Cuando allá por mitad de temporada, las Mayores se presentaron en el Moto Club para disputar la cuarta fecha, al público le llamó la atención ver un Mar y Sierras B, el Chevrolet Nº 43, luciendo en su parabrisas el nombre “La Pampa”. Este asombro se prolongó por las pistas de Pigüé, San Cayetano y otra vez en Tres Arroyos. Entendiendo ya que era un proyecto serio, con la firme idea de continuidad en este automovilismo de la FRAD Nº3 del Sudeste, y con una evolución lógico en la categoría, tras la clasificación de la víspera que lo tuvo a Lucas Peña en el puesto 18, a 802/1000 de Reynosa, nos acercamos a su box para que nos contara todo lo que lo movilizó para ser parte de este campeonato; y a modo de una “bienvenida amena”, Lucas confesó entre risas que “mi papá Javier dice que en Santa Rosa no hay psicólogos”. Pero de inmediato, con una gran amabilidad y sumo respeto, Peña, un joven ferviente apasionado del automovilismo de 30 años, detalló: “Allá tuvimos la suerte de andar siempre muy bien en el TC Pampeano; eso nos había dinamitado un poco el entusiasmo. Pero en una carrera donde me enfrenté directamente con Matías Baños, con quien somos amigos desde hace muchos años, y tuve la suerte de ganarle, me desafío al decirme ‘vos tenés que ir a correr allá, tenés que correr con los mejores’. Y acá estamos, en 3 meses cambiamos el auto, llevamos el chasis y motor a este reglamento y acá nos ven”, acotó el piloto que a los 3 años se subió por primera vez a un karting. “Pero paré porque no me iba bien en el colegio… Y volví de grande con la intención de disfrutar esto que tanto nos gusta. Nunca pude hacer un año completo, en ninguna categoría, pero hemos tenido la suerte de ganar varias carreras y compartir con mi papá todo; él me hace el motor completo y los amortiguadores, yo me dedico al chasis. Este auto (muy particular y lindo por cierto) lo hicimos todo nosotros, hasta el ploteo es obra mía; lo único que no hago es la caja que me la hace mi gran amigo Lucas Aberco”.
Su voz cambia de sonido como un motor al entrar a una curva. La emoción lo desborda. “Somos unos apasionados y la vida se pasa muy rápida, por lo que entendemos que debemos disfrutar lo que amamos; mi mejor amigo está cuadripléjico (acota con una voz entrecortada y sus ojos brillosos) así que yo vivo lo más rápido que puedo, acá estoy con mi papá y este otro amigo que hace 500 kilómetros para estar conmigo unas horas. Nada más que eso…”
Para Peña, la pasión domina cualquier razón. “No me importan los resultados, pero ya que me preguntas te digo que bien. Estamos en mitad del pelotón y no está mal para nosotros; nos faltan 300 vueltas de motor al final de la recta, pero nos vamos desarrollando como podemos. No tenemos banco, lo probamos en la ruta cuando la policía de allá nos deja. Yo estoy contento con todo, si mañana (por hoy) puedo ver la bandera a cuadros será fantástico; si puedo pelear algo y el domingo llego bien a mi casa te diré ‘estoy hecho’”, confesó.
Sobre la invitación de Matías Baños y lo que se encontró, Lucas destacó. “El me enseñó muchísimo de todo. Acá hay un gran nivel de autos y de pilotos; el nivel de fabricación es increíble. Le estamos corriendo a los mejores; ya pensamos en lo que podamos hacer el año que viene, porque ahora estamos con 40 kilos de lastre por haber arrancado tarde el campeonato. Por eso en 2025 esperamos estar un poquito mejor; estamos muy contentos de la decisión que tomamos de venir a Mar y Sierras B. Sólo me queda agradecerle a mi papá, a Martín De Francesco, a toda la categoría. Hay mucha gente que me ayuda permanentemente, y no es fácil que se lo trate así a un desconocido, lo cual habla muy bien de este ambiente que se vive en esta zona” acotó Lucas otra vez fuertemente emocionado.