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La suerte premió al sacrificio

Por Fernando Catalano


El desenlace de la reciente edición de las 24 Horas de la Corvina Negra dejó un claro mensaje. “En el mar todos los anzuelos son iguales”, como dijo alguien en las redes. Podés ayudar a la suerte, estando bien preparado; pero el azar puede dar la sorpresa, a veces como en este caso, posándose sobre la humanidad de una persona que hizo un especial sacrificio para estar presente en el concurso de pesca en mar abierto de mayor convocatoria de Sudamérica, teniendo al lado a pescadores muy experimentados y hasta campeones mundiales de longcasting. 
Pero el deseo y las ganas de ganar de un mendocino con escasa experiencia en este tipo de pesca, fue tan legítimo como el pescador más experto y preparado. Y es por eso que Las 24 empareja las chances de ganar a lo largo de 40 kilómetros de playa, por más que el conocimiento te dé más herramientas para llegar al éxito con más seguridad. 
Faltaban días para la nueva edición del certamen, pero en Luján de Cuyo, provincia de Mendoza, Carlos Alzogaray todavía la pasaba mal porque no tenía la plata para bancar el viaje. La cobranza de trabajos que se había reservado para el evento, le falló. Entonces tuvo que hacer unos trabajos para pagar la inscripción y el pasaje, y como no le alcanzó necesitó de la ayuda de su hermano.

Saliendo. De Mendoza a Neuquén, sin tiempo de comprar un «sanguche»

Antes de tomar el micro que lo trasladaría hacia Neuquén, debió pasar por Colonia Segovia, un pequeño paraje que se encuentra a unos 35 minutos por ruta, de la localidad que habita. Allí tuvo que ir a buscar la caña y el reel que compró meses atrás en una venta de usados. Pagó 1100 pesos por la caña y 400 por el reel con que extrajo la corvina negra con un lanzamiento poco logrado, en La Virgencita. 
De regreso, no tuvo tiempo para pasar por su casa a buscar sus pertenencias para el viaje, el micro se le iba. Fue entonces cuando otras voluntades lo asistieron.
“Le dije a un amigo que me acerque a la terminal, me fui comunicando con otro compañero que vaya hasta casa y me prepare un bolso y me lo lleve antes que salga el colectivo. Y otro amigo me acercó hoja de coca que uso por costumbre. Nos juntamos faltando cinco minutos. Justo quedaba un solo pasaje para Neuquén”, relató Carlos asombrado aún como quien todavía no cree lo que le costó empezar la aventura. 
Hambre de gloria 
“Me subí y no me dio tiempo de comprar ni una gaseosa ni un ‘sanguche’ para ir comiendo en el viaje. No veía la hora que parara en otra terminal. Pero ese colectivo era directo, era Ejecutivo. Mendoza-Neuquén. Tenía un hambre bárbaro, y se pusieron a jugar al bingo para que no se aburra la gente durante el viaje. Más tarde sí, nos dieron de comer. Me dormí y me desperté llegando a Neuquén”, describió. 

Ya en Neuquén, a punto de salir, pasadas las 23 del sábado

Una vez en la provincia sureña, en horas de la mañana debieron ocuparse de terminar de armar los equipos. Necesitaban llevar haraganes para cañas más grandes, después que en la edición de 2019 participaran con cañas de 2,40 metros, cuando descubrieron el concurso de las playas tresarroyenses. Para ello tuvieron que ir hasta una obra de construcción donde trabaja uno de sus amigos y pudieron utilizar la soldadora con la que finalmente pudieron construir la herramienta para sostener las cañas en el mar, y que él llama ‘bichero’.

Los haraganes de Carlos Alzogaray

Pero no sería todo. Aún faltaba superar otro problema. Cuando quisieron emprender el viaje una falla con el equipo de gas del auto, los demoró cuando se acercaba la noche del viernes. El viaje de ida comenzó a las 23:15 de esa misma noche. 

Viajando en el Corsa. Alejandro Gareca (de gorro, adelante), José Almaraz (adelante con gorra blanca ), Juan Pablo San Martin (atrás con gorra azul y lentes), Carlos en el medio, y su «hermano» Ismael Calizaya

Lo ocurrido en Claromecó es de dominio público. Sobre el mediodía del domingo, después que “El Paisa” Gustavo Barrionuevo sacudiera la clasificación con una rubia de poco más de 3,4 kg -convirtiéndose en un justo aspirante a ganar el concurso- otro cimbronazo ocurriría en el certamen en la zona de La Virgencita. Carlos había extraído una corvina negra. 
Y además dio el peso. Sin ponerse colorado y con franca humildad rápidamente se hizo cargo de su temprana experiencia en la pesca de mar abierto, al desconocer que había pescado una negra, y que fue avivado por otros pescadores acerca de lo que aún tenía enganchado al anzuelo de su caña.

Llegando a Claromecó, el control que les revisó cada una de sus pertenencias.

El tono amable y educado con el que se comunicó con todo aquel que se le acercó mostró claramente a una persona confiable. Allí se notó la mano de su abuela, quien desde los once meses de vida se hizo cargo de su crianza en su Orán (Salta) natal. Fue la misma mujer que lo hizo terminar sus estudios secundarios y lo llevó a clase de danzas y lo sacó maestro, profesión que ejerció durante años. 

Recién llegados e inscriptos, Fernando Catalano los entrevistó para la RCC, sorprendido por la llegada de los cinco pescadores en el «Corsita»

Conocida la noticia que emocionó a todos, entre la ‘negra’ que volvía al clasificador después de más de una década y sobre todo quién y cómo la pescó; los festejos mostrarían imágenes inéditas. Fueron muchos los que se quedaron a la entrega de premios tan sólo para acompañar su emotiva premiación. Hasta se sacaron selfies al paso y lo abrazaban como a un ídolo. Ocurre que para esto, la comunidad pescadora ya comenzaba a conocer su historia. La misma que se escribió a fuego y quedará en la memoria del histórico concurso. 

En Neuquén 
El WhatsApp de Carlos indicaba que el martes, pasadas las 3 de la mañana, había sido su última vez en línea. En nuestros tiempos puede interpretarse como que no pasó mucho tiempo entre esa hora y el momento en que se durmió. Había llegado después la una de esa misma madrugada, un poco más tarde de lo previsto, porque en el camino de regreso fue reconocido en Bahía Blanca por gente conmovida por su historia y su logro. Ese encuentro inesperado originó la invitación para comer un asado en horas del mediodía, junto a sus amigos, durante el regreso con gloria que primero lo llevó a Neuquén y que terminará en Luján de Cuyo, provincia de Mendoza donde actualmente reside. 

Carlos Alsogaray cuenta como sacó la corvina negra

Para esta altura, la noticia en la región pesquera bonaerense se había desparramado, y no esquivaron la invitación al asado con gente que conmovida por la noticia quiso compartir un momento con él. Salvo que ese tiempo haría que el recibimiento que se le pretendía hacer en San Patricio del Chañar (Neuquén), con vecinos, el intendente y caravana, no pudiera realizarse por la hora en que terminaría llegando. 
Carlos todavía no sale de su asombro. En contacto con él a lo largo de toda la semana desde esta redacción, no dejó se asombrarse por el efecto que le trajo haber extraído ‘un pescado’ que además llegó a la ganchera de las 24 Horas de la Corvina Negra, después de 13 años. 

El domingo del triunfo, cuando los invitaron a pasar la noche en la Colonia de Vacaciones

Haber ganado el premio mayor ya le abrió las puertas para regresar el próximo año. Sería su tercera participación en hilera, después que la primera se produjera en 2019.
La camioneta ya está en Mendoza, donde Lago (Chevrolet) tiene una de sus casas de venta. Pero Carlos tiene en claro que -como muchos otros pescadores a los que le hubiera tocado ganar- no podría mantenerla considerando el valor de su patente, seguro, combustible, siendo él un laburante de escasos ingresos. 

Carlos junto al gomero que le regaló el auxilio cuando se fueron de Claromecó el lunes

Es por eso que ya decidió que se quedará con el valor de la camioneta en efectivo. Y ese dinero ya tiene destino. Compartirá una parte con sus compañeros de viaje, pondrá plata en un fondo para que los ‘Pomelos’ -el grupo de pesca entre amigos- pueda viajar a la próxima edición del concurso, y también quiere comprarse un vehículo con el cual poder llegar por sus medios e incluso traer a su abuela a conocer el mar. 

“Voy a pedir el dinero porque no tengo un trabajo para decir que voy a poder mantener un seguro de una camioneta así”, dijo mientras comenzaba a contar que haría con el premio mayor. 

El recibimiento en Neuquén no fue el esperado por el horario en que llegaron

A lo largo de toda la entrevista, producida durante la semana, Carlos no dejó de agradecer. Desde el trato recibido por la casa de pesca donde le vendieron la carnada, las líneas y donde hasta les dieron consejos de pesca; hasta la gomería que le regaló el auxilio cuando se fueron de Claromecó en la jornada del lunes. Sin poder mencionar su nombre, aludió a Mary Souto (esposa de Carlos Avila) como la mujer que les facilitó el acceso a la Colonia de Vacaciones y hasta las bebidas que se llevaron para el camino. También al Club Cazadores por la cena a la que fueron invitados a compartir la misma noche del domingo. 
Incluso volvieron a sentarse a comer en un local donde pudieron ver el partido del equipo de sus amores, River ante Unión de Santa Fe, donde además de fotos y saludos, tampoco le dejaron pagar su comida. 

Dale campeón

También agradeció el trato y sobre todo el cuidado que el joven cronista de Radio Comunidad Claromecó, Valentino Vitola, tuvo con él desde que anunciaron la captura de la corvina negra, como así también durante la caravana con la que fue recibido como un ídolo en la zona de la entrega de premios. El reconocimiento también fue para la radio, por cuyos micrófonos su historia había comenzado a conocerse desde el sábado, ni bien terminaron de inscribirse en el concurso, algo que también se contó en las páginas de este diario. 

En la premiación, el camino hasta el podio fue una sucesión de abrazos y selfies. Todos querían su foto con Carlos…

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