Sobrevivieron a la inundación en Cerri y vuelven a empezar en Tres Arroyos
Por Alejandro Vis
Durante alrededor de 12 horas Victoria Doeyo y Raúl Roldos, junto a sus dos hijos, estuvieron sobre la losa de su casa rodeados de agua. Ella es tresarroyense y Raúl de De la Garma. Afrontaron una experiencia extrema y perdieron todos los bienes materiales. El sábado 8, se unieron con familiares en un abrazo conmovedor
Victoria Doeyo y Raúl Roldos, junto a sus hijos Felipe de 12 años y Tiziano de 2, están empezando a rehacer su vida en la casa ubicada en Reconquista 83. “Es de mi tía abuela”, dice ella en la conversación con este diario. El viernes 7 de marzo, perdieron por las inundaciones todos los bienes materiales en la casa que construyeron en General Cerri, donde permanecieron aproximadamente 12 horas sobre la losa hasta ser rescatados. La experiencia fue traumática, por todo lo que les pasó y también debido a lo que vieron.
El sábado 8 a la una de la mañana, llegaron a nuestra ciudad para unirse a familiares en un abrazo esperadísimo. Luego de horas de incertidumbre y angustia. Victoria es de Tres Arroyos y Raúl de De la Garma, localidad en la que también recibieron mucho apoyo.
Esta semana, ellos organizaron colectas destinadas a vecinos de Cerri, un pueblo de poco menos de 9000 habitantes ubicado a 15 kilómetros de Bahía Blanca. Las donaciones fueron llevadas en diversos viajes, oportunidad en la cual pudieron observar cómo se encuentra la vivienda una vez que bajó el nivel del agua. Y continúan con la recepción de elementos, con la finalidad de sumar una ayuda indispensable para quienes se quedaron prácticamente sin nada.
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La casa en Cerri fue consecuencia de años de esfuerzo. Alquilaban una propiedad en Bahía Blanca y anhelaban contar con un techo propio. El temporal violento que tuvo lugar el sábado 16 de diciembre de 2023 provocó daños de consideración y postergó la mudanza. No fue el único contratiempo.
Hicieron la obra a través del programa Procrear y cuentan que “el primer albañil nos dijo que el trabajo era ‘llave en mano’”. Esto no ocurrió y entonces “seguimos remando como pudimos. Logramos instalarnos hace cuatro meses”.
No alcanzaron a terminar la construcción de manera íntegra, porque “faltaba el durlock, parte del revoque. Queríamos hacer una habitación arriba para nosotros, no llegamos, en ese sector estaban las paredes y teníamos que colocar también el piso. La parte de abajo sí estaba terminada y al encontrarnos ya dentro de la casa, es más fácil invertir en lo que restaba completar”.
Raúl expresa que “no es solamente lo material. Empezaremos de nuevo, como lo hicimos en su momento. Durante años juntamos materiales para tener nuestro hogar, disponer de un terreno. Lo que hace cada familia para generar su lugar y cuando se logra, es todo felicidad”.
En su descripción de las distintas etapas, recuerda que “tuvimos problemas con el tema de la construcción, de los albañiles. Le metimos igual, llegamos como pudimos hasta arriba. El temporal de diciembre de 2023 nos bajó la mitad de la casa, Reiniciamos los trabajos, avanzamos, conseguimos mudarnos y ahora nos pasa la inundación”.
Pese a las adversidades, agradecen por la vida de sus hijos y de ellos. Están bien, de pie, pudieron superar una situación extrema, de altísimo riesgo.
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Lo más duro consistió en percibir que sus hijos corrían peligro. “Fue desesperante -subraya Raúl-. Sinceramente, pensé que nos llevaba la marea. Al ver que todo era tan complicado, estableces como prioridad la vida de tus hijos. El agua empezó a subir y venía con mucha fuerza”.
Victoria puntualiza que “permanecimos en la losa, que gracias a Dios la tenemos”. Raúl recuerda que “reventó una ventana lateral por la presión del agua y le dije a ella andá hacia arriba con los nenes. Yo no alcancé a acompañarlos enseguida, la corriente me empezó a pegar por todos lados, hasta que me agarré de la heladera y pude luego subir la escalera”.
En este sentido, sostiene que sintieron “un susto terrible, porque sinceramente creí que nos tragaba el mar. Tenemos una casa de 2,80 metros, el agua estaba a 2,30 de altura y quedaban dos horas más para que ascienda la marea”.
Se ubicaron sobre la losa alrededor de las nueve de la mañana, pero habían despertado horas antes. “La verdad, como nos falta el durlock, ya sabíamos que ciertas goteras podíamos tener porque se esperaba una tormenta. Nos levantamos a las cinco de la mañana,, para cubrirnos de esas goteras. Pero hay gente que estaba durmiendo, habían suspendido las clases, los tomó en forma totalmente imprevista”, dice Victoria.
Cuando se produjo la emergencia, no tuvieron tiempo de llevar comida. Solo agua y tomaron la azucarera: ”Yo le daba al bebé agua con azúcar, era poquito. El nene más grande no quiso tomar nada para que le quede al hermano. Por las dudas, no sabíamos cuando nos iban a rescatar”.
La mamá llegó a agarrar las camperitas, al hijo mayor le colocaron “dos flota flota” y el papá “enganchó un pallet, para hacer una especie de balcita. Para el más chiquito, lo único que se me ocurría, que pensaba, era cortar el tanque de agua de 800 litros, tenía un cuchillo que uso para la pesca”.
El arribo violento del agua se produjo de manera repentina. “Fueron segundos, no dejó reacción -agrega-. Estuvimos parados en la parte más alta de la casa desde las 9, todo el día”. En el atardecer, en una lancha “con un bombero voluntario y otros dos bomberos de reserva” los llevaron hacia la ruta de entrada a Cerri, que estaba cubierta por más de un metro de agua.
Raúl comenta que “a una casita prefabricada llegaron dos familiares de una chica en kayak. Vivían en Bordeu, lograron comunicarse”. Victoria menciona que “para los restantes rescates, solamente estaba la lancha. Había nenes de vecinos en el techo, en peores circunstancias que nosotros”.
Una vez que los dejaron en la ruta, debieron caminar “tres o cuatro cuadras hacia una iglesia, donde se encontraban los evacuados -explica Victoria-. Después vimos un camión, con muchas personas arriba, me vinieron a la mente imágenes de cuando rescataron a judíos en la Segunda Guerra Mundial; donde hay un lugar te ubicas, subimos y nos llevaron a Bahía Blanca. Pudimos salir y trasladarnos finalmente a Tres Arroyos, llegamos a la una de la mañana del sábado 8”:
Entonces se unieron con familiares en un abrazo “mega esperado”. Como muy bien indica un video familiar, se trata de “los abrazos que sí pudieron ser”.
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Con impotencia y dolor, cuentan que “vimos caer a nuestros vecinos al agua, un nene y una pareja”. Raúl puntualiza que “el chiquito se cayó del techo y el instinto del padre es tratar de rescatarlo”.
Por entonces, llovía torrencialmente. Victoria afirma que “los vimos clarito, expliqué después donde se habían caído por si alguien los veía o intentaba algo para ayudarlos, pero no había absolutamente nadie. Dijimos Dios quiera se enganchen de algo, pasando cien metros, hay una cancha, ojalá estén sobre alguna estructura. Pero no, al otro día un vecino vio a las personas fallecidas”.
El trato era habitual con ellos, en una comunidad chica y entre vecinos se conocen, conversan: “El día anterior habíamos charlado, les pedimos una carretilla prestada, como no hay asfalto, teníamos que realizar unos trabajos en la tierra”.
No pudieron hacer nada, porque “la casa de los vecinos está del otro lado de la calle. Junto con el agua pasaban troncos, pallets, maderas, chapas, era descomunal la fuerza que alcanzó. Cuando nos enteramos que habían llovido cerca de 400 milímetros no lo podemos creer”.
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Agradecen a la familia, a los amigos, a cada uno que se preocupó y estuvo pendiente: “Mi hermana me decía Vicky mándame videos por favor de donde están, porque la mayoría no conoce Cerri”. Así lo hizo, si bien la señal era muy escasa o nula, además debían cuidar las baterías porque “si llegaba la noche, teníamos que alumbrarnos con algo”.
Tomaron la decisión de rehacer su vida en Tres Arroyos. Con emoción, Raúl destaca la actitud “en el ámbito de la pesca y también del fútbol en De la Garma. Se hizo una movida grande. Agradezco a los clubes, a los pescadores de De la Garma y toda una amplia región. Nos brindan apoyo”:
La voz de Victoria refleja que está conmovida cuando da a conocer que “mi nene pudo ingresar el miércoles en la Escuela Media, le dieron un recibimiento espectacular. Es la alegría de cada padre. Hizo tres amiguitos, estaba contento, deja sus amigos en Cerri, le escriben. Le digo que no mire tanto porque ahora está todo en las redes sociales y para nosotros ha sido shockeante”.
Con el más pequeño, “intenté sacar fuerzas de donde no tenía para que no se asustara. Tratamos en todo momento de contenerlo”.
Raúl trabaja en una empresa de Bahía Blanca y está evaluando cómo resolver su futuro laboral. Se van reorganizando día a día, ha pasado solamente poco más de una semana desde que partieron de Cerri y necesitarán tiempo. Son los pasos iniciales para volver a empezar.
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La ayuda directa a “lo que era nuestro pueblo”
Victoria y Raúl están recibiendo donaciones para vecinos de Cerri. “En un grupo que tenemos nos dijeron por favor no manden cosas solo a los evacuados, porque a nosotros no nos llega nada. Mis vecinos, que es como una zona de quintas, necesitan. Entonces pensamos ¿cómo vamos a ir hasta allá para ver cómo quedó la casa sin llevar algo?”, indica Victoria.
En la semana realizaron viajes y además buscaron coordinar con otras personas que se dirigieran hacia Cerri para hacer llegar estos aportes. “Llevamos frazadas, colchones. Mandaron un montón de ropa, zapatillas, abrigo para los chicos y personas mayores”, comenta.
La mayor necesidad en esta instancia es “la parte de higiene, lavandina, detergente, porque se fue el agua y quedaron 20 centímetros de barro dentro de las casas. Es agua que vino de la ría, del mar, del arroyo, de las cloacas. Se mezcló todo”.
También hacen falta alimentos “porque no tienen como cocinar, no poseen luz. Les vienen bien las velas y siguen pidiendo frazadas”.
Solicitan que quien pueda colaborar con el transporte, se acerque a Reconquista 83. “Hay colectas que son para Bahía Blanca, nosotros tratamos de llegar a lo que era nuestro pueblo y nuestros vecinos”, concluyen.
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