bajamos a tierra”. 
También para Valentina fue inesperado. “Esto es increíble”, fue la frase que reiteró poco después de haber recibido la noticia, cuando LA VOZ DEL PUEBLO la contactó en forma telefónica. 
En su casa, tienen en claro que “va a vivir en Estados Unidos una experiencia irrepetible”. Ya recibió el pasaporte y el jueves 10 de octubre debe viajar para realizar la visa. 
Sandra observa que “exterioriza lo que siente. Es sociable. Está muy contenta. Fue avanzando poco a poco, como todos los chicos tiene habilidad con el celular y ante el desafío, se fueron superando”. 
En forma previa a la participación en la Maratón Nacional, se encontraba en Claromecó por la Fiesta de la Primavera. “Nos dijo que ‘es la última vez que voy a estar con mis compañeros de curso y amigos en Claromecó. Puedo volver muchas veces, pero va a ser distinto’”, describen sus papás. 
Al regresar, con toda la satisfacción por el premio, pasó por su casa a tomar otro bolso con ropa limpia y partió nuevamente hacia Claromecó. “Ni siquiera cenó –puntualiza Sandra-. La esperaban para comer todos juntos allá. Ya lo tenían previsto antes de saber que iban a formar parte de la etapa nacional en Programación y Robótica”. 
Como bien explican en su hogar, ella no quiere perderse nada. Valentina dice que “fuimos aprendiendo sobre la marcha” y desde abajo, subiendo escalones, llegaron más allá de lo que se habían imaginado. 
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