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Tres Arroyos, JUEVES 28.03.2024
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C2H5OH

Señora directora: 

¡No! No se trata de un acertijo, tampoco es que haya enloquecido mi maquinola y se niegue a escribir con claridad. Solo se trata de una fórmula (espero que mis queridos profes del secundario, Manolo Dean y Emilio Cervini, no me pongan un cero si lo he puesto mal), nada más que la fórmula del alcohol etílico. 
Y de eso se trata, del alcohol… Más allá de rugbiers, de niños bien o pibes de un barrio marginal, más allá de excesos y de carencias, en todas estas tragedias subyace la presencia casi omnipotente del alcohol. Como también aparece en un colectivo que vuelca, en dos autos que chocan de frente, el alcohol casi siempre, y creo que sin “casi”, aparece. 
Desgraciadamente, cada vez son más jóvenes, niños casi, quienes abusan de las bebidas alcohólicas, y no nos engañemos, son los adultos quienes habilitan ese consumo. He oído a padres y madres decir que ellos les compran las bebidas para las famosas previas, o bien porque son menores y a ellos no les venden, o bien para que “si van a tomar, que no tomen bebidas ordinarias” (sic). Argumentos como “todos toman, oponerse es imposible”, son escuchados a diario, y los pibes siguen tomando hasta perder inhibiciones, hasta vomitar (en el mejor de los casos), algunos hasta el coma. 
Claro, hay que reconocer que los adultos padres y madres están solos en esta lidia. Los medios bombardean publicidad de cerveza y otras bebidas, esas mismas marcas sponsorean a los deportistas, y el Estado sigue siendo el gran ausente. Los boliches bailables hacen su negocio y entran menores y mayores en los mismos ámbitos, a todos se les expende alcohol, siempre que tengan con qué pagarlo, ¿controles municipales? Bien Gracias, ausentes sin aviso. 
Y los pibes, ya de madrugada, envalentonados con los vapores etílicos, arman grescas por cualquier motivo, pelean, gritan, terminan trenzados en la calle. Con suerte, terminarán con algún rasguño, pero la muerte siempre es una posibilidad. 
¿Alguien controla afuera? No parece. La calle es tierra de nadie. Y así estamos. 
Hoy, ya hay un pibe muerto a patadas. 
¿Cuántas más tragedias deberemos sufrir para que se empiece a tomar en serio el tema? 
Mientras tanto, por favor, no brindemos, no descorchemos, tengamos, al menos, respeto por el dolor. 

 Alicia Hurtado  
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