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Pidieron la elevación a juicio del crimen de la portera tresarroyense

Para el fiscal Leandro Arévalo, a la portera tresarroyense Mirta Zabalegui la mataron entre tres delincuentes. Dos de ellos, ya están formalmente imputados del delito de “homicidio” y el tercero está prófugo.

Así se lo informó el titular de la investigación a LA VOZ DEL PUEBLO, luego que el pasado jueves entregó en el Juzgado de Garantías N°6, a cargo de la doctora Lucrecia Bustos, el respectivo pedido de juicio oral. 
Los imputados son dos sujetos con antecedentes penales por delitos contra la propiedad, Carlos Juárez, de 49 años, y Carlos Oña, de alrededor de 40.
El primero fue detenido a principios de noviembre, casi dos meses después del trágico viernes 6 de septiembre de 2019, cuando la tresarroyense fue asesinada en el departamento donde vivía, en el primero piso de la calle Bolívar 2306. El otro, de manera más reciente. 

“Participaron tres personas en el homicidio y un cuarto que es un encubridor”, dijo el doctor Arévalo, al referirse al contenido de lo que describe como “una causa compleja” de cuatro cuerpos. 

Si bien en principio hubo tres detenidos de nacionalidad peruana, finalmente, sus detenciones se mantienen vigentes en el marco de un delito por tenencia de estupefacientes para comercialización. En ese sentido, la línea de trabajo de la Fiscalía sostiene que los sospechosos “habían hecho una tarea de investigación tendiente conocer la probable existencia de un movimiento de moneda extranjera, ahorro o circunstancia que llamara la atención y perpetraron un robo. El robo se fue de las manos, cuando para lograr la idea de que la víctima cooperara, utilizaron una violencia excesiva y eso derivó en el fallecimiento de la víctima”. 

Cabe recordar que el estado público del interés de la víctima por ahorrar dólares para viajar con sus nietos fue clave en la detonación de un plan ejecutado sobre una estafa que estaba vigente al momento del hecho. 

En ese sentido, Juárez es clave. “Hay un punto de conexión que tiene que ver con la localización. Uno de los imputados (Juárez), es el que llevó a los peruanos a ese edificio. Los peruanos caen subalquilando un departamento, que lo había alquilado él. Éste se hace pasar por un empresario y mantiene diálogo con la portera, a quién le dice ‘ahora van a venir unos empleados míos´, que en realidad no son empleados de él, no tienen nada que ver, sino que él simuló que eran sus empleados para no despertar sospechas en la encargada del edificio mientras le subalquilaba el departamento”, en la Fiscalía creen que, durante esa charla en la puerta del edificio, Juárez se enteró de los ahorros de la tresarroyense. “Él alquiló el departamento por cinco días y, a los peruanos, se los subalquiló por 24 meses. En el medio de esos días ocurre el hecho”, explicó.

La pista reveladora 
El interés por cambiar dólares de Carlos Juárez a través de los peruanos a los que estaba estafando, terminó siendo una pista reveladora en este caso. 
“Cuando lo vamos a buscar al sexto piso, ya no estaba más el imputado. Nosotros fuimos porque entre los vecinos se hablaba de que una persona estaba buscando quien le cambie dólares, y así llegamos a los peruanos, aunque ellos, si bien tenían su cuestión con la venta de estupefacientes, no tenían nada que ver con el homicidio”, describió. 
“Para los peruanos, el tema de cambio de billetes era común, ya que necesitaban hacerlo para enviar dinero a su país. Tenemos vinculación de Juárez con el robo, porque de la nada, él empieza a tomar contacto con el tema del cambio”, agregó.
Según el fiscal, en la vida de Juárez, “la estafa era un plan preestablecido. El robo, surgió medio de repente”, mientras que, el cuarto eslabón de este grupo delictivo, lo compone el encubridor, “la persona que tenía guardada en su domicilio a uno de los autores del hecho”. 
Es ahí donde las conexiones del hampa en la investigación tal vez respeten sus códigos y ellos se lleven algunos detalles, “hay un entramado que muy difícilmente llegaremos a conocer porque forma parte del mundo del hampa, como la utilización de la camioneta de Oña para cometer el hecho o la proximidad de su vivienda con el lugar donde ocurrieron los hechos. Hay conexiones. Es una causa compleja que, se va a poner interesante cuando lleguemos a debate”, aventuró. 
Sobre el cierre, Arévalo dijo que ambos sospechosos aceptaron declarar durante la respectiva indagatoria, donde se encontró con una conocida coincidencia en estos casos, “ellos dicen que la persona que golpeó más fuerte a la portera fue la persona que está prófuga. A partir del ADN puede ser que tengamos alguna información”, concluyó.

  

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