24|02|20 09:21 hs.
Héctor Pellicciotta se inició en el oficio por curioso. Le encantaba entrar a los talleres y mirar. “Así aprendí, mirando, arranqué a los 17 años y nunca paré. Me metía y miraba. Después empecé a hacer changas para el Vasco Goycoechea, estuvo mucho tiempo en lo de Duhalde también. Entonces uno fue aprendiendo”, cuenta quien desde hace 33 años está al frente, y en soledad, del Taller Avenida, sobre la avenida Caseros.
De los talleres saltó al campo, para darle una mano a su papá tantero, y donde afinó el ojo en todo lo referido a la mecánica de los tractores. “Cuando mi padre faltó decidí volver al pueblo y me metí de empleado en el taller La Reja, que estaba en Caseros, muy cerca de la ruta”.
Dos años duró esa aventura, en la que sumó experiencia vital para decidir independizarse y poner su propio taller.
“Arranqué acá mismo, pero con un galpón chico, después lo fui agrandando”, indica.
El inicio fue de la mano de mecánica de autos, para pasar a lo que fue su especialidad en una primera etapa: los tractores.
“En La Reja había trabajado mucho con tractores, por eso en mi comienzo ese fue el fuerte”, cuenta Héctor, que siempre le apuntó a los motores. “Te armo y desarmo un motor, me meto con la caja, el diferencial… Del resto nada”, aclara.
Los cambios en la producción y el éxodo de los campos impactaron en el volumen de trabajo de Héctor. “El trabajo del tractor se fue achicando, ya dejó de ser lo que era, y entonces empecé con los camiones, que desde hace varios años se transformaron en mi rubro más mi fuerte”, cuenta.
Hasta hace una década, Héctor salía al campo para arreglar los tractores, hoy en cambio “hago los que me traen acá. Ya no salgo más yo. Igual, por lo general me dedico a los camiones”.
Si bien asegura que le encanta armar motores, no tiene problemas en decir que el del mecánico “es un oficio muy ingrato”, dejando en claro que ha tenido muchos sinsabores a lo largo de sus más de cuatro décadas en la actividad.
“Es muy ingrato porque es muy difícil dejar conforme a todo el mundo. Y si después que hiciste el trabajo falla algo, te vienen a reclamar a vos por más que se una cuestión del repuesto. Como el mecánico es el último de la cadena, se la agarran con él cuando muchas veces no tiene nada que ver”, se lamenta.
“Cuando las cosas van bien, sos un dios; ante el primer problema te bajan al infierno. Me ha pasado varias veces y son cosas que te duelen”, agrega.
Para Pellicciotta uno de los grandes problemas que tiene el mecánico es que no hay relación entre el tiempo que le demanda un trabajo y su remuneración. “Muchas veces el trabajo te termina llevando el doble de tiempo que uno pensaba, porque surge algún problema, y eso no se lo podés trasladar al cliente. A veces el trabajo te demanda el doble de tiempo que uno presupuestó y eso no te lo paga nadie”, asegura.
En este sentido, aclara: “Hay gente que te entiende, que se da cuenta el trabajo que vos hacés y que lo hacés con responsabilidad. Pero otros que no. Y eso es lo ingrato”.
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Una fecha establecida en 1947
Hoy se celebra el Día de los Trabajadores Mecánicos, fecha que se estableció a partir de un pedido de reconocimiento realizado el 24 de febrero de 1947.

Es día no laborable y pago para todos los mecánicos
Por entonces, el secretario del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina (SMATA), Adolfo García, realizó una solicitud que fue aceptada por la Secretaría de Trabajo y Previsión de la Nación.
En el mencionado año, la fecha se estableció por primera vez y de manera definitiva como no laborable y pago en todo el país para los trabajadores del gremio automotor, en un acuerdo tripartito entre el gobierno nacional, el sindicato y las empresas automotrices.
Ofrenda floral
Con motivo de la conmemoración, en la mañana de hoy la seccional Tres Arroyos del SMATA colocará una ofrenda floral en el cementerio municipal, para recordar y brindar homenaje a los dirigentes y trabajadores fallecidos. Esta actividad será encabezada por el secretario general Marcelo Segovia.