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Tres Arroyos, VIERNES 29.03.2024
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Tinta bajo la piel

El tresarroyense Juan Di Loreto lleva adelante una estricta cuarentena social y obligatoria en el barrio porteño de Belgrano donde vive con su esposa Lucía, una psicóloga uruguaya, y el hijo de ambos –Juani- de tres años de edad. 

Se recibió como licenciado en Ciencias de la Comunicación, en la Universidad de Buenos Aires. Es la carrera que abrazó desde su joven adolescencia, cuando comenzó a leer los textos de un Pagina 12 que asomaba como una voz disonante para la vida política social y cultural del país en los 90’. 
Por esos años en los que leía aquella versión del periódico, en los que incluso no resultaba fácil conseguirlo en Tres Arroyos, comenzó a imaginarse como periodista. Ese objetivo que se trazó mientras admiraba a comunicadores de la época con los que forjaba su propia mirada de la realidad, lo cumplió después de estudiar la carrera en la alta casa de estudios de capital federal. 

Como estudiante, y después como profesional, hizo su búsqueda mientras escribió para todo tipo de publicaciones que asomaran, y a las que sobre todo él quisiera aportarle su colaboración. Hizo trabajos como productor en radio, televisión y hasta dio clases en la facultad de Sociales.
Que periodistas -o comunicadores- logren encontrar el trabajo en su profesión que los haga felices, y que sobre todo les garantice un ingreso que les permita vivir sin preocupaciones -o simplemente llegar a fin de mes- es un arduo camino cuesta arriba en nuestro país. 

Por lo general el trabajo ‘en el medio’ ya sea en la misma capital como en el interior, requiere de -como en muchos oficios- mucho rebusque. Y esa carrera para juntar la plata que permita pagar la comida y el techo, a veces se hace tan larga como imposible ‘picando en muchos lados’. 
Juan transitó esa experiencia. Pero además se formó como bibliotecario. Después de estudiar bibliotecología, y observar el panorama desde otro lugar, pudo encontrar en un solo trabajo cierta tranquilidad económica que sólo como laburante de prensa no podía lograr. 
Actualmente es Jefe de Referencia de la Universidad de Palermo. Allí despliega sus conocimientos como bibliotecario, pero también sus recursos como periodista a la hora por ejemplo de escribir textos académicos.. 

Similitudes 

“Se parecen mucho las profesiones del periodista y el bibliotecario, aunque no parezca. Todo el tiempo la gente nos plantea un problema y tenemos que buscar información, artículos, revistas y libros, y también charlamos con un montón de personas, buscamos fuentes. En eso es súper parecido el trabajo”, observó.
“Lo mejor de la profesión es tratar de encontrar algo”, dijo Juan para sacar a la luz la llama del periodista que aún circula por su torrente sanguíneo y que se funde con la actitud de un inquieto bibliotecario en el que pudo convertirse. 
En la universidad actualmente es el responsable de catalogar los libros y de la comunicación. “Si bien la universidad está cerrada no dejamos de trabajar. Mi vida sigue normal, pero en mi departamento de Belgrano”, explicó. 
En su haber, además de bibliotecario y periodista, ostenta media carrera de filosofía cursada en el Instituto Alicia Moreau de Justo, una herramienta con la que alimenta a sus dos profesiones.
Su formación, además, cuenta con la experiencia de haber sido alumno del reconocido dibujante e historietista tresarroyense Dany Duel. 
Sus recursos de la comunicación y de la expresión artística lo llevaron además a publicar dibujos humorísticos -por ejemplo- en Buenos Aires para una publicación destinada a un público angloparlante. Fue así como en The Argentimes logró instalarse como historietista con “The Sad Clown” (El Payaso Triste), un personaje que logra sostener hoy en sus redes sociales. 
Como @elchara -por el apodo que lleva de chico- se lo puede encontrar en Twitter, donde publica sus propias viñetas. También su trabajo como historietista puede verse por ejemplo en Panamá Revista, una publicación cultural de edición descentralizada. En este espacio publicó recientemente Cuarentena General, un trabajo con el que referenció el 1º de Julio de 1974, con el fallecimiento del General Juan Domingo Perón, y la cuarentena. Lo más reciente tuvo que ver con un dossier sobre el ex Presidente Carlos Menem, que firmó Fernando Rosso, y en el que el tresarroyense aportó la ilustración. 
En su experiencia como periodista recordó su breve paso como productor en Radio Splendid y de la productora Mandarina mientras generaba contenido para El Gourmet, y por ejemplo se ocupaba hasta de comprar “dos kilos de manzanas verdes que den bien en cámara”. 

“Otra cosa” 
Después de repasar los años en los que abrazó la idea de ser periodista, su mirada sobre la profesión fue cambiando. “Ahora es como otra cosa el periodismo. Tenés que responder a alguna afiliación política, así se pierde un poco. No sé si es militante pero es muy sesgado, y en ese sentido soy como muy ‘corea del centro’”, expresó para diferenciarse y ubicarse por fuera de la tan fomentada grieta política y social que rige la vida de nuestro país. 
De todas maneras entiende que “es un facilismo” que un periodista confirme su ideología. “Todo no es simple, todo es muy complejo. Todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas”, dijo en referencia a la modalidad de hacer obvia una identificación. 
También diferenció al periodista “estrella”, de aquel que cultiva un perfil bajo. Afirma que éste otro “es el que mejor labura, no se le conoce el nombre pero se gana la vida. Es el que sale a buscar la historia, no el que copia y pega”, aseguró. 
Despojado de toda presión por los temas de coyuntura, Juan guarda todavía en sus ganas -como comunicador- la idea de contar lo que para él resulta ser lo más importante. 
En este último tiempo conserva el gusto por escribir “esas cosas que tenemos todos los días y que por ahí casi no percibimos. Son cosas que después pasan, cambian, se pierden. Escribir sobre eso hace que uno -en algún punto-las fije”, sostuvo. 
 Lo que finalmente reserva en la mochila que carga como periodista, Juan, son ganas de narrar “las historias que te cuenta la gente de antes”-y agrega que de lo contrario “es como que la memoria se pierde y alguien tiene que hacer ese trabajo”.   
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