Ser accionista de empresas: una muy buena decisión
HABLEMOS DE FINANZAS
Por Agustín Acebo (*)
Durante las próximas semanas, este espacio estará dedicado a conocer en profundidad el funcionamiento de los instrumentos del mercado de capitales, así como a desmontar varios mitos y conceptos erróneos que han surgido en torno a esta herramienta fundamental de financiamiento y crecimiento económico.
En el mercado de capitales encontramos dos actores principales:
empresas o Estados que buscan financiamiento para sus proyectos, e
inversores, es decir, personas que tienen excedentes de dinero y están dispuestas a prestarlo o invertirlo a cambio de una rentabilidad.
Cuando una empresa -por ejemplo, que produce alimentos, tecnología o energía- necesita financiar su expansión o innovación, puede hacerlo emitiendo acciones en lugar de recurrir a un crédito bancario, que suele tener tasas más elevadas. Al financiarse en el mercado, la empresa obtiene recursos a menor costo, lo que le permite fabricar o vender sus productos más eficientemente. Esto no solo beneficia a la empresa, sino también al inversor -que puede obtener una ganancia- y a la sociedad, que accede a bienes y servicios más accesibles o de mejor calidad.
¿Qué es una acción?
Una acción es una parte del capital social de una empresa. Cuando compramos una acción, nos convertimos en copropietarios de esa empresa en la proporción que representa esa acción.
¿Soy dueño de la empresa?
Sí. Al adquirir acciones, pasamos a ser legalmente propietarios parciales de la empresa. Cuantas más acciones tengamos, mayor será nuestra participación.
¿Y qué implica ser dueño?
Como accionistas, tenemos derecho a voto en las asambleas donde se deciden cuestiones clave para la empresa (como elección de directores, fusiones, etc.), y también el derecho a cobrar dividendos, que son distribuciones de ganancias que la empresa reparte entre sus accionistas. Si consideramos que la empresa está mal gestionada, incluso podemos votar por cambios en la dirección.
¿Las acciones son heredables?
Sí, totalmente. Las acciones forman parte del patrimonio personal, por lo tanto, son bienes hereditarios. En caso de fallecimiento, los herederos legales pueden recibir esas acciones. Esto convierte a la inversión en acciones en una interesante herramienta para construir un fondo de retiro o un legado familiar, ya que el capital acumulado puede pasar a la siguiente generación.
¿Qué acciones conviene comprar?
Depende de múltiples factores: la situación económica, el sector de la empresa, tu perfil de riesgo y tus objetivos financieros. Por eso es clave contar con el asesoramiento de un profesional.
No es recomendable invertir todo en una sola empresa (por el riesgo), ni tener un portafolio excesivamente diversificado (porque se diluye el potencial de retorno). Lo ideal es seleccionar empresas con potencial comprobado de crecimiento sostenible. Este análisis debe ser dinámico, ya que lo que hoy es rentable, en unos años podría dejar de serlo. La rotación estratégica de acciones es parte esencial de una inversión responsable.
Para cerrar…
Las acciones son un instrumento de renta variable, lo que significa que su valor puede subir o bajar. Por eso, suelen considerarse más “arriesgadas” para perfiles conservadores. Sin embargo, bien seleccionadas, ofrecen un alto potencial de crecimiento a largo plazo, además de actuar como protección contra la inflación y la pérdida de valor del dinero.
Si elegimos con criterio, no solo podemos ganar dinero a través de los dividendos, sino también ver crecer el valor de nuestras acciones a medida que la empresa se expande y se consolida en el mercado.
Invertir en acciones no solo es apostar al crecimiento personal, sino también al desarrollo económico de empresas que generan empleo, innovación y bienestar colectivo. Y eso, sin dudas, es una muy buena decisión.
Buen domingo y buenas inversiones para todos.
(*) Asesor Financiero (Matrícula CNV N°2227). Instagram: Agustin Acebo Finanzas